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Frenando Mielniczuk es despachante de
Frenando Mielniczuk es despachante de aduana y titular de un estudio de despacho aduanero (Foto: Movant Connection)

“Cada operación es una oportunidad de aprender”, afirma Fernando al aconsejar a los jóvenes que eligen esta carrera. A lo largo de la charla comparte su experiencia en distintos rubros, el impacto del courier en la operatoria y su expectativa de que Argentina logre consolidarse como un país confiable en el comercio exterior.

¿Cuál es tu mirada sobre la actualidad del comercio exterior argentino?

Estar con distintos rubros te obliga a investigar siempre y estar atento a las normativas. Esté el gobierno que esté, siempre cambian cosas, siempre se actualiza algo. Según la política económica, hay modificaciones que te exigen estar actualizado para dar un buen servicio y una buena asesoría.

La situación del comercio exterior en Argentina podría ser mucho mejor. Creo que falta más consumo interno y más industrialización para favorecer tanto las exportaciones como las importaciones. Hay una intención de facilitar el comercio exterior y varias reglamentaciones aduaneras, pero además de esa facilitación hacen falta medidas concretas para que crezca el intercambio con otros países.

¿Cómo ves el rol del despachante de aduana en ese contexto?

Para mí es clave, porque somos quienes unimos todos los puntos: el importador, la agencia marítima, la aduana, el transportista local e internacional. Somos el nexo entre todos y le damos transparencia al comercio exterior porque nos ajustamos a la norma. Además de la función de fiscalización que cumple la aduana, también somos una medida de control: debemos cumplir con la normativa en cada operación.

En el rubro textil, ¿qué particularidades encontrás en logística y comercio exterior?

La principal está en la composición de los productos, que puede determinar un cambio en la clasificación arancelaria y modificar los derechos de importación o exportación. También influye el origen de la mercadería, porque hay restricciones para algunos países que son justamente los principales proveedores, como India o China.

Me toca trabajar con todo el circuito: importar temporalmente hilados y luego exportar la prenda terminada. Ahí es fundamental el régimen de importación temporal, que permite no pagar derechos y usar esos insumos para exportar el producto final. El objetivo es siempre buscar el mayor beneficio para el cliente dentro del marco legal.

¿Considerás que la industria textil está bien regulada?

Sí, está regulada. El problema aparece con esta apertura un poco “bruta”, de importar masivamente ropa solo con fotos, sin tener en cuenta las normas de seguridad. En esas plataformas se venden prendas que no siempre cumplen con la normativa local y eso representa un riesgo para el usuario.

¿Cómo impacta la importación de indumentaria vía courier en tu trabajo?

Ese régimen tiene un tope de 3.000 dólares. Antes lo usaban solo personas físicas, pero hoy también las empresas pueden importar insumos o repuestos para sus fábricas. Eso nos afecta, porque si bien es un beneficio para esas empresas, significa menos operaciones para nosotros.

De todas formas, el consumo todavía no repunta del todo. Hay facilidades para importar y exportar, pero sin un consumo interno fuerte, el motor principal no termina de arrancar. Eso frena el crecimiento que podría tener el comercio exterior.

¿Qué perspectivas ves para el futuro del comercio exterior argentino?

Espero que continúen las políticas que favorecen la exportación. Aunque a veces nos quitan trabajo con algunas medidas, como las importaciones pequeñas vía courier, en definitiva ayudan a abrir el comercio. Mi intención es que crezca, que podamos ser un país serio a la hora de importar y exportar.

Si fueras Ministro de Comercio Exterior, ¿qué cambios impulsarías?

Lo primero sería crear un Ministerio específico de Comercio Exterior. Hoy todo depende de Economía y el tema no tiene tanta visibilidad en la gente común ni en los medios. Es clave que la conducción esté en manos de alguien que conozca realmente el comercio exterior.

También buscaría detectar las necesidades concretas de exportadores, importadores y agentes intervinientes —despachantes, agentes de carga, transportistas— para facilitar el trabajo y lograr que el intercambio fluya.

Según Fernando, al momento de
Según Fernando, al momento de comprar hilados para la producción nacional, "es fundamental el régimen de importación temporal, que permite no pagar derechos y usar esos insumos para exportar el producto final" (Foto: Shutterstock)

¿Cuáles son los temas que más conversan entre colegas del sector?

Nos preocupa mucho la liberalización del oficio. Desde 2023, cualquier persona mayor de edad con clave fiscal puede ser despachante de aduana. Nosotros hicimos una carrera, rendimos exámenes, obtuvimos matrícula, garantías económicas, y ahora cualquiera puede hacerlo sin esa preparación. No lo vemos solo como un tema de ego, sino de idoneidad. La diferencia está en el conocimiento y la experiencia, que son los que garantizan que se cumpla la normativa.

Hoy hay más despachantes, pero no todos cuentan con la preparación que se exigía antes. Eso repercute negativamente porque se pueden ver profesionales muy capacitados y otros que no lo están tanto. Con el tiempo, esa diferencia se va a notar.

¿Qué consejo le darías a un joven que quiere seguir esta profesión?

Que estudie la normativa, porque cambia constantemente. Que aprenda inglés y herramientas digitales, que son imprescindibles, y que cultive la curiosidad, porque cada operación es una oportunidad de aprender. También es fundamental tener criterio, algo que solo se logra con experiencia y conocimiento.