
El mundo de la lucha libre está de luto. Este 24 de julio de 2025 falleció Hulk Hogan, el gladiador estadounidense más emblemático de la historia, a los 71 años de edad. Según reportes de TMZ y confirmación de la WWE, el “Hulkster” sufrió un paro cardíaco en su residencia de Clearwater, Florida. A pesar de la pronta respuesta de los servicios médicos a las 9:51 de la mañana, Hogan fue declarado muerto en el hospital Morton Plant.
Con su imagen inconfundible —bandana amarilla, bigote en herradura y músculos marcados—, Hogan no solo fue el rostro de la lucha libre norteamericana, sino también una figura internacional que dejó huella en México. Su impacto en el país quedó inmortalizado en dos combates históricos celebrados en el Toreo de Cuatro Caminos, un recinto sagrado para el pancracio nacional.
Su debut en México: 31 de julio de 1983

La primera vez que Hulk Hogan pisó un ring mexicano fue el 31 de julio de 1983, en una función organizada por la Universal Wrestling Association (UWA). Aquella noche, en el Toreo de Cuatro Caminos de Naucalpan, hizo equipo con el japonés Gran Hamada para enfrentar a dos gigantes de la lucha libre mexicana: El Canek y Perro Aguayo.
El público abarrotó el recinto, ansioso por ver en acción a la superestrella que ya daba de qué hablar en Estados Unidos. El combate fue pactado a dos de tres caídas, y aunque el choque de estilos parecía improbable, Hogan y Hamada supieron adaptarse al terreno mexicano. La combinación de fuerza y velocidad resultó efectiva, y los internacionales se llevaron la victoria ante la ovación generalizada.

Este combate fue clave no solo para Hogan, quien reforzó su presencia global, sino también para la UWA, que demostró su capacidad para atraer figuras de talla mundial. Hogan aún no protagonizaba el primer WrestleMania —hecho que ocurriría en 1985—, pero ya era evidente que estaba destinado a marcar época.
El regreso del campeón: 2 de septiembre de 1984
Un año y un mes después, el 2 de septiembre de 1984, Hogan regresó al Toreo, esta vez como campeón mundial de peso pesado de la WWF. El motivo: enfrentar en mano a mano a El Canek, quien ostentaba el campeonato máximo de la UWA. El cartel promocionó la función como “campeón vs campeón”, y no decepcionó.

El combate tuvo una narrativa intensa: Hogan ganó la primera caída, Canek respondió con autoridad en la segunda, y la tercera se transformó en una batalla sin cuartel fuera del ring. Ninguno logró volver al cuadrilátero antes del conteo de 20, lo que decretó un empate por doble descalificación. Hogan retuvo su título, pero el “Príncipe Maya” ganó algo aún más valioso: el respeto del público y de su rival.
El adiós de Canek

Tras conocerse la noticia de la muerte de Hogan, Canek no tardó en reaccionar. A través de sus redes sociales, el luchador mexicano escribió:“Con profunda tristeza recibí la noticia del fallecimiento de Hulk Hogan, compañero y rival en la lucha libre. Que descanse en paz, me uno al duelo que embarga a tu familia. Dios les dé fortaleza en este difícil momento.”

Con estas palabras, se cierra un capítulo inolvidable de la historia de la lucha libre internacional. Hulk Hogan no solo conquistó estadios en Estados Unidos, también encendió la pasión del público mexicano en dos noches inolvidables.

