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Marcelo Moscoso es despachante de
Marcelo Moscoso es despachante de aduana (Foto: Movant Connection)

En un escenario donde los tiempos, las regulaciones y la coordinación entre actores definen el éxito de cada operación, el entrevistado destaca la función estratégica del despachante en la cadena global. “Comercio exterior, logística y despachante son inseparables”, asegura Marcelo sobre un rol que combina técnica, responsabilidad y cercanía con todos los eslabones.

¿Qué rol representa para vos un despachante de aduana?

Para mí tiene un rol fundamental. En esta cadena, que involucra tantos operadores, creo que somos de los pocos que toman contacto con todos. Estamos en contacto con el importador, con el representante de la fábrica que exporta, con la agencia marítima, con el forwarder, con la terminal, con el transporte interno.

Cubrimos todas las áreas del importador. Hablo de la importación porque es la que más operadores involucra; la exportación, aunque también requiere del depósito fiscal y del transportista, es más sencilla y presenta menos conflictos. Por eso considero que nuestro rol es muy importante.

¿Qué sectores te toca gestionar y con qué dificultades?

Me toca trabajar con sectores textiles, agrícolas, de semillas, quesería, metalurgia e industria en general. Los problemas principales están en las intervenciones de organismos: SENASA e INASE para lo agrícola, y en textiles el desafío más grande es la clasificación arancelaria. El tema del etiquetado quedó como responsabilidad del importador.

En productos eléctricos la obligación de cumplir con normas de seguridad eléctrica sigue vigente, aunque algunos creen lo contrario porque la aduana ya no controla. Ahí nuestro rol es también formativo: explicarle al cliente que, aunque no haya un control inmediato, debe cumplir la norma porque en cualquier momento pueden hacer inspecciones.

¿Qué es lo que más te quita el sueño en lo operativo?

Trabajamos contrarreloj: en un embarque marítimo tenemos cinco días para retirar la carga con tarifa preferencial y después los costos se duplican, sobre todo en contenedores refrigerados.

Muchas veces no hay turnos y eso genera pérdidas millonarias para los clientes. También preocupa la clasificación arancelaria: cuando uno discute con un verificador y está convencido de su criterio, pero la aduana tiene otra visión. Eso implica riesgos de infracción, demoras y costos adicionales. Varias veces me quitó el sueño, aunque siempre seguimos adelante.

¿Qué sectores viste crecer o caer en este tiempo?

El que más creció fue el agrícola, que prácticamente duplicó operaciones en el último año. En cambio, la metalurgia cayó, sobre todo en el consumo de máquinas automatizadas. Los productos de consumo tuvieron un pequeño boom el año pasado pero bajaron. También se nota el impacto de las compras directas online, donde cualquier persona puede traer productos sin mayores complicaciones. Eso afecta a quienes importan bienes de consumo masivo. El textil se mantiene estable, con costos ajustados y un consumo más bajo.

¿Qué perspectivas ves a futuro para el comercio exterior argentino?

Como despachantes de aduana creemos que hay una proyección de crecimiento. Hoy estamos en una planicie, pero no lo vemos en baja. Surgen interrogantes con la inteligencia artificial, que puede ser un complemento si sabemos incorporarla, no una competencia.

Lo que sí preocupa es la desregulación: hoy la aduana acepta la figura del declarante sin capacitación previa. Por ahora los clientes siguen confiando en los despachantes tradicionales con experiencia, oficinas y equipos. Esperemos que siga así.

Refiriéndose al rol del despachante
Refiriéndose al rol del despachante de aduana, Marcelo comenta que "tiene un rol fundamental. En esta cadena, que involucra tantos operadores, creo que somos de los pocos que toman contacto con todos" (Foto: Shutterstock)

¿Qué le dirías al ciudadano común sobre la figura del despachante?

Que entienda que no somos simples gestores ni empleados de la aduana. Somos personas físicas obligatorias por norma, solidarias en las operaciones con el importador o exportador. Respondemos por infracciones o delitos de nuestros representados. Además, tenemos una fuerte capacitación: estudiamos normas de clasificación, de valoración, aspectos legales, resoluciones diarias.

Los despachantes de mi generación dedicamos muchísimas horas a leer reglamentaciones de la OMA y del Mercosur. Hoy muchos colegas ya vienen con formación técnica o universitaria en comercio exterior. No es un oficio improvisado: requiere estudio y compromiso.

¿Qué reflexión hacés sobre logística y comercio exterior?

La logística es gravitante en el comercio exterior. Todo depende de cumplir tiempos sin generar costos excesivos. Sin logística, el comercio exterior no podría operar. El despachante necesita que la carga esté en movimiento constante —marítimo, aéreo, terrestre— y que la logística local acompañe. Los conflictos en terminales, los horarios y las entregas son parte de esa cadena. Para mí, comercio exterior, logística y despachante son inseparables.