El nombre de Alexandra Grande, bicampeona panamericana de karate y una de las deportistas más destacadas del Perú, apareció recientemente en el radar de la División de Investigación contra el Crimen Organizado de la Policía Nacional del Perú (PNP). No por un logro deportivo, sino como la más reciente víctima de una organización criminal liderada por uno de los extorsionadores más temidos del país: El Monstruo, quien ahora opera bajo un nuevo alias, El Profesor, en un intento por despistar a las autoridades.
La atleta nacional recibió un mensaje con una amenaza clara: debía entregar 300 mil soles si quería continuar su vida con normalidad. “Me están pidiendo esa suma”, denunció Grande, visiblemente afectada. El mensaje, enviado por un miembro del grupo criminal, terminaba con una firma conocida por las autoridades: Los Injertos del Cono Norte, la banda de Erick Moreno Hernández.
El contenido del texto dejaba pocas dudas sobre la seriedad del asunto. No solo se exigía el dinero, sino que también se revelaba información personal sobre los negocios de Alexandra, su rutina y su ubicación. “Sabemos todo de ti, sabemos los negocios que manejas, ya te tenemos ubicada”, decía la amenaza, en un claro intento de intimidación.
Un alias nuevo, pero el mismo rostro
Detrás de esta operación estaría Erick Moreno, alias El Monstruo, quien ha cambiado su identidad criminal a El Profesor para continuar delinquiendo en medio de una crisis económica personal.
El prófugo delincuente, señalado como cabecilla de una red de extorsionadores con presencia en Lima Norte, se encuentra actualmente cercado por la policía, lo que lo ha llevado a intensificar la presión sobre sus secuaces para mantener el flujo de dinero.
Los nuevos chats interceptados por las autoridades lo muestran organizando cobros, coordinando entregas de dinero y regañando a sus subordinados cuando detecta alguna irregularidad. En uno de los audios obtenidos, se le escucha molesto porque una persona cercana a uno de sus operadores habría tocado dinero “de la casa” sin permiso: “Tu amiga no debe chocar con la plata… ella no puede tocar, tiene que preguntarte”.
Se alimenta del miedo
Según las investigaciones, desde el 2022 este criminal habría recibido al menos medio millón de soles en transferencias. Una parte considerable de este dinero era enviada por su propia madre, hoy detenida por colaborar con la red.
Entre abril de 2023 y junio de 2025, Martín Hernández de la Cruz, otro de sus operadores, habría recibido más de 115.000 soles producto de extorsiones, fondos que luego eran convertidos en dólares y enviados al extranjero utilizando redes de ciudadanos bolivianos y paraguayos a través de conocidas empresas de remesas.
La estructura criminal que lidera el ahora llamado Profesor se mantiene activa en diversas zonas de Lima Norte. Comerciantes, transportistas, instituciones educativas y ahora deportistas de élite figuran entre sus víctimas. Las exigencias van desde montos pequeños hasta cifras que superan los 300 mil soles, como en el caso de Alexandra Grande.
Incorporaciones a la red criminal
La organización no solo continúa operando, sino que también recluta nuevos integrantes. En otra conversación interceptada por la policía, se escucha a un joven delincuente intentando ingresar al grupo de “El Profe”.
“Quiero plata a mano, ya no quiero salir a tierra porque esta bomba en la calle. Ya monstruo, pásame la bolsa”, dice con familiaridad, buscando obtener algún rol dentro de la organización.
Estas solicitudes de ingreso y la presión por dinero muestran el grado de control que aún ejerce El Monstruo desde la clandestinidad. A pesar de estar cercado, continúa coordinando extorsiones, reclutando personal y controlando la distribución de los fondos obtenidos por medios ilícitos.
Marcada por el miedo
La situación ha afectado profundamente la vida personal y profesional de Alexandra Grande. “Ahora no puedo entrenar tranquila… lo único que pienso es que si salgo, de repente me están siguiendo”, confesó en declaraciones recientes. La incertidumbre y la sensación de estar vigilada han alterado su rutina y han convertido su día a día en una experiencia cargada de tensión.
El caso de Alexandra pone en evidencia cómo las redes criminales peruanas están expandiendo su alcance, sumando a su lista de víctimas a personajes públicos, con el objetivo de obtener ganancias mediante el miedo y la intimidación.
Mientras tanto, la Policía Nacional continúa tras los pasos de El Monstruo, cuyo nombre real sigue encabezando las listas de los delincuentes más buscados del país y por el que las autoridades pagan un millón de soles por información que termine con su ansiada captura.
