Un sismo de magnitud 6.1 registrado el 15 de junio de 2025 ha generado preocupación entre los habitantes de Lima y Callao, especialmente por los daños materiales reportados en diversas zonas. Este tipo de eventos lleva a muchos ciudadanos a preguntarse si sus viviendas son lo suficientemente seguras ante futuros movimientos telúricos y frente el silencio sísmico en la capital.
Los distritos más vulnerables, debido a la precariedad de sus construcciones, son aquellos donde predominan las edificaciones informales y de materiales inadecuados para soportar un sismo. De acuerdo con Centro Peruano Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (CISMID - UNI), zonas como San Juan de Lurigancho, Villa María de Triunfo, Comas, Independencia, Los Olivos y San Martín de Porres presentan un riesgo significativo, ya que muchas no cuentan con estructuras que cumplan con las normativas.
Fernando Lazares, ingeniero de Cismid-UNI, explicó que en estas zonas las condiciones del suelo amplifican el impacto de los sismos.
“Alguien que ha estado en Independencia, San Juan de Lurigancho, por decir, ha experimentado el doble de movimiento que la gente ha experimentado en el Centro de Lima, La Victoria, San Borja, Surquillo y Miraflores. Coincide que las viviendas informales no están ubicados en suelos adecuados”, manifestó a Latina Noticias.

Lazares también indicó que existe una falta de control para evitar que las construcciones informales crezcan. Asimismo, puso énfasis la compra de los ladrillos pandereta, debido a que no es segura, pero ha incrementado.
Por ello, considera que “es difícil” el reforzamiento de las viviendas, debido a que las bases de cada construcción son importantes. “Nació mal y esa mala construcción se refleja cuando hay sismo. Lo ideal es llamar a un ingeniero para que proponga un reforzamiento mínimo de la edificación”.
Este martes 17 de junio, el Instituto Geofísico del Perú (IGP) reportó un sismo de magnitud 3.7 que sacudió la costa de Lima, con epicentro a 34 kilómetros al suroeste de Ancón y una profundidad de 49 kilómetros. Ocurrió a las 00:31 de la madrugada y fue percibido con una intensidad de nivel III en Ancón, según la escala de Mercalli modificada. Aunque el fenómeno no causó daños materiales ni víctimas, sí reavivó la preocupación de los habitantes de Lima y Callao, quienes ya venían afectados por el fuerte sismo de magnitud 6.1. Con este nuevo movimiento, se acumula cuatro réplicas desde el último domingo.
¿Se liberó energía con el sismo de 6.1?
El presidente del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernando Tavera, señaló que este sismo de 6.1 no ha liberado energía “suficiente” para “romper el silencio sísmico” en Lima.
Además, detalló que un sismo de magnitud 7 libera 30 veces más energía que uno de 6, mientras que uno de 8 libera 900 veces más, y uno de 9 puede alcanzar hasta 27,000 veces la energía de un sismo de 6.
Esto subraya que no hay comparación entre el reciente sismo de 6.1 y los grandes terremotos esperados. En Lima, una región de alta sismicidad, han pasado 279 años desde el último gran terremoto, y el silencio sísmico indica una acumulación de presión bajo la tierra.
El experto recordó que el reciente movimiento sísmico evidenció la vulnerabilidad de Lima, tras caídas de muros y rocas, y llamó a la población a reflexionar sobre la importancia de la prevención.

Mochila de emergencia
- Agua potable: Al menos 2 litros por persona, preferentemente en botellas pequeñas.
- Alimentos no perecibles: Enlatados, barras energéticas, galletas y otros alimentos de larga duración. Linterna y pilas extra: Para casos de corte de energía.
- Radio portátil: Con pilas para recibir información oficial.
- Botiquín de primeros auxilios: Con vendas, alcohol, analgésicos, antisépticos, mascarillas, guantes y medicamentos necesarios.
- Dinero en efectivo: En billetes pequeños.
- Teléfono celular extra con cargador portátil: lo ideal es que se encuentre con la batería cargada.