A pocos pasos del Palacio de Gobierno, arqueólogos hallan el primer molino de Lima y restos del monumento que daba la bienvenida a la ciudad virreinal

Infobae Perú llegó hasta el Centro Histórico de Lima, donde un hallazgo fortuito destapó parte de la arquitectura virreinal más temprana de la ciudad. Conversamos con el arqueólogo Ernesto Olazo, del equipo de Prolima, quien explicó los detalles del descubrimiento que revela cómo se movía la vida limeña en sus inicios

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Infobae Perú recorrió la zona de excavación donde emergieron estructuras virreinales clave, como el Molino de Aliaga y el Arco del Puente. En diálogo con el arqueólogo Ernesto Olazo, del equipo de Prolima, conocimos los detalles del hallazgo. (Infobae Perú // Carlos Díaz)

En medio del ruido del tránsito moderno y los muros del poder político, el suelo del Centro Histórico de Lima volvió a contar su historia. A escasos metros del Palacio de Gobierno, donde hoy cruzan peatones y vehículos, arqueólogos encontraron vestigios que revelan parte de la arquitectura virreinal más temprana de la ciudad. Las excavaciones dirigidas por Prolima —Programa Municipal para la Recuperación del Centro Histórico de Lima— no solo permitieron identificar parte de la estructura original del antiguo Arco del Puente, sino también restos del primer molino hidráulico construido durante la etapa fundacional de la capital: el Molino de Aliaga.

Ambos hallazgos convergen en un solo punto geográfico y en una sola intención: recuperar parte del patrimonio oculto bajo capas de modernidad y rellenos constructivos. Las investigaciones iniciadas tras un hundimiento fortuito cerca la Alameda Chabuca Granda develaron una zona que había quedado atrapada entre siglos de modificaciones urbanas, muchas veces impulsadas por sismos o necesidades del tráfico moderno. El lugar, antes una berma ajardinada, escondía estructuras de piedra, arquerías, monedas coloniales y vestigios de una ciudad superpuesta sobre sí misma.

“Este es el punto de acceso a la ciudad desde el norte”, explicó Ernesto Olazo, arqueólogo del equipo de Prolima, en diálogo con Infobae Perú. A pocos pasos del río Rímac, el terreno reveló una base de piedra con protuberancias, correspondiente a una de las cimentaciones del Arco del Puente, monumento que durante el Virreinato dio la bienvenida a quienes ingresaban a Lima desde el Puente de Piedra.

El arco perdido en las llamas

Se identificó parte de la
Se identificó parte de la cimentación del histórico Arco del Puente, construido entre 1561 y 1564. (Infobae: Carlos Díaz)

El Arco del Puente fue una estructura de casi 25 metros de alto, construida en el extremo sur del Puente de Piedra entre 1610 y 1611, durante la administración del virrey Marqués de Montesclaros. Durante el siglo XIX adquirió la forma de un arco triunfal, pero el domingo 13 de abril de 1879, un incendio que comenzó en una pastelería cercana lo consumió por completo. Las prioridades nacionales estaban centradas en el conflicto de la Guerra del Pacífico, lo que postergó su reconstrucción indefinidamente.

Casi siglo y medio después, las investigaciones de Prolima buscan restituir este símbolo urbano en su sitio original. La propuesta se basa en análisis de material fotográfico y gráfico, entre ellos una imagen tomada por Eugene Courret, donde se distingue una persona de 1,60 m al costado del arco. Esta fotografía resultó clave para calcular las proporciones originales del monumento.

La restitución no solo será física. El plan incluye una sala de interpretación entre los campanarios del arco, donde se difundirá la historia del lugar y se habilitará un mirador con vista hacia Lima y el Rímac. Los trabajos arqueológicos permitieron identificar una de las dos bases originales, construida con piedra labrada de gran tamaño. También se halló un arco de ladrillo de más de cinco metros de altura, anterior al actual Puente de Piedra de 1607.

“El río Rímac destruía constantemente las estructuras, pero algunos elementos como este se conservaron porque eran más resistentes. Este arco funcionaba como un estribo, un amarre a tierra”, indicó Olazo para Infobae Perú.

