
Al referirse al retail, Germán comenta que “lo más importante es estar preparado y entender que es un sector muy dinámico”. En esta entrevista, recorre desde la planificación anticipada y la disponibilidad de stock hasta las tendencias de digitalización y la colaboración en la última milla que marcan el futuro del sector.
¿Qué aspectos logísticos te parecen más interesantes de la industria del retail en la actualidad?
Me parece que lo más destacable cuando hablamos de logística en retail es el dinamismo que tiene el sector. Los que trabajamos en logística, en cualquiera de los roles, tenemos que estar preparados para adaptarnos a cualquier tipo de cambio. Cambios propios de la industria, como temporadas o patrones de consumo, e incluso factores externos como restricciones gubernamentales, cambiarias o el clima político.
Todos los días son diferentes y siempre aparecen factores que alteran la planificación. Lo más importante es estar preparado y entender que es un sector muy dinámico.
¿Qué desafíos plantea trabajar con un catálogo tan amplio y con tanta estacionalidad?
El principal desafío es que hay sectores con temporadas muy marcadas, como el textil, tecnología o juguetes. Al trabajar con surtidos amplios, la logística debe ser ágil y flexible, adaptándose a las temporadas, pero también con anticipación para poder planificar de forma adecuada.
La clave es una buena planificación y estimación de la demanda. Tener sobrestock es un problema porque implica costos de almacenamiento y capital inmovilizado. Nuestro rol en logística es clave para lograr que los productos lleguen en el momento y la forma adecuada que requiere el negocio.
¿Cuáles son las variables logísticas más críticas cuando se trabaja con importados y venta mayorista?
La más importante es el tiempo de entrega. La planificación de una compra empieza mucho antes porque hay muchos eslabones en el medio. Como mayorista, lo principal es garantizar la disponibilidad de stock para los clientes.
Cualquier demora puede dejarte fuera de fechas clave como Navidad o las temporadas de verano o invierno. Para eso, es indispensable una planificación seria y coordinada que permita llegar justo a tiempo.
¿Cómo se armoniza esa planificación con el transporte internacional?
En comercio internacional los tiempos son más largos que en el ámbito nacional. La planificación de la temporada empieza mucho antes y tenés que dimensionar desde el inicio el espacio necesario, los contenedores que vas a usar y los embarques que vas a necesitar.
El tránsito es un componente fundamental dentro del tiempo total de entrega y cualquier desvío puede alterar todo el ciclo. Además, el costo del flete tiene una incidencia alta en el precio final.
Muchas veces hay poca disponibilidad de contenedores o de bodega, especialmente en orígenes como Asia, que es de donde proviene gran parte del volumen en retail. No conseguir espacio en un buque puede detener toda una operación y eso impacta directo en los tiempos. Llegar tarde a una temporada implica sobrecostos enormes.

¿Cómo describirías el escenario actual de las importaciones en el sector?
Hoy el retail y muchas industrias están cambiando su mix de nacional e importado. El contexto actual es mucho más amigable para la importación y eso está generando un crecimiento en los volúmenes.
Venimos de años donde las restricciones eran el día a día, y ahora pasamos a un escenario más favorable para las cargas internacionales. Eso trae un montón de desafíos nuevos y obliga a adaptarse a un mercado que está en expansión.
¿Qué impacto tiene el crecimiento de las microimportaciones puerta a puerta?
El flujo de correo puerta a puerta tiene un impacto real. Está cambiando el comportamiento de compra del consumidor y aparecen empresas con una penetración fuerte en sectores sensibles como electrónica, textil o juguetes. Esto genera mayor demanda de fletes internacionales y obliga a las empresas a repensar la competitividad.
No alcanza con competir solo en precio, porque los productos importados suelen tener precios muy competitivos. El desafío es crear valor para el cliente: entregas más rápidas, más puntos de retiro y mayor flexibilidad. La logística puede aportar mucho en ese sentido, generando ventajas más allá del precio. También implica una mayor demanda de infraestructura y de espacio, porque los volúmenes siguen creciendo.
¿Qué tendencias ves en el futuro de la logística para el retail?
Creo que las tendencias más fuertes están en la automatización y la inteligencia artificial aplicada a todos los procesos. A mediano y largo plazo van a ser claves. En lo inmediato, veo avances en digitalización, trazabilidad y en la omnicanalidad, integrando la experiencia física con el ecommerce y los marketplace.
Los sistemas de gestión de almacenes ya son más accesibles y permiten tener los stocks en línea y dar más información a los clientes. También creo que habrá un avance en la última milla con modelos más colaborativos. En Argentina no hay tanta escala como en otros mercados, por lo que la colaboración entre empresas puede ser una solución para aprovechar sinergias y lograr mayor eficiencia.
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