
Durante los últimos días, las fuerzas del orden concentraron su atención en una de las zonas más golpeadas por el narcotráfico en el país: Loreto. Desde pistas clandestinas hasta laboratorios ocultos en comunidades indígenas, los operativos revelaron una estructura criminal capaz de movilizar toneladas de droga y artillería pesada en medio de la selva.
En la comunidad indígena de Cushillococha, distrito de Mariscal Ramón Castilla, las autoridades interceptaron un cargamento que superó los cien kilos de pasta básica de cocaína. La diligencia, liderada por la Fiscalía Especializada en Tráfico Ilícito de Drogas (FETID) de Iquitos, también permitió la detención de tres ciudadanos extranjeros. Más allá del decomiso, lo que llamó la atención fue el hallazgo de un arsenal: pistolas, escopetas, ametralladoras, municiones en grandes cantidades y hasta granadas de guerra.
Luis Alberto Paz de la Cruz, fiscal provincial a cargo de la intervención, explicó que la cantidad de armas incautadas evidencia la capacidad de fuego de estas organizaciones. Todo el material bélico fue incinerado bajo custodia de las fuerzas armadas.
Apenas unas horas después, en otra zona del mismo distrito, las autoridades descubrieron un complejo dedicado a la producción de cocaína en sus distintas fases. Esta operación, considerada una de las más importantes del año en la región, dejó al descubierto el alcance logístico de los grupos ilegales.

Laboratorios, caletas y destrucción química
El hallazgo en la comunidad nativa de Nueva Galilea arrojó cifras alarmantes. En el lugar, agentes y fiscales encontraron un laboratorio clandestino destinado a la elaboración de clorhidrato de cocaína y pasta básica. También se identificaron centros de acopio de insumos químicos y múltiples caletas donde la droga era almacenada antes de su distribución.
Durante la intervención se incautaron 166.800 kilos de clorhidrato de cocaína y 850.950 kilos de pasta básica, según reportes del Ministerio Público. Parte del material fue destruido en el mismo lugar, mientras que los insumos químicos –más de 4,700 kilos entre fiscalizados y no fiscalizados– fueron incinerados como medida preventiva.
El fiscal adjunto José Francisco Malaverry Pinchi detalló que el operativo se ejecutó en coordinación con varias entidades. La Dirección de Medio Control Territorial Antidrogas (Divmctid), la Dirección de Inteligencia Especializada Antidrogas (Divinesp), el Ejército Peruano y funcionarios de la Sunat de Iquitos, bajo el marco del Plan de Operaciones Antidrogas 2025.

En el lugar, también se hallaron 239 kilos de sulfato de cocaína, una droga en estado líquido poco común en incautaciones anteriores. La fiscalía ordenó su inmediata destrucción para evitar cualquier intento de recuperación o comercialización posterior.
Un frente activo en Ayacucho

La lucha contra el narcotráfico también se intensificó en otra zona crítica: el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem). En Ayacucho, la Fiscalía Provincial Especializada en Delitos de Tráfico Ilícito de Drogas de Ayna – San Francisco concretó una intervención en la que se decomisaron 24 paquetes de clorhidrato de cocaína. Los paquetes, envueltos en cinta amarilla, se hallaron escondidos dentro de un vehículo interceptado en plena carretera.
El resultado de las pruebas químicas fue positivo para alcaloide de cocaína. Inmediatamente, se procedió a la incautación del vehículo y a la identificación de bienes adicionales vinculados al delito, en cumplimiento de las diligencias preliminares dispuestas por el Ministerio Público.
La operación contó con la participación de personal de la División de Investigación Criminal de Iquitos (Divicdiq) y de la Dirección Antidrogas (Dirandro). Según el reporte fiscal, esta acción se inserta en un conjunto de intervenciones articuladas que buscan frenar el avance de redes criminales en el Vraem.
Las cifras de las últimas intervenciones suman más de 1.200 kilos de droga decomisada, sin contar los insumos y sustancias en proceso. El Ministerio Público estimó que el daño económico ocasionado a las organizaciones criminales bordea los 706 mil dólares, solo en el laboratorio clandestino.
Las intervenciones en Loreto y Ayacucho exponen una realidad persistente: el narcotráfico continúa operando con alta capacidad de organización, logística y violencia. Las acciones coordinadas del Ministerio Público y las fuerzas del orden representan un intento por limitar esa estructura, aunque los resultados muestran que la confrontación está lejos de resolverse.