Más allá de la infección asintomática: el citomegalovirus y sus consecuencias a largo plazo

La permanencia del virus en el organismo plantea retos significativos para la protección de personas inmunodeprimidas y gestantes

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Este virus puede afectar a
Este virus puede afectar a mujeres gestantes. (Imagen Ilustrativa Infobae)

La posibilidad de que el citomegalovirus permanezca en el organismo de por vida tras la infección inicial representa uno de los desafíos más relevantes en el manejo de este virus, especialmente para quienes presentan sistemas inmunitarios debilitados o se encuentran en estado de gestación.

Mayo Clinic advierte que, aunque la mayoría de las personas infectadas no manifiestan síntomas, el riesgo de complicaciones graves se incrementa considerablemente en estos grupos vulnerables. Se trata de un virus extendido que puede afectar a casi cualquier individuo. Su transmisión ocurre a través de fluidos corporales como sangre, saliva, orina, semen y leche materna. Una vez contraída la infección, el virus permanece latente en el cuerpo, sin posibilidad de erradicación definitiva.

No obstante, existen medicamentos que pueden ayudar a controlar los síntomas, aunque no eliminan el virus. En personas sanas, la infección suele pasar inadvertida o provocar síntomas leves. Sin embargo, quienes presentan sistemas inmunitarios comprometidos, como los pacientes sometidos a trasplantes de órganos, médula ósea o células madre, así como aquellos con infección por el virus de la inmunodeficiencia humana, enfrentan un riesgo elevado de complicaciones severas e incluso mortales.

Afectaciones durante el embarazo y en bebés

Durante el embarazo, la infección activa por citomegalovirus adquiere especial relevancia, ya que puede transmitirse al feto. Las mujeres embarazadas que contraen el virus pueden dar a luz a bebés con citomegalovirus congénito. La mayoría de estos recién nacidos parecen saludables al nacer, pero algunos desarrollan síntomas meses o años después, siendo la pérdida auditiva y el retraso en el desarrollo los más frecuentes. Un número reducido de casos presenta problemas de visión. Entre los signos más habituales en los bebés afectados al nacer se encuentran el nacimiento prematuro, bajo peso, ictericia, agrandamiento y disfunción hepática, manchas púrpuras o erupciones en la piel, microencefalia, bazo agrandado, neumonía y convulsiones.El citomegalovirus perinatal afecta a bebés que se infectan durante el parto o poco después, incluso a través de la leche materna. Tanto los recién nacidos como las personas inmunodeprimidas constituyen los grupos con mayor probabilidad de experimentar manifestaciones clínicas de la infección.En adultos sanos, la infección primaria puede cursar con síntomas similares a los de la mononucleosis infecciosa, como fatiga, fiebre, dolor de garganta y dolores musculares. Sin embargo, la mayoría no presenta signos evidentes. En caso de desarrollar una enfermedad parecida a la mononucleosis durante el embarazo, se recomienda consultar al médico.

Si tu sistema inmunitario está debilitado, puedes experimentar serios problemas en los siguientes órganos:

  • Ojos
  • Pulmones
  • Hígado
  • Esófago
  • Estómago
  • Intestinos
  • Cerebro

La mayoría de las personas saludables que se contagian presentan pocos síntomas o ninguno. Al infectarse por primera vez, algunos adultos pueden tener síntomas similares a la mononucleosis infecciosa, como los siguientes:

  • Fatiga
  • Fiebre
  • Dolor de garganta
  • Dolores musculares

Cuándo deberías llevar a tu hijo al médico

ILUSTRACIÓN - Sin miedo a
ILUSTRACIÓN - Sin miedo a preguntar: los médicos suelen utilizar términos técnicos que no todo el mundo conoce. Si se les pide que expliquen lo que quieren decir en términos sencillos, se saldrá de la consulta mejor informado. Foto: Christin Klose/dpa

El diagnóstico del citomegalovirus se realiza mediante pruebas de laboratorio, que incluyen análisis de sangre, otros fluidos corporales o muestras de tejido. Para las mujeres embarazadas, resulta relevante determinar si han estado expuestas previamente al virus, ya que la presencia de anticuerpos reduce significativamente el riesgo de transmisión al feto en caso de reactivación. Si se detecta una infección reciente durante el embarazo, la amniocentesis puede confirmar si el feto está infectado. Esta prueba, que consiste en el análisis de una muestra de líquido amniótico, suele indicarse cuando la ecografía revela anomalías compatibles con la infección.En los recién nacidos, la detección del citomegalovirus congénito debe realizarse en las primeras tres semanas de vida si existe sospecha clínica. Si se confirma la infección, se recomienda evaluar la función de órganos como el hígado y los riñones. Para las personas inmunodeprimidas, como quienes viven con VIH o han recibido un trasplante, el seguimiento regular mediante análisis específicos es fundamental para detectar y tratar posibles complicaciones.El tratamiento no suele ser necesario en niños y adultos sanos, ya que la recuperación suele producirse sin intervención médica. En cambio, los recién nacidos y las personas con inmunidad debilitada requieren tratamiento cuando presentan síntomas. Los medicamentos antivirales constituyen la principal opción terapéutica, ya que pueden ralentizar la replicación viral, aunque no erradican el virus. Mayo Clinic destaca que la investigación continúa en busca de nuevos fármacos y vacunas para mejorar la prevención y el tratamiento del citomegalovirus.