Jóvenes, trabajo y reforma: lo que el Congreso debería escuchar

Frente al debate legislativo que se aproxima, la pregunta no es si la reforma laboral es necesaria, sino qué reforma y para quién

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En la futura conformación del
En la futura conformación del poder legislativo, la representación del segmento joven es minúscula (Foto: EFE/Juan Ignacio Roncoroni)

En los próximos meses, el Congreso nacional podría iniciar una de las discusiones políticas más relevantes de las últimas décadas de la Argentina: la reforma laboral. El debate ya polariza diagnósticos y posicionamientos dentro del sistema político, pero hay un actor central que todavía no ocupa el lugar que merece en la conversación pública: los jóvenes argentinos, que constituyen el segmento más dinámico, más precarizado y más impactado por los cambios culturales y tecnológicos en el mundo del trabajo.

Para comprender qué esperan y qué temen los jóvenes frente al futuro laboral, desde Enter Comunicación y Reyes-Filadoro presentamos el informe “Jóvenes y Trabajo: Realidad, Expectativas y Desafíos en un Contexto de Incertidumbre”, un estudio basado en una encuesta nacional a 700 casos, cuatro grupos focales y en el análisis de conversaciones digitales realizados entre septiembre y noviembre de 2025.

Es el segundo informe consecutivo que desarrollamos sobre juventudes en Argentina y ofrece una radiografía imprescindible para encarar el debate legislativo que se viene.

Una generación atrapada entre el optimismo y la precariedad

Los datos muestran una tensión estructural que caracteriza a esta generación: optimismo individual y pesimismo estructural.

El 76% de los jóvenes confía en que, en el futuro, conseguirá el trabajo que le gustaría tener. Además, el 69% de los encuestados opina que su generación tiene más oportunidades que la de sus padres, mientras que el 49% considera que su situación económica es mucho mejor o mejor que la de sus progenitores

No obstante, también existe un 50% que considera que su situación económica empeoró, en gran parte por salarios insuficientes, la creciente informalidad y las exigencias de experiencia que la educación recibida no permite cumplir. Coinciden en que cuentan con más oportunidades que sus padres, aunque señalan que las condiciones económicas actuales no los favorecen.

Los grupos focales nos permiten resaltar también estas miradas de jóvenes que señalan que “hay más oportunidades”, pero que, aun así, “la plata no alcanza”. “A los 25 años, mis viejos mantenían un hijo. Yo no estoy ni cerca. Hoy apenas puedo mantenerme a mí mismo”, destaca uno de los entrevistados. Fue una de las frases representativas que incluimos en nuestro informe.

Las estrategias de adaptación a esta realidad son diversas: combinan la educación, la flexibilidad y el aprovechamiento de las oportunidades digitales. Todas ellas comparten un factor interesante: la individualidad como herramienta para avanzar cuando el sistema no responde. El escenario futuro es incierto: el esfuerzo y la formación no garantizan progreso y la movilidad social parece estancada.

La reforma laboral vista desde las redes: miedo a perder derechos y una demanda de modernización

Puntualmente, el estudio realizado sobre las conversaciones digitales muestra que al menos el 50% de los usuarios rechaza una eventual reforma laboral, principalmente por temor a la precarización y a la vulneración de derechos. Sin embargo, también aparece un núcleo duro —cerca del 20%— que reclama una modernización del sistema, argumentando que las normativas vigentes y las gestiones anteriores favorecieron la informalidad.

El debate público, por ahora, se sostiene entre dos polos: el miedo y la necesidad. Ninguno de los dos se impone con claridad. Entre las expectativas destaca la demanda de trabajos formales o registrados, señalada como ideal por el 30% de los encuestados, pero, al mismo tiempo, la economía real empuja hacia la autonomía forzada: el 37% trabaja de manera independiente y más del 50% utiliza plataformas digitales, aunque solo el 16% las ve como fuentes de ingreso sostenibles a largo plazo.

La disputa por el futuro: entre el proyecto colectivo y la resistencia silenciosa

Las conclusiones del informe son claras: los jóvenes no reclaman como generación, actúan como individuos. Estudian, emprenden, migran, usan IA, monetizan en plataformas y se adaptan a escenarios adversos porque no creen que el sistema vaya a transformarse para incluirlos.

Hoy, frente al debate legislativo que se aproxima, la pregunta no es si la reforma laboral es necesaria, sino qué reforma y para quién. Si el proyecto político que se discuta en el Congreso no incorpora las voces, expectativas y miedos de los jóvenes, solo reforzará la sensación de distancia y desconfianza que ya existe entre los políticos y la ciudadanía.

En la futura conformación del poder legislativo, la representación de este segmento es minúscula. El desafío será también entender cómo estará representada la voz de los jóvenes para así poder hacer sentir sus demandas e inquietudes.

La juventud no debe ser un público espectador. Es el actor social y económico que definirá la Argentina de las próximas décadas. El informe que presentamos es una herramienta rigurosa para escucharla antes de hablar por ella.