
El gravy es uno de los acompañamientos más importantes en la cena de Navidad, ya que realza el sabor de platillos tradicionales como el pavo, el lomo, el pollo o incluso el puré de papa. Aunque muchas personas creen que su preparación es complicada, lo cierto es que hacer un gravy casero, delicioso y bien sazonado es más sencillo de lo que parece.
Con pocos ingredientes y algunos pasos básicos, puedes lograr una salsa espesa, brillante y llena de sabor que hará lucir cualquier mesa navideña. El secreto de un buen gravy está en aprovechar los jugos de la carne, equilibrar bien los condimentos y controlar la textura.

Ingredientes
- 2 tazas de caldo de pollo o res (preferentemente caliente)
- 2 cucharadas de mantequilla
- 2 cucharadas de harina de trigo
- ½ taza de jugos del pavo o carne asada
- 1 diente de ajo finamente picado (opcional)
- Sal al gusto
- Pimienta negra al gusto
- ½ cucharadita de tomillo o romero (opcional)
Preparación paso a paso
- Derretir la mantequilla: En una sartén o cacerola a fuego medio, derrite la mantequilla. Si deseas un sabor más intenso, agrega el ajo picado y sofríelo ligeramente hasta que desprenda su aroma, cuidando que no se queme.
- Formar el roux: Añade la harina de trigo a la mantequilla derretida y mezcla constantemente con un batidor de globo o cuchara de madera. Cocina por uno o dos minutos para eliminar el sabor a harina cruda. Esta base será la responsable de espesar el gravy.
- Incorporar los líquidos: Vierte poco a poco el caldo caliente, sin dejar de mover, para evitar grumos. Posteriormente, agrega los jugos de la carne asada, que aportarán un sabor profundo y característico.
- Sazonar: Añade sal, pimienta y las hierbas de tu elección. Reduce el fuego y deja cocinar de 5 a 10 minutos, removiendo constantemente, hasta que el gravy espese y tenga una textura suave y aterciopelada.
- Ajustar la consistencia: Si queda muy espeso, puedes agregar un poco más de caldo; si está muy líquido, deja cocinar unos minutos adicionales hasta alcanzar la consistencia deseada.

Para un sabor más intenso, puedes colar los jugos del pavo y retirar el exceso de grasa antes de agregarlos. Si buscas un toque especial, añade unas gotas de salsa inglesa o un chorrito de vino blanco. También es importante probar y ajustar la sazón antes de servir.
El gravy debe servirse caliente, recién hecho, para que conserve su textura y sabor. Es ideal para acompañar carnes, rellenos y purés, convirtiéndose en el complemento estrella de la cena.

