El superalimento milenario que combate la desnutrición: Perú revela 150 variedades de yuca con alto contenido de hierro

Estudio respaldado por el Ministerio del Ambiente y el IIAP destaca el valor nutricional de la yuca, su uso medicinal en comunidades indígenas y su potencial para enfrentar la anemia y el cambio climático

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El consumo regular de este
El consumo regular de este tubérculo aporta carbohidratos complejos que favorecen un control sostenido del azúcar, siendo una alternativa saludable para personas con resistencia a la insulina o diabetes, según estudios recientes (Freepik)

El Perú ha sido identificado como el punto de partida de la yuca, un tubérculo cultivado desde hace más de 9 mil años en la Amazonía. Este cultivo ancestral, originario de la cuenca de los ríos Napo y Putumayo, no solo ha sido parte esencial de la alimentación de pueblos originarios, sino que también es considerado una pieza clave para fortalecer la seguridad alimentaria del país. Su importancia ha trascendido fronteras y actualmente forma parte fundamental de la dieta en otros continentes como África.

Un estudio impulsado por el Ministerio del Ambiente (Minam), en colaboración con el Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), identificó 150 variedades de yuca presentes en el territorio nacional. El informe, titulado Línea de base de la diversidad de la yuca peruana con fines de bioseguridad, ha sido publicado como libro y representa un avance en el conocimiento y conservación de los recursos genéticos del país.

Diversidad y expansión de la yuca peruana

La investigación confirmó que la yuca cultivada en el Perú pertenece a la especie Manihot esculenta, de la cual se hallaron múltiples variantes, además de especies silvestres como Manihot brachyloba, Manihot peruviana, Manihot anómala subsp. pavoniana y Manihot leptophylla. Estas últimas no solo poseen valor ecológico, sino también propiedades medicinales reconocidas por comunidades indígenas.

La fibra y el almidón
La fibra y el almidón resistente de la yuca estimulan el tránsito intestinal y nutren la microbiota, contribuyendo a una mejor absorción de nutrientes y fortalecimiento de las defensas, según investigaciones recientes (Freepik)

Según Dennis Del Castillo Torres, responsable del Programa Bosques y Manejo de Cultivos del IIAP, la yuca peruana fue el punto de partida para su expansión a otros países como Brasil y más adelante a África, donde actualmente es uno de los alimentos más consumidos. En entrevista con la Agencia Andina, el especialista explicó que la presencia de yuca está documentada desde tiempos preincaicos, en ceramios, tumbas y restos arqueológicos de culturas como Caral, Paracas y Mochica.

Un alimento clave en la lucha contra la anemia

El estudio reveló que de las 150 variedades identificadas, solo unas 10 se consumen de forma regular, principalmente en zonas rurales de departamentos amazónicos. Del Castillo señaló que la yuca destaca por su contenido de carbohidratos, vitaminas A y del complejo B, así como minerales esenciales como el hierro. Este último componente convierte a la yuca en un alimento con alto potencial para enfrentar la anemia y la desnutrición.

Además de la raíz, las hojas de la planta también concentran una cantidad significativa de hierro y proteínas. Por esta razón, Del Castillo las comparó con una “espinaca amazónica”. No obstante, su consumo es casi inexistente en zonas urbanas. Solo algunas comunidades indígenas de Loreto las incluyen actualmente en su dieta. El experto indicó que en países africanos, donde vivió una década, la hoja de yuca se utiliza con frecuencia en diversas preparaciones. En el Perú, antiguamente se consumía en San Martín.

Su capacidad para reducir el
Su capacidad para reducir el colesterol, reforzar defensas y cuidar el intestino posiciona a la yuca como una opción accesible y poderosa en cualquier menú saludable. (Freepik)

Bioseguridad y adaptación climática

El proceso de investigación, iniciado en 2018, permitió identificar 237 distritos en 58 provincias de 15 regiones del país donde se cultiva yuca y crecen especies silvestres relacionadas. El trabajo técnico incluyó encuestas y grupos focales con más de 500 agricultores y agricultoras, quienes brindaron información clave sobre las variedades y el manejo de este cultivo. El estudio fue elaborado durante 510 días y culminó en 2020, pero su publicación final se concretó recién en 2024.

Del Castillo resaltó que la diversidad genética de la yuca permitirá seleccionar variedades más resistentes frente al cambio climático. Existen tipos de yuca que pueden cosecharse a los tres, nueve o doce meses, e incluso variedades que no generan raíz, pero sí hojas comestibles. Por ello, recomendó no promover una agricultura masiva, sino fortalecer las prácticas de cultivo en pequeñas parcelas, como se hace en comunidades amazónicas que disponen de este alimento durante todo el año.

Precauciones para su consumo y valor cultural

El investigador del IIAP explicó que, pese a sus beneficios, la yuca debe ser hervida o cocida antes de ser ingerida para eliminar el ácido cianhídrico, un compuesto tóxico presente en toda la planta, sobre todo en la cáscara. Este químico, si no es tratado con calor, puede causar intoxicación severa e incluso la muerte. Por eso, su preparación adecuada es indispensable tanto para el consumo humano como para su uso en la alimentación animal.

Del Castillo también destacó que el cultivo de la yuca está profundamente ligado a la identidad de muchas comunidades del país. “Para muchas poblaciones amazónicas, la yuca es lo que la papa representa para los Andes”, declaró a Andina. El estudio no solo aporta información científica útil para políticas públicas en agricultura y bioseguridad, sino que también revalora el rol cultural y ancestral de este alimento, que ha acompañado al Perú desde hace milenios.