
El Vaticano confirmó este 21 de abril el fallecimiento del Papa Francisco, a los 88 años, tras complicaciones derivadas de una bronquitis severa que lo había llevado a ser hospitalizado días atrás en el Policlínico Agostino Gemelli de Roma.
El estado de salud del sumo pontífice había sido motivo de preocupación en los últimos meses. En diciembre pasado, un fuerte resfriado lo obligó a modificar su agenda y en enero sufrió una caída en su residencia, la Casa de Santa Marta. Sin embargo, su situación se tornó más delicada este 14 de febrero, cuando fue internado por problemas respiratorios.
Conocido hasta los últimos días como alguien lúcido, Jorge Mario Bergoglio será recordado por ser “el Papa del pueblo”, “el Papa de los pobres” y “el reformador del Vaticano”. Estas virtudes le valieron el respeto del pueblo peruano, quien también lo recordará por dedicarle un sentido mensaje al fallecido Gustavo Gutiérrez Merino, destacado teólogo conocido como el padre de la Teología de la Liberación.
Tras el fallecimiento del religioso peruano, el pasado 22 de octubre de 2024, el santo padre en un gesto de homenaje, interrumpió la segunda sesión del Sínodo de la Sinodalidad para recordar al influyente sacerdote.
“Hoy pienso a Gustavo Gutiérrez, un grande, un hombre de iglesia que supo estar callado cuando tenía que estar callado, supo sufrir cuando le tocó sufrir y supo llevar adelante tanto fruto apostólico y tanta teología rica. Pienso en Gustavo, todos juntos recemos por él, que en paz descanse”, exclamó en aquella oportunidad el sumo pontífice.
Esa no fue la única vez que Bergoglio se refirió a nuestro representante en la iglesia católica. También lo hizo cuando Gutiérrez Merino cumplió 90 años. En esa fecha el papa Francisco señaló: “En este momento significativo de tu vida, me uno a tu acción de gracias a Dios, y también te agradezco por cuanto has contribuido a la Iglesia y a la humanidad, por todos tus esfuerzos y por tu forma de interpelar la conciencia de cada uno, para que nadie quede indiferente ante el drama de la pobreza y la exclusión”.
En sus últimos años, Francisco enfrentó problemas de salud que afectaron su movilidad y agenda. A pesar de ello, continuó con su labor pastoral.
El pontífice que transformó la Iglesia Católica
Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina. Hijo de inmigrantes italianos, estudió en la Escuela Industrial Hipólito Yrigoyen antes de ingresar al seminario jesuita. En 1969 fue ordenado sacerdote y, años después, asumió roles clave en la Compañía de Jesús en Argentina, destacándose por su austeridad y cercanía con los más necesitados.

Bergoglio fue nombrado arzobispo de Buenos Aires en 1998 y, en 2001, el Papa Juan Pablo II lo elevó al rango de cardenal. Su labor se centró en la promoción de la justicia social y la renovación pastoral de la iglesia argentina. En el cónclave de 2005, tras la muerte de Juan Pablo II, su nombre sonó con fuerza, pero finalmente fue elegido Benedicto XVI.
Sin embargo, tras la renuncia de Benedicto en 2013, Bergoglio fue elegido como su sucesor el 13 de marzo de ese año, convirtiéndose en el Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano y jesuita de la historia.
Desde el inicio de su papado, Francisco impulsó cambios en la estructura del Vaticano, promovió la transparencia financiera y tomó una postura firme contra los abusos cometidos dentro de la Iglesia.
Aunque nunca cambió su doctrina, demostró una actitud más abierta hacia temas como la homosexualidad y los divorciados vueltos a casar, promoviendo el acompañamiento en lugar de la exclusión. Además, hizo énfasis en una Iglesia que priorice a los pobres, los migrantes y los marginados.



