“Parecía un terremoto, fue muy fuerte... las paredes crujían. Sentimos que todo se venía abajo”, cuenta una vecina del Callao, con la voz temblorosa. Eran las 11:35 de la mañana del domingo 15 de junio, cuando la tierra empezó a sacudirse con violencia en el litoral central del Perú.
El Instituto Geofísico del Perú (IGP) registró un sismo de magnitud 6.1 con epicentro a 30 km al suroeste del Callao y a 49 km de profundidad. La intensidad fue nivel IV en la zona costera.
El sismo más fuerte en años
Vecinos del Callao, Lima Metropolitana y alrededores describieron el sismo como uno de los más intensos en los últimos años. Este suceso ocasionó el lamentable fallecimiento de una persona, así como el saldo de 18 heridos. En redes sociales, ciudadanos compartieron imágenes de lámparas balanceándose, vidrios quebrándose y personas evacuando edificios, centros comerciales y restaurantes. Algunos padres celebraban el Día del Padre cuando la sacudida los sorprendió.
Caos en el nuevo aeropuerto Jorge Chávez
Uno de los momentos más comentados ocurrió en el nuevo terminal del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, donde un pasajero relató que el sismo lo sorprendió mientras hacía fila para reprogramar su vuelo, cancelado tras el caos de la criticada “inauguración”. Según contó en un video publicado en la red social X (antes Twitter), no había rutas de evacuación claras ni organización visible.
“La gente estaba muy nerviosa”, afirmó. En las imágenes, se aprecia un tumulto de personas agolpadas en las puertas del aeropuerto, muchas de ellas sin recibir indicaciones precisas, lo que refleja la fragilidad del sistema de gestión en emergencias dentro del nuevo terminal.
Al respecto, el equipo del aeropuerto emitió un comunicado a través de sus canales oficiales, asegurando que las operaciones continuaban con normalidad. Informaron que se realizó una evacuación preventiva y que la infraestructura, equipada con aisladores sísmicos, no presentó afectaciones tras la revisión correspondiente. Indicaron también que no hubo necesidad de suspender las operaciones y que todo el personal fue reubicado con rapidez

En la Costa Verde, se reportaron desprendimientos de piedras, generando una nube marrón de polvo visible desde distintos puntos de la ciudad. Además, se registraron grietas en la infraestructura de un colegio en el Callao, donde parte de una pared se vino abajo y quedó esparcida en el piso. En casas antiguas, como la de una vecina en Bellavista, los adornos de cerámica se quebraron por completo.
“Acá mis lunas se quebraron. Pensé que se venía un tsunami”, relató otra residente.
Asimismo, las letras de Plaza Vea de Saenz Peña en el Callao se desprendieron y cayeron a la vereda.

Sin alerta de tsunami, pero con vigilancia
La Dirección de Hidrografía y Navegación de la Marina de Guerra del Perú descartó minutos después la posibilidad de tsunami, confirmando que el mar se mantenía estable y que no era necesaria una evacuación. Aun así, patrullas policiales, ambulancias y unidades de bomberos permanecieron atentas ante cualquier emergencia o réplica.
A las 12:03 p. m., menos de 30 minutos después del sismo principal, el IGP registró una réplica de magnitud 3.6 a 39 km al suroeste del Callao, con una profundidad de 29 km e intensidad II-III. Muchos ciudadanos volvieron a sentir el remezón, aumentando la tensión en zonas vulnerables.
Uno de los puntos de preocupación fue el estadio Alberto Gallardo, donde se apreciaron movimientos estructurales y una nube de polvo que encendió las alarmas en redes sociales. A la hora del cierre de esta nota, Defensa Civil continúa evaluando posibles daños materiales en viviendas, centros educativos y espacios públicos tanto en Lima como en el Callao.
Un llamado a la prevención
Aunque este sismo no ha generado daños graves ni víctimas hasta el momento, el impacto emocional en la población fue significativo. La sensación de vulnerabilidad quedó latente, y los especialistas del IGP recuerdan la importancia de tener lista una mochila de emergencia y un plan familiar de evacuación ante posibles sismos mayores.
En pleno Día del Padre, el miedo se sintió en cada rincón de la capital. Pero también se vio solidaridad, calma y reacción inmediata.