La ciudadela inca de Machu Picchu, principal atractivo turístico del país y Patrimonio Mundial de la Humanidad, mantendrá su aforo máximo diario de 5.600 personas al menos hasta el año 2026, según anunció el Ministerio de Cultura.
Esta decisión se toma mientras se realiza un nuevo estudio técnico de capacidad de carga, que, según la viceministra de Patrimonio Cultural e Industrias Culturales, Moira Novoa, permitiría actualizar los criterios para definir cuántos visitantes puede recibir el sitio sin afectar su conservación.
“Estamos trabajando para hacer el estudio de la capacidad, porque desde el año pasado se han implementado rutas nuevas, cosa que años atrás no había”, declaró Novoa a Canal N. Añadió que este análisis técnico será desarrollado en conjunto con el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur) y sus resultados se socializarán recién en 2026.
Mientras tanto, el número de ingresos diarios seguirá siendo el mismo que se estableció de forma extraordinaria en julio de 2023, cuando se incrementó temporalmente el límite de 3.800 a 5.600 personas como parte de un ajuste de temporada alta. Aunque la medida fue celebrada en su momento por sectores económicos del Cusco, hoy enfrenta fuertes cuestionamientos por parte de gremios turísticos y operadores que denuncian una gestión desordenada del acceso, largas esperas y presuntas irregularidades en la venta de entradas.

Venta presencial continuará
A pesar de las denuncias, el Ministerio de Cultura ha confirmado que la venta presencial de boletos se mantendrá, aunque con nuevos ajustes. La viceministra Moira Novoa indicó que se implementará un sistema de información en tiempo real, para que los interesados puedan verificar la disponibilidad de entradas antes de acudir a los puntos de venta.
El 10 de julio, el Mincul presentará un nuevo protocolo de venta, con el objetivo de mejorar la gestión y evitar que se repitan los episodios de caos vividos en las últimas semanas. Sin embargo, no se ha precisado si este protocolo incluirá sanciones contra funcionarios que incurran en irregularidades, ni cómo se controlará la reventa ilegal.
Por otro lado, la funcionaria aseguró que la conservación de Machu Picchu no ha recibido observaciones por parte de la Unesco, y que el valor patrimonial del sitio permanece intacto. “Nosotros tenemos la responsabilidad y la función de preservar nuestra maravilla del mundo”, declaró.
Mientras tanto, operadores, turistas y ciudadanos del Cusco esperan respuestas más estructurales. Aunque el aforo se mantendrá hasta 2026, la demanda por un cambio de modelo de gestión es cada vez más urgente. Machu Picchu no solo es el símbolo del Perú en el mundo, sino también el reflejo de cuán preparados estamos para preservar lo que más valoramos.
Denuncian colas, caos y mafia de boletos
El aviso del Mincul llega en un contexto crítico. Desde hace semanas, el acceso a Machu Picchu ha estado marcado por colas interminables, frustración de turistas y denuncias sobre mafias organizadas que lucran con boletos falsos o revendidos fuera de los canales oficiales.
La venta presencial, reinstaurada por el Gobierno como parte de una política de “democratización del turismo”, ha sido duramente cuestionada por generar caos y manipulación de la oferta.
“El problema no es el aforo, es la gestión”, declaró recientemente José Fernando Santoyo Vargas, presidente de la Cámara de Turismo, Comercio, Industria y Producción del Cusco. El gremio que lidera ha pedido incluso que se declare Machu Picchu en emergencia, al considerar que el sitio se encuentra al borde del colapso operativo.
“Esa decisión populista de dar boletos de venta presencial ha generado colas, caos y falsas escaseces manipuladas por mafias”, denunció Santoyo. Según explicó, existen reportes sobre presuntos pagos indebidos a funcionarios del Ministerio de Cultura para alterar el circuito asignado a cada turista, violando la normativa que rige el recorrido por la ciudadela y deteriorando la experiencia del visitante.
El modelo actual, señalan desde el sector, ha terminado incentivando la informalidad y perjudicando la planificación de los viajes. “Antes todo era digital y por horarios. Hoy hay incertidumbre, sobreventa y turistas que vienen desde el extranjero sin poder ingresar”, advirtió Santoyo.