Durante semanas, los agentes de la División de Investigación de Robos de la Policía Nacional le siguieron el rastro. Lo habían visto antes en un modelo Kia negro, pero esta vez iba a bordo de un auto blanco alquilado. Cuando lo intervinieron, vieron algo que llamó la atención: un casquete de taxi sobre el tablero y una Biblia en el asiento del copiloto.
Su nombre es Edwin Zapata y tiene requisitoria vigente por robo agravado. Según las investigaciones, se hacía pasar por taxista o colectivero para captar mujeres en zonas comerciales de Lima. Una vez que subían al vehículo, se dirigía a lugares sin cámaras y las amenazaba con un arma blanca. No era un improvisado: tenía antecedentes y un patrón de comportamiento que despertó la alarma policial.
El “modus operandi” de Edwin Zapata, el falso taxista
De acuerdo con el coronel Montúfar, jefe de la división policial a cargo del caso, el sujeto operaba en zonas de alta afluencia y esperaba pacientemente a que una mujer, sin compañía, se acercara a la calle. Fingía amabilidad, ofrecía una carrera rápida o “colectivo” a bajo precio, y las convencía para abordar su vehículo.

Una vez dentro, esperaba alejarse de las zonas con cámaras o testigos. Ahí, en calles solitarias, sacaba un cuchillo o arma blanca y obligaba a sus víctimas a entregar celulares, billeteras, joyas o cualquier pertenencia de valor. La Policía confirmó que este “servicio” iba dirigido exclusivamente a mujeres, a quienes elegía por su vulnerabilidad.
Su estrategia: una biblia en el asiento del copiloto
Uno de los elementos más llamativos del caso fue el hallazgo de una Biblia dentro del vehículo, junto al casquete de taxi. Según los agentes, este objeto no era casual: lo utilizaba como parte de su estrategia para parecer religioso, educado y seguro. Quería generar confianza en sus víctimas desde el primer contacto.
La puesta en escena incluía gestos tranquilos, palabras amables y un tono bajo. Era un delincuente que sabía actuar y disfrazar sus verdaderas intenciones. “Parecía un taxista amable y creyente, pero en realidad era un delincuente con requisitoria vigente”, declaró un agente policial bajo reserva.

Detención gracias a la ayuda de una arrendadora y el rastreo por GPS
La intervención se logró gracias a una acción coordinada con la propietaria del vehículo blanco, quien había alquilado el auto a Zapata sin conocer su historial. Cuando notó comportamientos extraños, proporcionó a la Policía la ubicación del GPS, lo que permitió a los agentes seguir su ruta en tiempo real y planificar la captura.
Durante la intervención, Zapata intentó negar los hechos, pero terminó admitiendo que tenía requisitoria por hurto agravado. Los antecedentes lo delataban. La Policía también informó que enfrentará cargos por robo agravado, tenencia ilegal de armas y delitos contra el patrimonio.