Monedas, platos y piedras con inscripciones

Se encontraronmonedas tipo macuquina, acuñadas
Se encontraronmonedas tipo macuquina, acuñadas a martillo, típicas del siglo XVI. Se recuperaron dos platos de loza inglesa del siglo XVIII, en buen estado de conservación. Se hallaron tres bloques de piedra cúbicos con inscripciones en latín, posiblemente pertenecientes a una versión temprana del Arco del Puente. (PROLIMA)

Los niveles más superficiales del terreno ocultaban objetos del siglo XVIII: dos platos de loza inglesa y dos monedas de esa época. Más abajo, en el relleno del arco de ladrillos, el equipo halló diez monedas tipo macuquina —acuñadas a martillo, típicas del siglo XVI— y tres bloques de piedra en forma cúbica con inscripciones en latín. “Estas piezas probablemente formaron parte de una primera versión del arco”, señaló el arqueólogo.

En la capa más profunda se hallaron 15 vasijas completas que datan de los primeros años del siglo XVII. “Estas vasijas estaban enterradas en una capa de arena lavada, lo que sugiere una crecida del río. Posiblemente, esta zona funcionó como un espacio de almacenaje o depósito que fue abandonado tras la inundación”, explicó. Actualmente, las piezas se encuentran en el gabinete de arqueología ubicado en el

“La mayoría de ellas son potosinas”, añade, haciendo referencia a la Casa de la Moneda de Potosí, principal fuente de plata del Virreinato del Perú.

Los objetos permiten datar con
Los objetos permiten datar con mayor precisión las fases de ocupación y transformación del sitio. (PROLIMA)

El proyecto contempla integrar los vestigios del arco con otros hallazgos cercanos. “Queremos conectar este espacio con el parque de la muralla y ofrecer un recorrido completo que incluya las defensas ribereñas de la ciudad virreinal”, comentó Olazo. Parte de los muros excavados corresponden al Tajamar, una sección de la muralla de Lima diseñada para contener el avance del río.

El molino bajo la ciudad

A pocos metros del arco, también salió a la luz la estructura del Molino de Aliaga, una construcción hidráulica impulsada por el canal de Huatica. Este molino funcionó durante el siglo XVI, moliendo trigo para la producción de harina. Fue mandado a construir por Jerónimo de Aliaga, uno de los aliados de Francisco Pizarro. Con el paso del tiempo y los cambios en la ciudad, la estructura dejó de utilizarse y quedó enterrada bajo nuevas edificaciones.

Se conservan arquerías, muros de
Se conservan arquerías, muros de piedra y restos de las piedras circulares de molienda. (Infobae: Carlos Díaz// PROLIMA)

Los arqueólogos encontraron el molino a cinco metros de profundidad, cubierto por capas de tierra y escombros. Aún se conservan dos arquerías de ladrillo, muros de contención de piedra y restos de las piedras circulares que giraban durante el proceso de molienda. Estas piedras estaban ubicadas en la sala molinera, un espacio elevado sobre las arquerías donde se realizaba la transformación del trigo.

Desde arriba, aún puede observarse el sistema hidráulico. “A espaldas del molino hay una estructura cuadrangular que contenía el agua. Una piedra atraviesa el canal, donde se ubicaba una compuerta. Al levantarla, el agua ingresaba con fuerza para hacer girar el molino”, explicó el arquéologo a Infobae Perú. Prolima ampliará la excavación para estudiar otras partes del molino que continúan enterradas.

Un barrio virreinal bajo la Alameda

Durante la intervención se descubrió también una manzana entera de construcciones coloniales, hoy demolidas para dar paso a la Alameda Chabuca Granda. “Aquí vivía gente. Era un barrio virreinal con arquitectura desde el siglo XVI. Lo más temprano que hemos encontrado es precisamente el molino de Aliaga”, señaló el experto. Los muros y pisos excavados muestran cómo la ciudad fue creciendo y superponiéndose tras sismos, reformas o necesidades de expansión urbana.

A escasos metros del arco
A escasos metros del arco se halló la estructura del Molino de Aliaga, un molino hidráulico del siglo XVI impulsado por el canal de Huatica. (PROLIMA)
El hallazgo de estructuras virreinales en una zona de alto tránsito peatonal llevó al equipo de Prolima a implementar paneles informativos para los transeúntes. “No queríamos cubrirlo con mallas. Preferimos mostrar. Pusimos biombos, información, hasta plantas. Queremos que el entorno también cuente esta historia”, dijo Olazo.

