
Nuevos datos muestran que las mascotas perciben transformaciones familiares incluso antes de que se confirmen los embarazos. Casi dos tercios de los dueños de perros afirmaron que sus animales de compañía modificaron su comportamiento durante la gestación, según un estudio pionero.
La investigación, liderada por Catherine Reeve, documentó que el 64,5% de los participantes notó cambios en la conducta de sus perros en esa etapa, con un aumento destacado en las conductas de búsqueda de atención y protección.
Este fenómeno, que hasta ahora solo tenía testimonios aislados, obtuvo así respaldo científico y aporta claves para comprender el vínculo humano-animal en momentos de transición familiar.
El equipo de Reeve encuestó a 130 personas que convivieron con un perro durante su embarazo. Los participantes respondieron preguntas sobre su experiencia gestacional, la relación con su mascota y las conductas observadas antes y durante la gestación.

El cuestionario se estructuró en cinco categorías de comportamiento: búsqueda de atención, protección frente a personas conocidas, protección frente a personas desconocidas, miedo o ansiedad hacia el dueño y miedo o ansiedad hacia otros perros.
Cada categoría incluía ejemplos concretos, como “acurrucarse” u “olfatear” en el caso de la búsqueda de atención; e “interponerse entre el dueño y otra persona” o “gruñir” para la protección.
Los resultados mostraron que el 67,1% de los encuestados notó un incremento en las conductas de búsqueda de atención durante el embarazo, en comparación con la etapa previa. Además, aparecieron aumentos en las conductas de protección tanto hacia personas conocidas como desconocidas, así como en los signos de miedo o ansiedad hacia otros perros.
Un dato llamativo es que el 26,9% de los participantes aseguró haber percibido cambios en sus perros incluso antes de saber que estaban embarazadas.

El análisis de los factores asociados a estos cambios demostró que los perros ya descritos como protectores frente a personas desconocidas antes del embarazo tuvieron más probabilidades de modificar su comportamiento durante la gestación.
Por el contrario, aquellos que manifestaban miedo o ansiedad hacia otros perros tendieron a mantener sus patrones previos, sin grandes alteraciones. Estos hallazgos sugieren que la personalidad y las experiencias previas del animal influyen en su respuesta ante los cambios familiares.
El estudio también destacó la importancia de la interpretación subjetiva de los dueños, ya que la percepción sobre el comportamiento de la mascota influye en la respuesta que reciben los perros y en los cuidados que se implementan durante el embarazo.
Los autores subrayaron que su trabajo se centró en la mirada de los propietarios y no en observaciones completamente objetivas, de modo que los resultados reflejan una aproximación a la vivencia cotidiana de las familias más que un análisis clínico estricto.

Esta perspectiva resulta relevante para profesionales de la salud y veterinarios, pues facilita la detección temprana de posibles problemas de adaptación y orienta sobre estrategias para promover el bienestar animal y familiar durante estos periodos de transición.
En el contexto de recomendaciones prácticas, el equipo de Reeve propuso varias medidas. Recomendaron mantener rutinas predecibles, como los paseos diarios, y recurrir al apoyo de familiares o amigos si resulta difícil continuar con las actividades habituales.
También sugirieron crear espacios tranquilos donde el perro pueda descansar lejos de estímulos excesivos, otorgar recompensas por comportamientos calmados y evitar castigos ante actitudes inusuales. Los cambios en el ambiente familiar suelen generar estrés en los perros, por lo que ofrecer seguridad y constancia en las interacciones contribuye a que la transición sea más llevadera para todas las partes.
Por último, la investigación subraya la importancia histórica del vínculo humano-animal, construido a lo largo de unos 35.000 años de convivencia y colaboración. Entender cómo las familias perciben y responden a los cambios en sus perros durante el embarazo, aporta herramientas para acompañar a las mascotas en etapas de transformación y fortalecer la relación entre humanos y animales en condiciones de inestabilidad o expectativas nuevas.
Esto evidencia que, más allá de la utilidad práctica del perro, la relación afectiva y la adaptación compartida tienen un valor fundamental en la vida cotidiana de las familias modernas.
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