
“Sin un socio que facilite los traslados, sería imposible llegar a las comunidades o concretar los operativos de salud”, asegura Julieta. En esta entrevista repasa cómo la logística y el compromiso multisectorial hacen posible acercar atención médica y contención a miles de familias.
¿Qué es lo que te llevó a donde estás hoy y qué es lo que te motiva a seguir?
La realidad es que cuando inicié este camino fue casi por casualidad. Yo venía del mundo de las comunicaciones, soy licenciada en Comunicación y siempre trabajé en prensa, comunicación institucional y marketing. En un momento de búsqueda personal, apareció la oportunidad de organizar un torneo de golf a beneficio y ahí conocí una organización que me enamoró desde el primer día por lo que hacía con los chicos y sus familias.
Siempre me interpeló todo lo que tiene que ver con la niñez; de chica quería ser maestra jardinera, así que ese vínculo estaba latente. Me involucré de manera proactiva, se abrió una búsqueda en desarrollo de fondos y comunicaciones y fue todo bastante mágico. Desde hace más de once años no siento que mi trabajo sea un trabajo, porque todo lo que hago por los chicos y sus familias es poco en relación con lo que me retribuye. Hoy sigo con la motivación de contener cada vez más y mejor a quienes atraviesan estas situaciones, y ese es mi motor cotidiano.
¿Qué sectores suelen involucrarse más en este tipo de iniciativas?
Es muy variado. Hay desde banca, consumo masivo hasta empresas de logística que cumplen un rol fundamental. Por ejemplo, cuando se necesita poner en marcha un programa como la unidad pediátrica móvil, es indispensable contar con conductores especializados. En esos casos se confía en actores logísticos que pueden resolverlo con eficiencia. También hay particulares comprometidos que facilitan mucho el trabajo.
Las formas de colaborar son muy diversas: desde brindar servicios hasta realizar donaciones específicas o participar en jornadas de voluntariado. Lo importante es que exista ese compromiso de distintos sectores, porque cada aporte permite aliviar el camino de las familias.
¿Qué actividades considerás más relevantes hoy en día?
La clave de la fundación es acortar distancias. Muchas familias deben trasladarse cientos de kilómetros para que un niño pueda recibir un tratamiento médico de alta complejidad. El gran desafío es garantizar que estén cerca del hospital y que su estadía sea lo más amena posible.
En las casas de alojamiento no solo llega el niño con su madre o padre: pueden alojarse hasta cuatro integrantes. Todos los días se trabaja para que la permanencia sea lo más llevadera dentro de un contexto muy difícil.
Con la unidad pediátrica móvil se da otra dinámica: en lugar de que las familias viajen, se llega a comunidades con difícil acceso al sistema de salud. Equipos médicos —pediatras, odontólogos, oftalmólogos— realizan atención in situ. Esto requiere una sinergia con sectores públicos, corporativos y voluntarios, que facilitan la posibilidad de concretar cada operativo.
¿Cómo perciben las familias este acompañamiento?
Hay distintos niveles. Por un lado, están los hospitales y municipios que hacen las derivaciones y coordinan turnos. Pero lo más genuino sucede entre las mismas familias: quienes ya tuvieron la experiencia transmiten a otras la posibilidad de acceder a una sala de espera más cómoda, de recibir algo caliente para tomar, de ducharse o de estar tranquilas sabiendo que si un médico las necesita, están cerca. Esa recomendación de boca en boca se vuelve una cadena muy valiosa, porque transforma a los propios beneficiarios en voceros de lo que significa este tipo de apoyo.
¿Qué tan complejo es planificar para que todo esto se concrete?
No se improvisa. Un ejemplo claro son los operativos de la unidad pediátrica móvil, que suelen durar una semana. Para que funcionen, se trabaja previamente con gobiernos locales y agentes de salud que garantizan las condiciones básicas.
Además, está el desafío de coordinar traslados de médicos, hotelería y recursos logísticos. Todo debe estar previsto para que los profesionales puedan atender en las mejores condiciones. La planificación es clave para que nada quede librado al azar.

¿Podés compartir un caso que te haya marcado especialmente?
Sí, uno muy fuerte fue en abril de este año en Bahía Blanca. En la inundación, que fue catastrófica, el hospital local tuvo graves daños. En ese contexto se puso en marcha la unidad pediátrica móvil y en apenas quince días se organizó un operativo sanitario.
Se trabajó en alianza con distintos niveles de gobierno y en una semana se atendieron más de 600 chicos, con más de mil prestaciones médicas. Fue un caos por la magnitud de la emergencia, pero también un ejemplo de cómo la respuesta rápida y la flexibilidad logística marcan la diferencia.
Incluso se hospedó a médicos llegados desde Buenos Aires para colaborar con la recuperación del hospital. Ese operativo mostró claramente que, además de los procesos y estándares, lo más importante es la capacidad de reaccionar ante necesidades concretas.
Después de tantos años, ¿qué reflexión te gustaría compartir con nuestro público?
Después de once años en el tercer sector, no me imagino en otro lugar. Pero también tengo claro que para poner en marcha programas tan relevantes se necesita mucho más que voluntad. La logística es un factor determinante: sin un socio que facilite los traslados, sería imposible llegar a las comunidades o concretar los operativos de salud.
Ese respaldo permite que lo estratégico se convierta en realidad. Al final del día, lo más importante es poder dar una respuesta concreta, en el momento en que las familias lo necesitan.
Para mí lo más importante es que quienes tengan interés se acerquen y conozcan. Al principio puede existir una barrera, porque cuando se habla de salud infantil se imagina un escenario duro. Pero al entrar en una casa o en una sala, lo que se ve son chicos que siguen teniendo ganas de jugar, aprender y soñar. Esa experiencia suele ser transformadora y de ahí surgen ideas de colaboración y alianzas muy valiosas.
Últimas Noticias
Industria y abastecimiento: los retos de operar en Tierra del Fuego
Geraldina Marino, licenciada en comercio internacional con experiencia en e-commerce, consumo masivo y electrónica, describe los desafíos de coordinar las cadenas de abastecimiento para entornos complejos y de difícil acceso

Cuando la logística define la frescura y el éxito en gastronomía
Paul Petrelli, socio fundador y presidente de una cadena de confiterías y panaderías, repasa su recorrido de la aviación a la gastronomía y revela cómo la logística sostiene la frescura en un negocio con múltiples locales y foodtrucks

ARCA simplifica requisitos para transportistas de hidrocarburos y actualiza controles de seguridad
La Agencia de Recaudación y Control Aduanero eliminó la obligación de inscribirse en el RUTA, redujo trámites y modernizó los requisitos técnicos para el traslado de hidrocarburos

Exportar tomate desde Mendoza: oportunidades y desafíos en la ruta al Pacífico
Juana García, responsable de comercio exterior en una empresa conservera de tomate, analiza cómo la ubicación estratégica de la provincia y el corredor bioceánico acercan mercados

Logística bajo control: 16 mil transportes agropecuarios inspeccionados en rutas clave
En Entre Ríos, los operativos del Senasa combinan control logístico y sanitario para resguardar la producción local y fortalecer la confianza de los socios comerciales en el exterior