La investigación surgió a partir de una intervención imprevista. “Detectaron un hundimiento en la tierra cuando iban a plantar algo. Pensaron que era un túnel y llamaron a los arqueólogos. Así comenzó todo”, narró. Gracias a ese hundimiento, hoy se tiene acceso directo a una sección de la historia limeña que permaneció oculta durante siglos.

Los descubrimientos se articulan con los planes municipales de recuperación del Centro Histórico. Una vez finalizados los estudios y documentados los hallazgos, estos serán incorporados al espacio público para generar un circuito cultural que permita entender cómo se configuró la ciudad desde sus primeros días como capital del Virreinato.

En la parte baja, aún se pueden identificar piedras semicirculares, eje de una rueda hidráulica de madera que, hace siglos, transformaba la fuerza del agua en energía de producción. “La rueda de madera era movida por el agua que entraba con fuerza y tenía un palo engastado que hacía que se una con las piedras de moler”, detalla.

Bajo la Alameda existía una
Bajo la Alameda existía una manzana entera de viviendas virreinales, ahora demolidas, lo que revela cómo la ciudad se ha superpuesto a sí misma. (Infobae: Carlos Diaz)

El sistema era simple en apariencia, pero eficiente: una rueda horizontal movida por el caudal que entraba desde un canal superior hacía girar un eje que impulsaba una piedra móvil sobre otra fija. Allí se procesaba el trigo y se generaba la harina que alimentaba a buena parte de la ciudad. “Como este era el cuarto de máquinas, digamos, era el motor del molino. Y la molienda en sí se daba arriba”, señala el especialista.

Los arqueólogos estiman que esta estructura tiene cerca de 500 años, construida durante los primeros años del dominio español en Lima. Su importancia técnica y simbólica se incrementa por su ubicación: frente al antiguo puente que conectaba el Rímac con el centro, hoy también objeto de estudio.

Los planes de mejorarlos

Se busca articular el arco
Se busca articular el arco y el molino con otros elementos cercanos, como el parque de la Muralla y el Tajamar, para crear un circuito histórico-ribereño. (PROLIMA)

“Hay mucho reaprovechamiento de la arquitectura. Por eso vemos tantos cambios en los muros”, explica Juan Carlos Espejo, arqueólogo del equipo de Prolima. Uno de los muros, inicialmente de adobe, fue reforzado con concreto en el siglo XIX. Ese tipo de intervenciones muestra cómo el espacio fue adaptándose a nuevas necesidades.

Según los investigadores, este molino dejó de funcionar con ese propósito hacia mediados del siglo XVII. A partir de entonces, fue transformado en depósito, y luego quedó en el olvido.

“Desde ese año han habido esfuerzos materializados en reconstruirlo”, aseguran desde el equipo. Ahora, con un expediente técnico aprobado, la reconstrucción del arco es casi una realidad. “Habíamos planeado (concretarlo) para octubre de este año”, informan, aunque reconocen que “hay contratiempos, como en toda obra”.

El nuevo diseño buscará respetar la morfología original. Los estudios arqueológicos han revelado al menos cinco o seis versiones del arco construidas en diferentes momentos. “Incluso hay una teoría que dice que uno de los arcos que creemos haber existido nunca llegó a construirse”, comenta Espejo. El que se pretende restaurar es el más reciente y probablemente el más sólido.

Estos objetos permiten identificar distintos
Estos objetos permiten identificar distintos momentos de uso y transformación del sitio. (Infobae: Carlos Díaz)

Además del trabajo arqueológico, el plan general contempla la renovación del paisaje. “Vamos a empezar dentro de no mucho un proyecto de empedrados en algunos puentes históricos, y uno de ellos va a ser este”, adelantan.

Por ahora, la zona permanece cerrada al público. Pero la cercanía con la Alameda y su potencial integración al circuito turístico podrían convertirla en un punto clave para la memoria urbana.

Lo que a simple vista parece una obra de rutina urbana ha revelado una estructura que estuvo enterrada por décadas: un antiguo molino hidráulico, posiblemente uno de los primeros motores de la Lima virreinal. La sorpresa no solo vino con la solidez de sus arcos, sino con los objetos, canales y piedras que hablan de un tiempo en que el agua hacía girar la economía y el pan nacía en estos rincones subterráneos.

El descubrimiento no es aislado. Forma parte de una serie de trabajos que buscan revalorizar el centro histórico de Lima, en especial su margen este, donde se concentran algunos de los vestigios más antiguos de la ciudad.