
La apertura de una nueva Oficina de Certificación de Productos Cárnicos del Senasa en el Depósito Fiscal y Aduanero de Centenario marca un punto de inflexión para la logística exportadora de la Patagonia norte. La medida busca dinamizar los envíos de trucha y otros productos acuícolas hacia mercados internacionales, al descentralizar los procesos y reducir tiempos críticos en la cadena de exportación.
Desde 2014, el Depósito Fiscal y Aduanero de Centenario funciona como terminal de carga estratégica para el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, concentrando la certificación de frutas frescas. Ahora, con la habilitación de esta oficina del Senasa, se amplía el espectro a los productos cárnicos, comenzando por los acuícolas.
Hasta el momento, los únicos puntos habilitados en la región para este tipo de certificaciones eran San Antonio Oeste y San Carlos de Bariloche, lo que implicaba largos traslados y mayores costos logísticos para los exportadores. La novedad representa un alivio operativo: la certificación podrá realizarse en el mismo nodo logístico donde se concentran los trámites aduaneros, acortando la distancia entre el origen de la producción y la salida internacional.
Impacto en la competitividad
La trucha patagónica ha experimentado un crecimiento sostenido en los últimos años, consolidándose como un producto de interés para mercados de alto valor como Estados Unidos y Japón. Sin embargo, los productores enfrentaban demoras de hasta 24 horas para trasladar su mercadería hacia los puntos de certificación o salida, principalmente el Aeropuerto Internacional de Ezeiza.
Con la nueva oficina, las cargas refrigeradas podrán certificarse en Centenario y viajar directamente al Aeropuerto Internacional de Neuquén, donde agentes del Senasa completarán la verificación al momento de la carga en avión. Este esquema no solo acorta tiempos, sino que también fortalece la cadena de frío, un aspecto crítico para garantizar la inocuidad y la calidad en destino.
Además, la empresa a cargo del depósito planea acreditarse como “dador de frío” para ampliar el alcance a otras mercaderías cárnicas de la zona. De concretarse, los exportadores tendrían en un solo sitio los servicios aduaneros, la certificación sanitaria y el almacenamiento refrigerado, una integración que eleva la eficiencia y la competitividad del hub neuquino.

Coordinación institucional y visión estratégica
El trabajo articulado entre el organismo estatal y el sector privado apunta a descentralizar los procesos de fiscalización y acercar los servicios a los productores, una estrategia que se alinea con la necesidad de diversificar las exportaciones patagónicas.
En la práctica, la certificación se organizará en dos etapas. Primero, un veterinario del Senasa verificará los productos en el Depósito Fiscal junto con personal de Aduana. Luego, en el Aeropuerto de Neuquén, agentes del organismo realizarán un control complementario durante la transferencia de la carga refrigerada al avión. De esta manera, se asegura un circuito logístico controlado de origen a destino.
Una oportunidad para la diversificación exportadora
La habilitación de la oficina no solo beneficia al sector acuícola. La experiencia acumulada en la certificación frutícola y la infraestructura disponible abren la puerta a la inclusión de nuevas cadenas productivas regionales. En una Patagonia caracterizada por la producción primaria y su potencial de agregado de valor, la posibilidad de centralizar trámites en Neuquén genera un atractivo adicional para los inversores y un horizonte de expansión para los exportadores.
Desde la perspectiva logística, la decisión reduce costos de traslado, fortalece la trazabilidad y potencia al aeropuerto local como puerta de salida al mundo. A largo plazo, esta integración podría posicionar a Centenario como un polo de servicios aduaneros y sanitarios, comparable a los principales nodos de consolidación de carga del país.
Comercio exterior con sello patagónico
La apertura de la Oficina de Certificación de Productos Cárnicos en Neuquén es más que un trámite administrativo: es un hito logístico que redefine la dinámica exportadora del Alto Valle. Al facilitar la certificación de productos acuícolas y proyectar la incorporación de otras carnes frescas, el Senasa impulsa un modelo más ágil, cercano al productor y alineado con los estándares internacionales de calidad.
En un contexto global donde la eficiencia logística y la inocuidad son determinantes para competir, esta medida representa una ventaja estratégica para la región. Los productores patagónicos cuentan ahora con un respaldo institucional y operativo que les permitirá acelerar su inserción en los mercados globales, consolidando la marca “Patagonia” como sinónimo de calidad y confiabilidad en el comercio exterior.
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