El Perú presente. Y es que la serie, protagonizada por Ricardo Darín y dirigida por Bruno Stagnaro, se mantiene fiel al espíritu del Eternauta, pero adapta el relato a un contexto actual.
El final de la primera temporada deja más preguntas que respuestas, y entre ellas destaca una revelación particular: un avión de la Fuerza Aérea del Perú aparece estrellado en plena ciudad, con armamento y mapas que apuntan a un posible ataque al estadio Monumental de River Plate.
Esta imagen, aparentemente anecdótica, ha provocado múltiples reacciones, sobre todo entre espectadores peruanos y argentinos. ¿Se trata de una simple provocación visual? ¿Un homenaje encubierto al apoyo peruano en tiempos de guerra? Lo cierto es que la escena ha abierto un campo fértil para el análisis simbólico, la especulación política y el cruce entre ficción y realidad.
Un avión peruano en Buenos Aires

En los últimos minutos del episodio final, los personajes encuentran en la avenida un avión militar siniestrado, con insignias del Perú. La sorpresa aumenta cuando descubren que transportaba misiles y planos dirigidos hacia un objetivo claro: el estadio de River Plate. La escena, que no existe en la historieta original, introduce un nuevo eje político dentro de la ficción apocalíptica.
Aunque no se brinda una explicación clara en la serie, muchos espectadores han interpretado esta aparición como un guiño al respaldo militar que Perú ofreció a Argentina durante el conflicto del Atlántico Sur en 1982.
Entonces, bajo el gobierno de Fernando Belaúnde Terry, el país andino envió cazas Mirage, misiles y ayuda logística al régimen militar argentino para enfrentar al Reino Unido. Esta alianza, poco discutida en las producciones culturales, adquiere nueva visibilidad a través de la narrativa visual del Eternauta.
La frase del teniente Bob y las lecturas cruzadas

“¿A quién se le ocurre venir desde Perú a bombardear una cancha de fútbol?”, pregunta, perplejo, el personaje del teniente Bob. La línea, dicha con un dejo de sarcasmo, ha sido citada y discutida ampliamente en redes sociales.
Algunos la han considerado una crítica sutil al absurdo de los conflictos armados, mientras que otros la han leído como una ironía cargada de significados.
En Twitter, usuarios peruanos han reaccionado con orgullo, recordando la solidaridad de los años ochenta, mientras que otros han manifestado desconcierto ante la forma en que su país es representado. Lo que para algunos fue una provocación, para otros fue un reconocimiento, aunque velado, de un hecho histórico poco conocido fuera de círculos especializados.
Más que un guiño: el peso del contexto histórico

El detalle del avión peruano no fue improvisado. Fuentes cercanas a la producción han mencionado que se buscaba introducir elementos que enriquecieran la atmósfera sociopolítica de la serie sin alterar completamente el universo creado por Oesterheld.
La Guerra de las Malvinas es un tema sensible en la memoria argentina, y su relación con Perú durante ese episodio de la historia no suele ser parte del relato oficial.
Al introducir este vínculo, la serie no solo propone una reinterpretación del pasado reciente, sino que también invita a pensar el futuro desde una mirada latinoamericana integrada, donde las alianzas se tornan claves para la supervivencia.
Además, en términos narrativos, el gesto funciona como un anclaje en lo real, un recordatorio de que las invasiones y las resistencias no solo ocurren en la ficción. El Perú, en ese sentido, aparece como un actor no periférico sino implicado, que rompe el esquema tradicional de las naciones invisibles.
La geopolítica como narrativa de ciencia ficción

“El Eternauta” siempre fue más que una historieta sobre invasiones extraterrestres. Su creador, Oesterheld, desaparecido por la dictadura militar argentina, convirtió a sus personajes en portavoces de la resistencia, el compañerismo y la lucha contra poderes inhumanos.
La serie de Netflix ha respetado ese enfoque, pero también lo ha ampliado, incluyendo elementos que conectan con una audiencia global. La mención al Perú, vista desde esa perspectiva, cumple una función estratégica: habla del sur como territorio activo, con historia y con memoria.
En un contexto donde la ciencia ficción latinoamericana comienza a ganar terreno, decisiones como esta demuestran que el género puede servir también para reflexionar sobre identidades, traumas y solidaridades regionales.
Si el Eternauta original luchaba por Buenos Aires, el nuevo Eternauta podría estar trazando los contornos de una resistencia continental.