
La fractura de tibia que sufrió el arquero Kevin Mier en el partido entre Cruz Azul y Pumas no solo fue una de las lesiones más graves del torneo, sino también un punto de inflexión en la conversación sobre la intensidad y disciplina del equipo universitario.
La entrada de Adalberto Carrasquilla, que derivó en la lesión del guardameta celeste, fue sancionada únicamente con tarjeta amarilla, lo que provocó reclamos desde el banquillo de Pumas y la posterior expulsión de un integrante del cuerpo técnico.
Aunque el director técnico Efraín Juárez negó que su equipo actuara con mala intención, el incidente reavivó el debate sobre el estilo de juego del club.
La jugada no fue un caso aislado: a lo largo del torneo, Pumas acumuló múltiples sanciones tanto en cancha como en zona técnica, lo que lo llevó a cerrar el Apertura 2025 como el equipo con peor desempeño en el índice de fair play.
De acuerdo con el portal oficial de la Liga MX, Pumas terminó el torneo con 50 tarjetas amarillas, 2 rojas en cancha y 5 expulsiones al cuerpo técnico, la cifra más alta entre los 18 clubes en ese rubro.
Aunque no fue el equipo con más tarjetas rojas varios clubes como Mazatlán, Querétaro, FC Juárez y Santos Laguna lo superaron, la combinación de amonestaciones y sanciones al banquillo consolidó su posición como el club más indisciplinado del semestre.
Sanciones acumuladas y liderazgo negativo
El índice de fair play, elaborado por la Liga MX con base en amonestaciones, expulsiones y conducta antideportiva, ubicó a Pumas en la última posición del torneo.
Las cinco expulsiones al cuerpo técnico incluyeron la del propio Juárez por reclamos al árbitro César Arturo Ramos, además de sanciones por protestas reiteradas desde la banca. Esta acumulación refleja una falta de control emocional que impacta directamente en la conducción táctica y en la imagen institucional del club.
El desempeño en disciplina tiene implicaciones deportivas y administrativas. Además de influir en criterios de desempate y elegibilidad para premios, proyecta una narrativa que puede afectar la reputación del equipo ante la afición, los medios y la propia liga. En este caso, la garra universitaria se vio opacada por cifras que evidencian un reto urgente en materia de orden y liderazgo.
Así enfrentarán el Play-In, con el peso de ser el equipo más sancionado del torneo y con un cuerpo técnico que deberá demostrar mayor control en momentos clave.
La revisión interna, el manejo emocional desde la banca y la estrategia táctica serán determinantes para revertir el liderazgo negativo en sanciones y reconstruir una imagen competitiva y respetuosa dentro del campo.


