Cuatro cuestiones clave para los inversionistas en el entorno actual

La incertidumbre actual está preparando el terreno para una sorpresa que impulsará la renta variable mundial y la incipiente recuperación del Merval

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Un trader en el piso
Un trader en el piso del New York Stock Exchange (NYSE) en Wall Street (REUTERS/Brendan McDermid)

Tanto la renta variable estadounidense como la mundial siguen subiendo. La de Argentina, aunque acumula pérdidas en 2025, ha repuntado más de un 20% desde el mínimo de septiembre (en USD). Aun así, los temores no desaparecen. En las próximas líneas, abordaremos cuatro preguntas importantes que los inversionistas deben plantearse para comprender aquello que los demás ignoran.

¿Son necesarios los recortes de tasas de interés para que el PIB y la bolsa sigan avanzando?

No cabe duda de que, si la Reserva Federal siguiera bajando las tasas, la economía de Estados Unidos se vería beneficiada. Los recortes pueden “elevar” la pendiente de las curvas de tipos mundiales, es decir, la diferencia entre los intereses a corto y a largo plazo. Los bancos se endeudan a plazos breves para financiar préstamos con vencimientos lejanos. Por lo tanto, cuando las curvas se pronuncian y los tipos a largo plazo son más altos que aquellos a corto plazo, prestar dinero es más rentable. Esto alienta a los bancos a conceder préstamos, lo que favorece al comercio, al PIB y a la renta variable.

Sin embargo, el recorte de las tasas no es necesario, ya que el aumento de la concesión de préstamos en Estados Unidos se ha acelerado, desde el 2,8% de finales de 2024 hasta el 5% actual, y la bolsa estadounidense marcó varios récords antes del recorte de la Fed en septiembre. De hecho, el actual mercado alcista internacional comenzó mientras la Fed, el BCRA y otros bancos centrales encarecían el precio del dinero.

Si bien el BCRA ya no establece las tasas de interés de forma oficial, los posibles efectos de sus operaciones de mercado son similares

Es cierto que el auge de la bolsa argentina entre 2023 y 2024 coincidió con los grandes recortes de tipos del BCRA, pero fue consecuencia de las expectativas de reforma económica y la moderación de la hiperinflación. Además, que el banco central siguiera bajando las tasas no evitó el reciente mercado bajista del Merval. Si bien el BCRA ya no establece las tasas de interés de forma oficial, los posibles efectos de sus operaciones de mercado son similares. No obstante, la política monetaria no define la evolución de la economía ni de las bolsas, así que no le demos tanta importancia.

¿Conviene prepararse para la relocalización de la industria estadounidense?

La “relocalización” no es, en sí misma, un factor alcista o bajista para los valores industriales estadounidenses o internacionales, tampoco para los argentinos, pues lo que más importa a los mercados son los beneficios, no de dónde provengan. Además, la relocalización conlleva un alto costo que puede afectar los márgenes, así que no parece probable que las empresas relocalicen muchas operaciones.

Por otro lado, es un proceso a largo plazo. Abrir una fábrica en Estados Unidos puede llevar años, lo cual supera con creces el horizonte de 3 a 30 meses que el mercado suele anticipar. En definitiva, invertir pensando en la relocalización es pura especulación.

¿Cómo pueden los inversionistas argentinos aprovechar la transición energética mundial?

Debido a la “electrificación”, la demanda mundial de baterías podría dispararse, lo que colocaría a Argentina (rica en litio) en una posición privilegiada, dado el papel clave del metal en la producción de esa tecnología. Es posible, pero se trata de una previsión a un muy largo plazo (como el plan decenal para expandir la minería del litio en el país) y, por lo tanto, especulativa.

Los inversionistas nunca temen a las burbujas reales, sino que imaginan un escenario de crecimiento ilimitado

Las acciones valoran principalmente los eventos que pueden pasar en los siguientes 3 a 30 meses, no en los próximos 120 meses. Pero, si aun así desea especular, debe preguntarse cuál de los más de 30 proyectos de litio registrados hasta la fecha prosperarán a la larga, cómo afectarán las próximas tecnologías a la oferta y demanda del mineral y, sobre todo, qué sabe sobre esta tendencia tan analizada que las acciones no hayan valorado ya. Si no puede responder a estas preguntas, olvide esas cuantiosas ganancias imaginarias a largo plazo.

¿Se trata la inteligencia artificial de una nueva burbuja a punto de explotar?

Pues no. Aunque las acciones de inteligencia artificial se hayan disparado, la mayoría corresponde a grandes empresas con enormes beneficios que se están expandiendo a partir de sus flujos de efectivo libre, no mediante la emisión de acciones o deuda. Esto es muy diferente a lo que sucedió con las puntocoms en el 2000, cuando un gran número de pequeñas empresas sin beneficios captaron dinero y después quebraron.

Los inversionistas nunca temen a las burbujas reales, sino que imaginan un escenario de crecimiento ilimitado, se lanzan a comprar y hacen subir los precios hasta que estallan. Pero, los temores sobre la burbuja de la IA no hacen más que desinflarla.

La incertidumbre actual está preparando el terreno para una sorpresa que impulsará la renta variable mundial y la incipiente recuperación del Merval.