Desde el comienzo del gobierno de Dina Boluarte, el 7 de diciembre de 2022, en Perú se reportaron 4.902 homicidios, según datos oficiales del Sistema Nacional de Defunciones (SINADEF) hasta el 21 de julio de 2025. La gestión de Boluarte se convirtió en la administración con el mayor número de homicidios registrados en la historia moderna del país, con un promedio diario de 5.1 asesinatos.
El ingeniero y analista de datos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), Juan Carbajal, explicó a Buenos Días Perú: “Desde el inicio de este gobierno hasta la fecha, se han registrado cerca de 5.000 homicidios. Si la tendencia se mantiene en los próximos meses, 2024 cerraría con un nuevo récord, superado incluso en 2025 si no se implementan medidas efectivas”.
Estas cifras alarmantes reflejan una espiral de violencia que impacta de forma directa en la vida cotidiana de los peruanos, quienes ven cómo la criminalidad se instala en todos los ámbitos y horarios.

El miedo se afianza en la vida diaria
La percepción de inseguridad se multiplicó en todo el país. Ciudadanos entrevistados por el noticiero Buenos Días Perú manifestaron su preocupación. Una vecina resumió el sentir general: “No se puede estar tranquilo ni en la calle ni en el micro. Miedo siempre, porque ya han matado a varios transportistas. Uno va con temor”.
Las actividades cotidianas, como ir al mercado o utilizar el transporte público, convirtieron a muchas personas en potenciales víctimas de la violencia y extorsiones. Otro ciudadano relató: “Yo llevo un silbato para alertar si alguien quiere asaltar. Es una medida desesperada, pero ante la falta de protección del Estado, no queda otra”.
Casi todos los testimonios recogidos aluden a la sensación de desprotección y al crecimiento del temor social. “Ningún peruano quiere vivir así, queremos sentirnos protegidos, pero el gobierno no nos cuida”, subrayó una entrevistada.
Impacto psicológico ante la ola de violencia
La inseguridad también tiene consecuencias sobre la salud mental de la población. El psicólogo social Jorge Yamamoto expuso que las reacciones ante este contexto son diversas, predominando el miedo, la ansiedad y la adaptación resignada: “Frente a tanta dificultad, uno desarrolla ansiedad. Para muchos, lo lógico es salir menos, y cuando se debe salir, el miedo acompaña. Esa ansiedad afecta la salud mental y el bienestar”.
Yamamoto explicó que algunos grupos buscan adaptarse para reducir la ansiedad, pero advirtió que esta estrategia puede limitar la capacidad de enfrentar futuras amenazas. “Ser consciente de los riesgos y saber cómo actuar ayuda, pero también genera una convivencia forzada con la incertidumbre”.

La violencia y la ausencia del Estado
La criminalidad organizada ha instalado su control sobre amplios sectores de la vida en Perú. Según los testimonios y análisis, los ciudadanos perciben que el Estado no responde con medidas contundentes. Mientras la sociedad busca adaptarse y protegerse por sus propios medios, se normaliza la presencia permanente del peligro en la rutina diaria.
La proximidad de las fiestas patrias encuentra a la ciudadanía sumida en la preocupación y la incertidumbre. Restando apenas un año para la finalización del mandato de Dina Boluarte, el principal reto sigue siendo la recuperación de la seguridad y el restablecimiento de la confianza en las instituciones encargadas de proteger a la población.