“Recuerde lo que yo le dije, primero obispo, segundo arzobispo y luego cardenal. ¿Después qué será?”, esta fue la frase que expresó una ayudante de cocina, conocida como la señora Santos Rivas, al ahora papa León XIV cuando regresó a Chulucanas en agosto de 2024 por el 60 aniversario de la Diócesis. Las palabras, cargadas de intuición, parecían anticipar el futuro del entonces cardenal, quien poco después asumió el liderazgo de la Iglesia Católica como sumo pontífice.
La reciente designación de Robert Prevost como el nuevo papa ha generado un gran interés en su historia y en los lugares que marcaron su trayectoria. Infobae Perú viajó a una de las localidades que marcó el inicio. Se trata de Chulucanas, una provincia de Morropón, ubicada a 59 kilómetros aproximadamente de Piura, Perú. Este lugar, conocido por su producción de frutas como el mango y el limón, fue testigo de los primeros pasos de Prevost como misionero, en un contexto marcado por las secuelas del devastador Fenómeno de El Niño en 1983.

De acuerdo con el monseñor Cristóbal Mejía Corral, obispo de la Diócesis de Chulucanas, Prevost llegó a la región acompañado por los monseñores Juan McNabb y Daniel Turley, quienes también desempeñaron un papel destacado en la ayuda a los damnificados de aquel desastre natural. Prevost fue elegido canciller de McNabb durante cinco años consecutivos, pero su experiencia y conocimiento lo convirtieron en un colaborador de confianza.
“Él llegó en 1985, jovencito, misionero, agustino, y aquí, vivió su ministerio sacerdotal y marcado por esa experiencia de Chulucanas. Él venía de Estados Unidos, nosotros lo hemos recibido con mucha alegría y estamos felices por esta designación. Es una acción de Dios. Es una sorpresa también, porque nadie su nombre no figuraba ni entre los comentaristas ni entre los comunicadores. [...] Escuchamos su nombre Robert Prevost y dimos un grito al cielo”, narró Mejía Corral.
Los obispos McNabb y Turley fueron ejemplos para Prevost, pero los tres se habían ganado el cariño de la población, a quien el Estado había olvidado en medio de los desastres naturales. Piura y Tumbes se habían convertido en los departamentos más golpeados por las intensas lluvias, las cuales dejaron más de un millón de damnificados y 512 fallecidos.
“El 83 había sido devastador para nosotros los piuranos y nos cogió desprevenidos. Mucha destrucción, mucho sufrimiento. Había hambre, había miseria, aumentó la pobreza. Y en ese contexto social, llegó él. Era un jovencito. Yo lo recuerdo como un joven un poco tímido o sorprendido, desconcertado de la tremenda realidad, porque, era, digamos, una situación bastante difícil para nosotros los chulucanense. Y él llegó a una parroquia donde también había mucha pobreza. Ellos tenían servicio pastoral en zonas rurales y él tenía que salir al campo. No solamente celebraba la misa, formaba los monaguillos, daba directivas para la catequesis o celebraba la Santa Misa, sino que también tenía que salir en labor pastoral a las zonas parroquiales. [...] El obispo de aquel entonces McNabb también era de esa misma orden, entonces era muy sencillo y era amigable y de trato muy fraterno”, relata el Jorge Fidel Romero Flores, exagente pastoral de la parroquia Sagrada Familia.
En la actualidad, el señor Romero Flores es dueño de una pollería donde aquel 8 de mayo se seguía con atención los acontecimientos que se desarrollaban en el balcón central de la Basílica de San Pedro, en el Vaticano. La expectativa era alta, y la emoción se hizo palpable cuando se confirmó lo que muchos esperaban: el nombre de Robert Prevost fue mencionado.
Las cocineras de la Diócesis de Chulucanas
Durante su estancia en Chulucanas, Prevost se ganó el cariño de los habitantes locales, especialmente de quienes trabajaban en la Diócesis de Chulucanas. Infobae Perú conversó con dos de las cocineras y una de las ayudantes.

