
La Comisión de Árbitros de la Liga MX designó a Jesús Rafael López Valle como juez principal para el duelo entre América y Cruz Azul, correspondiente a la jornada 13 del torneo Apertura 2025.
El encuentro se disputará en el Estadio Olímpico Universitario, actual sede de la Máquina Cementera del Cruz Azul, y representa uno de los choques más esperados del calendario.
Originario de Guasave, Sinaloa, López Valle debutó en el fútbol profesional el 13 de septiembre de 2018, en un partido entre Zacatepec y Atlas.
Desde entonces ha tenido un ascenso constante en el arbitraje, aunque su presencia como central en la Liga MX ha sido limitada. Hasta la fecha, ha dirigido cinco partidos como árbitro principal en el Apertura 2025.
En total, López Valle ha participado en más de 70 encuentros en distintas funciones arbitrales, incluyendo roles como cuarto oficial y asistente.

También ha tenido actividad en categorías inferiores y partidos de Copa, lo que le ha permitido adquirir experiencia en distintos contextos competitivos. Sin embargo, su trayectoria como central en partidos de alto perfil es reducida, lo que convierte su designación para el Clásico Joven en una apuesta significativa por parte de la Comisión.
Arbitraje en el Apertura 2025
El arbitraje ha sido uno de los temas más polémicos del torneo. Decisiones cuestionadas, uso inconsistente del VAR y errores en momentos clave han generado críticas de jugadores, técnicos y aficionados.
En ese contexto, la elección de un silbante con poca trayectoria en partidos de alto voltaje ha levantado cejas entre analistas y seguidores de ambos equipos.

El duelo entre América y Cruz Azul no es un partido cualquiera. Protagonizan una de las rivalidades más intensas del fútbol mexicano, con historia, orgullo y puntos clave en juego. Ambos clubes llegan al compromiso con aspiraciones de liguilla y planteles competitivos, lo que eleva la presión sobre el cuerpo arbitral.
Para López Valle, este será su primer enfrentamiento entre estos dos gigantes del balompié nacional. Su desempeño será observado con lupa, no solo por los equipos en la cancha, sino también por una afición que exige justicia deportiva en un torneo marcado por la controversia.
La designación representa una oportunidad para consolidarse en la élite del arbitraje mexicano. Pero también es una prueba de fuego: un error en este tipo de partidos puede marcar una carrera, para bien o para mal. El reto está sobre la mesa, y los reflectores también.