El milagro económico peruano en medio de grandes desafíos

Entre inversiones extranjeras, superávit comercial y obras estratégicas, el Perú se erige como modelo económico en la región, pero aún debe enfrentar la informalidad laboral y la crisis política

Guardar
Italo Torrese es empresario y
Italo Torrese es empresario y promotor de inversiones en los EEUU (Foto: Movant Connection)

En América latina donde la inestabilidad política es común, las crisis económicas son moneda corriente y donde hasta el año 2024 los gobiernos socialistas dominaban el ámbito político, Perú emerge como un caso singular, su clase política e institucional se hunde en una espiral de crisis, su economía sigue avanzando con una resiliencia envidiable pero que al mismo tiempo, inspira.

Desde la última década del siglo XX, Perú ha construido una estructura económica sólida, que se basa en la independencia del Banco Central de Reserva que tiene autonomía para gestionar una política cambiaria inteligente que ha logrado mantener la estabilidad del nuevo sol peruano con respecto al dólar estadounidense por más de 35 años. Sumado a una rigurosa disciplina fiscal y apertura económica que logró reducir el déficit en la balanza comercial y que desde hace más de tres años ya reporta un superávit comercial. Hoy, Perú proyecta para el 2025 un crecimiento del PBI superior al 2.8%, con inflación controlada y un aumento considerable en sus exportaciones. ¿Cómo es posible que un país con seis presidentes en menos de una década mantenga esta estabilidad económica?

La respuesta está en la independencia y separación de las instituciones económicas de los poderes del estado. A diferencia de la política, las entidades técnicas como el Banco Central de Reserva (BCR) y el Ministerio de Economía han logrado distanciarse y blindarse de la agenda cortoplacista de la política peruana. Esta autonomía ha permitido que el país siga siendo atractivo para la inversión extranjera, que este año superará los 11.000 millones de dólares.

El milagro peruano no debe
El milagro peruano no debe ser solo económico. Debe ser también político, social y cultural. Porque de nada sirve crecer si ese crecimiento no se traduce en bienestar, equidad y esperanza (Foto: Shutterstock)

Posicionamiento internacional

Pero el verdadero motor del milagro peruano está en el atractivo geopolítico comercial que ha sabido capitalizar asegurando que países de envergadura mundial vean al Perú como una oportunidad para realizar grandes proyectos de infraestructura que generan miles de puestos de trabajo, modernizan nuestras comunicaciones y transporte y colocan al país en el centro del comercio internacional en esta parte del mundo.

El mega puerto de Chancay, financiado con capital chino, busca convertir al país en un centro logístico del Pacífico sur. El nuevo aeropuerto Jorge Chávez en la ciudad de Lima destaca como uno de los más modernos de la región, el proyecto ferroviario que busca conectar el Océano Atlántico con el Océano Pacífico a través de Perú y Brasil, el Metro de Lima, repotenciar el sistema ferroviario nacional y la nueva Carretera Central son proyectos que no solo modernizan el país, sino que lo posicionan estratégicamente en el comercio global.

A toda esta inversión que ya está en progreso o terminada se suma el interés de otros actores como Estados Unidos que buscan un espacio para beneficiarse de toda esta infraestructura y ubicación geográfica.

Sin embargo, este milagro tiene pies de barro. La pobreza ha vuelto a crecer, la informalidad laboral supera el 60%, y la desconfianza ciudadana hacia las instituciones es alarmante. El poder ejecutivo y el poder legislativo parecen vivir en una dimensión paralela, ajena a las necesidades de largo plazo. La falta de consensos ha paralizado reformas clave que han debilitado la gobernabilidad.

La pregunta es inevitable: ¿puede sostenerse este milagro sin estabilidad política? La historia nos dice que no. La economía puede resistir por un tiempo, pero sin reformas estructurales y un mínimo de cohesión institucional, el crecimiento se vuelve frágil.

Perú tiene una oportunidad única. Su ubicación geográfica, sus recursos naturales, su capital humano y su infraestructura en expansión lo convierten en un actor clave en la región.

El milagro peruano no debe ser solo económico. Debe ser también político, social y cultural. Porque de nada sirve crecer si ese crecimiento no se traduce en bienestar, equidad y esperanza.