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No es que emprender en
No es que emprender en EEUU sea “fácil”, pero sí ofrecen un entorno más sólido para quienes puedan dar el salto con una planificación realista

Cuando muchos argentinos piensan en emigrar, la idea de “irse a trabajar para otros” ya no es la más común. Hoy el foco se desplaza: emigrar, sí, pero para emprender. Ya no solo se trata de un sueño personal; miles de argentinos están armando negocios de servicios locales o startups digitales o franquicias desde territorio estadounidense, buscando el equilibrio entre riesgo y crecimiento.

Pero, ¿qué tan viable es ese salto? ¿Cuánto capital hace falta? ¿En qué rubros hay espacio? Y sobre todo: ¿qué obstáculos se presentan frente al contexto argentino? Esta es la radiografía del emprendedor argentino en EE. UU. en 2025.

Un contexto diferencial: por qué muchos argentinos eligen EEUU

Estados Unidos sigue siendo un imán para capital, talento y emprendimientos precisamente por una combinación de certezas: protección legal, mercado interno robusto, reglas claras y acceso al financiamiento (al menos para ciertos niveles). En Argentina, el entorno es mucho más volátil: inflación crónica, controles cambiarios, alta carga normativa y, según índices recientes, una de las jurisdicciones más “complejas” para operar negocios.

El Global Business Complexity Index 2025 ubicó a la Argentina entre los países más complicados para operar empresas, por la burocracia, los cambios frecuentes de reglas y la carga regulatoria. Mientras tanto, países con entornos más estables y previsibles tienden a atraer empresas “emergentes” que quieren crecimiento exponencial.

El Global Business Complexity Index 2025 ubicó a la Argentina entre los países más complicados para operar empresas

Además, las diferencias arancelarias agravan aún más el panorama: en sectores como alimentos, plásticos, textiles o metales, los gravámenes sobre importaciones en Argentina pueden ser múltiples veces los que se aplican en EEUU Eso encarece insumos, dificulta economías de escala y eleva el riesgo de negocios locales.

Por todas estas razones, muchos emprendedores argentinos no solo “escapan” del desorden: quieren construir algo nuevo donde las reglas del juego sean más claras.

Tres rutas preferidas para emprender en EEUU

No todos los emprendimientos son iguales. A la hora de emigrar para emprender, algunos caminos se repiten entre quienes han tenido éxito:

A) Startups digitales “capital light”

Aquí suelen entrar SaaS B2B, agencias de marketing digital, plataformas nicho o herramientas para pymes. La ventaja es que el core del negocio puede operar remotamente, la escalabilidad es alta y los costos fijos pueden mantenerse bajos.

B) Compra de pequeñas unidades ya operativas

¿Una lavandería rentable? ¿Un restaurante bien posicionado? Algunos optan por adquirir negocios existentes para continuar y escalar. Toman las operaciones que ya generan cash flow y las optimizan.

Cada camino tiene niveles distintos de riesgo, requerimientos y potencial de retorno.

C) Franquicias de servicios locales

Un modelo probado, con soporte del franquiciante, operaciones que pueden estandarizarse y una necesidad constante de servicios locales en EEUU —desde electricidad comercial, limpieza, pintura, servicios no médicos a domicilio, hasta mantenimiento de instalaciones industriales.

Ventaja: el riesgo inicial se reduce porque no se parte de cero. Desventaja: los costos de entrada pueden ser elevados (licencias, equipo, marketing, capacitación).

Estas historias sirven como ejemplos, no como fórmulas rígidas. Lo valioso es ver los desafíos reales que cruzaron: adaptación normativa, contratación local, marketing geográfico, cash flow y tiempos de ramp-up.

3. Emprender en EE.UU vs. Argentina ¿Cuáles son las diferencias más palpables?

  • Tiempo para registrar una empresa/permisos locales. En EEUU puede ir de días a semanas, según estado. En Argentina puede demorar semanas o meses y necesitar múltiples pasos.
  • Normativa estable/previsibilidad. En EEUU, alta (aunque varía por estado). Aquí, cambios frecuentes, alta inestabilidad normativa.
  • Acceso a crédito local/financiamiento. En EEUU, posible vía SBA, préstamos bancarios, inversionistas. En Argentina, altamente condicionado, tasas elevadas, restricciones cambiarias.
  • Costos regulatorios y compliance. Allá, claros y conocidos desde el inicio. Acá, incrementales, sorpresa de costos ocultos.
  • Mercado objetivo/demanda local. En EEUU, gran capacidad de gasto y escalabilidad. En Argentina, mercado domesticado, con variabilidad económica frecuente.

Estas diferencias no implican que emprender en EEUU sea “fácil”, pero sí ofrecen un entorno más sólido para quienes puedan dar el salto con una planificación realista.

4. Caja de herramientas del emprendedor argentino

Capital inicial estimado

  • Franquicias medianas: entre USD 100.000 y 300.000, dependiendo del rubro y región.
  • Startups digitales: puede arrancar con mucho menos, incluso con USD 20.000–80.000, si el modelo está claro y los primeros clientes están asegurados.
  • Compra de negocio operativo: depende del valor del cash flow, la ubicación y los activos.

La paradoja del emprendedor argentino es que muchas veces necesita emigrar para tener las condiciones mínimas para escalar. En Argentina, un negocio mediano o pyme convive con inflación, tasas altas, control cambiario y costos imprevistos. En EEUU, aunque hay competencia fuerte, la carga regulatoria y legal es predecible.

En términos macro, la brecha también es clara: EEUU tiene un PIB per cápita muy por encima del argentino. Según datos comparativos, EEUU con un PIB per cápita de ~USD 85.800 frente a ~USD 13.900 de Argentina (datos comparativos recientes) muestra el diferencial de mercado.

Además, el entorno macroeconómico argentino le impone al emprendedor un “costo argentino” que no se ve en EEUU: riesgo de cambios abruptos de reglas, inflación que erosionan márgenes y controles que limitan importaciones o insumos clave.

Emprender en EEUU siendo argentino no es aventura ni mito: es una opción concreta para quienes pueden planear con disciplina, capital inicial, adaptarse a la cultura local y asumir que los primeros meses serán de prueba.

Pero lo más poderoso de este cambio no es el destino: es el cambio de mentalidad. De buscar certezas afuera para sobrevivir a construir algo con proyección real en un entorno donde las reglas juegan del lado del emprendimiento.