
Un profundo silencio se apoderó del barrio Nicaragua, en el balneario de Máncora, región Piura, luego de que un niño de apenas 8 años perdiera la vida en circunstancias que aún no han sido esclarecidas. El menor fue encontrado con una vara de madera incrustada en el cuello, a escasos metros de la vivienda donde residía bajo el cuidado de su abuela. Su madre, según vecinos, se encontraba trabajando fuera de la región, por lo que el niño era criado en este lugar desde hace varios años.
El hecho ocurrió en la mañana, cuando una vecina del sector, identificada con las iniciales G. G. T. L., notó la presencia del menor gravemente herido y dio aviso inmediato a la señora Laura Farfán, reconocida artesana local y abuela del pequeño. En un desesperado intento por auxiliarlo, la mujer retiró la vara de la herida, lo que habría provocado una hemorragia masiva. El menor fue trasladado de urgencia a una clínica local y posteriormente derivado a Zorritos; sin embargo, no logró llegar con vida al Hospital Regional “José Alfredo Mendoza Olavarría” (JAMO) de Tumbes.
Investigación policial y conmoción en la comunidad

De acuerdo con las primeras informaciones, el hallazgo se produjo a pocos metros de la vivienda familiar, en una zona conocida por ser tranquila y frecuentada por vecinos y niños del sector. La rápida intervención de la comunidad no fue suficiente para salvarlo, y ahora las autoridades buscan determinar si la herida fue producto de un accidente o si existió la participación de terceros.
Efectivos de la Policía Nacional del Perú (PNP) llegaron al lugar para realizar las primeras diligencias y recoger testimonios que permitan reconstruir lo sucedido. También se espera la llegada de peritos especializados para analizar el escenario y obtener pistas que aclaren las circunstancias de este caso.
Vecinos y familiares permanecen en estado de consternación. Algunos relatan que el menor era conocido por su carácter alegre y por ayudar a su abuela en pequeños encargos domésticos. La noticia de su muerte ha recorrido rápidamente todo Máncora, generando muestras de apoyo y solidaridad hacia la familia, pero también una fuerte demanda para que se esclarezca lo ocurrido cuanto antes. En tanto, la Policía ha exhortado a la población a colaborar con cualquier información que pueda ser relevante para la investigación.
Primeros auxilios: qué hacer ante una cortadura o herida penetrante

Las cortaduras o laceraciones son rupturas en la piel que pueden ser superficiales o profundas, con bordes lisos o irregulares. En los casos más graves, pueden afectar tendones, músculos, ligamentos, nervios e incluso el hueso. Por otro lado, las heridas por punción ocurren cuando un objeto puntiagudo —como un clavo, cuchillo o diente— penetra la piel. Aunque a veces parecen menores, pueden alcanzar capas profundas y generar complicaciones. Los síntomas más comunes incluyen sangrado, dolor, pérdida de sensibilidad o problemas de movimiento en la zona afectada, así como riesgo de infección, especialmente en mordeduras, heridas sucias, punciones o lesiones que no se atienden rápidamente.
En lesiones leves, una atención rápida puede prevenir infecciones y acelerar la recuperación. El primer paso es lavarse bien las manos antes de tocar la herida. En cortaduras, se recomienda limpiar la zona con agua y jabón suave, detener el sangrado aplicando presión directa y cubrirla con un vendaje limpio tras aplicar un ungüento antibacteriano. En punciones, se debe enjuagar la herida al menos 5 minutos con agua corriente, revisar si hay objetos incrustados y, de encontrarlos, no retirarlos por cuenta propia. También se aplica un antibiótico tópico y se cubre con un apósito estéril.
Es fundamental acudir a un profesional si la herida es profunda, afecta el rostro, llega al hueso, no deja de sangrar después de 10 minutos de presión, presenta objetos incrustados o muestra signos de infección como enrojecimiento, hinchazón, calor, pus o fiebre. También se debe buscar ayuda tras mordeduras, pisar un clavo o lesiones con objetos oxidados, especialmente si no se cuenta con una vacuna antitetánica actualizada (cada 10 años). Para prevenir este tipo de lesiones, se aconseja mantener los objetos cortantes y peligrosos fuera del alcance de los niños, y enseñarles su uso seguro cuando tengan la edad adecuada.