Agustina del Mar Merino, quien se desempeñó como encargada de la cocina en la Diócesis de Chulucanas, compartió detalles sobre su experiencia laboral y la rutina diaria que mantenía mientras trabajaba en este entorno religioso. Según relató, su jornada comenzaba temprano, iniciando a las 7 de la mañana y extendiéndose hasta la 1 de la tarde, para luego retomar sus labores de 5 a 7 de la noche.
En el ámbito culinario, Merino explicó que preparaba tanto comidas habituales como platos típicos de la gastronomía peruana, adaptándose a los gustos de los sacerdotes. Entre los platillos que más disfrutaba se encontraban el ceviche. En este sentido, destacó la colaboración con Santos Rivas, quien se encargaba de llevar las bebidas al comedor mientras ella se ocupaba de la preparación de los alimentos.

A este equipo también se suma la señora Rosa Victoria Hernández, quien llegó como la encargada de la lavandería del obispado, pero poco después se encargaría de preparar la comida. Los platos típicos peruanos eran los favoritos de Prevost como el ceviche y el cabrito con tamales verdes. El postre también le había conquistado al joven misionero.
“A él mucho le gustaba el cabrito, tamales verdes y arroz. Todas esas cositas a él le encantaban. De ahí venía acompañado su postre, por decir, le gusta el pie de limón, manzana, torta de chocolate y galletitas de avena”, narró.
Aún no puede creer que atendió al ahora papa, a quien también lo considera peruano, debido a que eligió obtener la nacionalidad en el 2015. Así como lo mencionó Mar Merino, todas eran claves para que puedan concluir con los platillos, por lo que la señora Santos Rivas también se convierte en parte del grupo de cocineras.

Rivas recordó con emoción los momentos compartidos con Prevost. Según su relato, él solía elogiar los platos que le servían, como los chifles con carne seca, y mostraba una actitud amable y agradecida, pero también su gusto por el pisco sour. Además, rememoró la despedida del misionero, cuando expresó su esperanza de que llegara a ser obispo y, quizás, algo más. Años después, su predicción se hizo realidad.
“El papa León XIV salió a despedirse y yo le digo: bueno padre, hasta aquí cuando nos vemos, pero yo sé que va a ser obispo. ‘¿Será?’ Sí, padre, quizás un poco más, esperamos más de usted, porque es un santo hombre. Y me acarició mi cabeza y yo le digo, ya me voy. Voy a despedirme del monseñor Juan. Claro, me dio pena, porque es un excelente y maravilloso hombre. Y por él, señorita, tenemos a toda la región Grau, se puede decir las partes de sierra”, recuerda Santos entre lágrimas”, manifestó.

La ciudadanía guarda un gran cariño hacia los tres agustinos, Juan McNabb, Daniel Turley y Robert Prevost, quienes fueron parte importante para que Piura se recupere de los estragos de los desastres naturales.
Admiración por la cerámica
Chulucanas, además de ser conocida por su producción agrícola, destaca por su tradición en la cerámica artesanal, por lo cual es conocida como la ‘capital ceramista’ de Piura. Según el artista local Rodolfo Antonio Castro, Prevost solía visitar su galería mientras caminaba hacia la iglesia de San José Obrero. Allí, mostraba especial interés por las piezas pequeñas y, en particular, por el Cristo campesino, una representación de Jesús trabajando bajo el sol con herramientas agrícolas.
“El papa venía su iglesia de San José Obrero por la calle Piura y llegaba a la calle Cusco, donde estaba la Diócesis donde él vivía. Antes de llegar pasaba por mi galería que estaba abierta, entraba y le gustaba ver la cerámica. Le encantaban las cosas chiquitas y de repente vio el Cristo campesino. Este Cristo campesino es el que para trabajando en el sol con su machete y su palana. Por eso le pusieron el Cristo campesino y eso es lo que más le gustó a él. Compraba cosas pequeñas para mandar a Estados Unidos como regalo”, narró.

Ya convertido en cardenal, Robert Prevost acudió por última vez a Chulucanas en 2024, para celebrar el 60 aniversario de la Diócesis de Chulucanas. Un día que lo recordarán con mucho amor, pero, al igual que las tres mujeres, los ciudadanos esperan volver a encontrarse con aquel joven misionero, hoy Papa León XIV, que dejó una huella imborrable en su comunidad.
Ahora, su historia resuena más allá de las fronteras peruanas, pero, principalmente, el Perú lo tiene presente.