
El Gobierno oficializó, mediante el Decreto Supremo N° 014-2025-MIDAGRI, la restauración ecológica de la cuenca del río Rímac como un asunto de interés nacional y necesidad pública. La Autoridad Nacional del Agua (ANA) será la entidad responsable de liderar este plan, que ya ha sido calificado como el primero de su magnitud en el país.
“No podemos como Autoridad Nacional del Agua seguir permitiendo que este río siga contaminado”, afirmó José Musayón, jefe de la ANA, al referirse a la situación actual del conocido “río hablador”. Además, destacó que esta es la primera vez que se coordina un trabajo articulado con más de 26 municipalidades, tres gobiernos regionales y sectores clave como Energía y Minas, Vivienda, Producción, Ambiente y el propio Midagri.
La cuenca del río Rímac abastece de agua a Lima y Callao, impactando directamente a más de 11 millones de personas. Además, cumple un rol fundamental en las actividades agrícolas, pecuarias, industriales y de generación eléctrica en la región.

Ejes del plan: recuperación, infraestructura y gestión sostenible
El plan maestro contempla la recuperación de ambas márgenes del río, con intervenciones dirigidas a detener las fuentes de contaminación provocadas por residuos sólidos y desmontes arrojados de manera informal.
“Se recuperarán ambas márgenes de este río, lo que permitirá detener el foco contaminante”, señaló Musayón, quien precisó que se contemplan obras de infraestructura hídrica, tratamiento de aguas residuales, represas, alcantarillado y creación de centros recreacionales en zonas estratégicas.
Uno de los objetivos principales es garantizar el acceso sostenible al agua para la agricultura. Según cifras del MIDAGRI, en la cuenca del Rímac se registran más de 77 mil productores pecuarios y 6,200 agricultores, con una importante participación femenina (41 %). Esta producción abarca desde cultivos altoandinos como papa y maíz hasta frutas como chirimoya, palta, mango y lúcuma.
El plan también busca fortalecer la seguridad hídrica frente a desafíos como la contaminación minera —proveniente de unidades como Alpayana, Doña Gloria o Nexa Cajamarquilla— y el crecimiento urbano desordenado que presiona sobre los cauces del río.

Impacto social, ambiental y económico
Además de sus implicancias ecológicas, la iniciativa trae consigo impactos en la seguridad ciudadana y el desarrollo urbano. La recuperación de kilómetros de fajas marginales que hoy están abandonadas permitirá reducir los niveles de criminalidad en zonas colindantes.
El componente turístico y recreacional también ha sido considerado. Con la creación de alamedas y espacios de esparcimiento, el plan busca no solo recuperar el entorno ecológico, sino dinamizar la economía local, generar empleos y revalorizar zonas aledañas.
Musayón explicó que la base del trabajo será la coordinación multisectorial, a fin de evitar duplicidad de acciones y asegurar la implementación efectiva del plan. La meta es ambiciosa: lograr un río Rímac limpio, funcional y sostenible en menos de diez años, emulando casos internacionales como el río Mapocho en Chile o el Manzanares en España.
El objetivo es que en menos de 10 años se contará con un río Rímac limpio y accesible, sostuvieron desde el ANA al señalar que el proyecto busca integrar el desarrollo urbano de Lima con un uso sostenible del agua.



