
El bailarín húngaro Vajda Zoltan Attila, identificado en el mundo circense como ‘Tyler’, abandonó el Perú luego de ser condenado a dos años y seis meses de prisión preventiva por el delito de tocamientos indebidos en agravio de la modelo Korina Rivadeneira. Según su defensa legal, la salida se realizó conforme a la ley, tras un acuerdo de terminación anticipada que permitió condiciones alternativas al encierro y sin impedimento de salir del país.
El abogado Álvaro Barnechea, defensor de ‘Tyler’, explicó que el acuerdo judicial firmado con la Fiscalía incluyó la posibilidad de que el condenado cumpla con su régimen de controles biométricos desde su país de origen, Hungría, y por medio del consulado en Budapest. Añadió que dentro de este convenio no se debatió ni dispuso una medida de impedimento de salida ni otras restricciones al viaje.
“Parte del acuerdo es que él pueda firmar desde Budapest, desde su país de origen, a través del consulado e informar sus actividades. Él tuvo que pasar un control en Migraciones y siempre mantuvimos comunicación con el Ministerio Público y el Poder Judicial. Como no han dispuesto medidas restrictivas y no existía notificación sobre algún impedimento, se aseguró que no había obstáculo para que mi defendido saliera del país”, detalló Barnechea a Canal N.
El caso se conoció a raíz de un espectáculo circense en Lima, donde la artista Korina Rivadeneira denunció que fue víctima de tocamientos por parte del bailarín, situación que quedó registrada en video y se viralizó en redes sociales. Las imágenes y el testimonio motivaron que la Fiscalía abriera una investigación en flagrancia. En el proceso judicial, Vajda Zoltan Attila admitió su responsabilidad frente al Ministerio Público y se acogió a la terminación anticipada. Esta figura legal implica reconocimiento de culpabilidad a cambio de una reducción de la pena, lo que evitó que la condena llegara al máximo y permitió una aplicación de prisión suspendida.
Durante el proceso, la Fiscalía detalló que el bailarín aceptó que conocía que tales actos son considerados delito en Perú, aunque pensó que en el contexto del espectáculo no tendrían carácter penal. La investigación incluyó una pericia psicológica al sentenciado, la cual concluyó que presenta “rasgos narcisistas e inestables, baja tolerancia a la frustración y cambios de humor constantes”. Estos factores, según el documento, habrían influido en su comportamiento impulsivo y en la baja percepción de las consecuencias legales de sus actos.
“Al ser preguntado si tenía conocimiento de que tocar las partes íntimas de una persona constituye un delito, señaló que sí, que tiene conocimiento de ello, pero como se trataba de un espectáculo ahí no sería, según su declaración, un delito”, aseveró la fiscal.
En su intervención, el condenado pidió perdón a la denunciante y su familia. “(Vajda Zoltan Attila) Señala que este incidente ha sido una situación desafortunada y pide perdón a la persona y su familia. Quiere señalar que nunca tuvo la intención de agredir a la persona de manera indebida, que eso fue parte del baile, que lamenta mucho lo sucedido, que sí efectivamente tocó donde no debía que tocar“, resumió la representante del Ministerio Público.