
Buenas acciones, sacrificios mortales e incluso sucesos inexplicables surgidos por una aparente divinidad, son las razones por las que diferentes individuos fueron beatificados y canonizados por el Vaticano para llevar consigo el nombre de santo.
Todos los días, marcados en el calendario, se conmemora la vida y muerte de estos seres, hombres y mujeres, que dedicaron su existencia a la iglesia católica misma que les valió el nombramiento.
Este es el santoral del martes 18 de noviembre.
Celebración del día: San Odón de Cluny
En Tours, de Neustria, tránsito de san Odón, abad de Cluny, que instauró la observancia monástica según la Regla de san Benito y la disciplina de san Benito de Aniano.
Odón fue consagrado desde niño a San Martín de Tours por decisión de su padre. Durante su adolescencia, estudió la Regla de San Benito y comenzó a practicar su disciplina, incluso antes de ingresar formalmente en la vida monástica. Atraído por el ejemplo benedictino, abandonó Tours para unirse como monje a la abadía de Baume, después pasó por Aurillac y, finalmente, a Cluny, donde fue nombrado abad en 927.
Desde Cluny, Odón ejerció una influencia considerable sobre los monasterios europeos, impulsando el rezo frecuente de los salmos y el respeto al silencio monástico. Su liderazgo convirtió a Cluny en un referente espiritual y promovió la fundación de otros quince monasterios dependientes de su comunidad.
El papa Benedicto XVI, en una catequesis de 2009, destacó su función de guía espiritual y su llamado a una transformación profunda basada en humildad, austeridad y desapego de lo superficial. Odón mostró especial devoción a la Virgen María, a quien invocaba como “Madre de misericordia”, oración que inició a los dieciséis años y mantuvo toda su vida como forma de confianza y esperanza.
Junto a este personaje hay otros santos y mártires a los que también se les celebra este martes 18 de noviembre como los siguientes:
Santa Rosa Felipa Duchesne (s. XIX)
Beata Carolina Kózka (s. XX)
Santa Filipina Duchesne (s. XIX)
Beato Grimoaldo de la Purificación Santamaría (s. XX)
San Maudeto abad (s. VI)
San Patroclo de Colombiers (s. VI)
San Romacario de Constanza (s. VI)
San Román de Antioquía (s. IV)
San Teofredo de Calmeliac (s. VIII)
Qué se necesita para ser nombrado un santo

La Iglesia Católica y ortodoxa usan la canonización para declarar como santo a una persona ya fallecida, lo que implica incluir su nombre en el canon (lista de santos reconocidos) y el permiso de venerarla, reconociendo su poder ante Dios.
Durante el Cristianismo, las personas eran reconocidas como santas sin necesidad de un proceso formal; sin embargo, ello cambió en la Edad Media.
En el caso del catolicismo, la Iglesia debe hacer una investigación exhaustiva de la vida de la persona a santificar y existen cuatro formas de lograr el nombramiento: la vía de las virtudes heroicas; la vía del martirio; la de las causas excepcionales, confirmadas por un culto antiguo y fuentes escritas; y la del ofrecimiento de la vida.
Además, es requisito indispensable que haya hecho al menos dos milagros (o uno en el caso de ser mártir). La canonización se hace en una solemne declaración papal y se le asigna un día de fiesta para la veneración litúrgica.
No hay un periodo establecido para realizar la canonización de un personaje, pues incluso hay casos como el de San Pedro Damián que fue canonizado hasta 756 años después de su muerte o, por el contrario, el caso de San Antonio de Padua que fue nombrado hasta 352 días después de su deceso.
La última canonización tuvo lugar en octubre de 2019, cuando el Papa declaró santos al cardenal John Henry Newman y a la hermana Dulce, de Brasil.

