
La publicación de Francisco Sánchez, un directivo mexicano del sector logístico, se volvió viral en LinkedIn después de que relató un episodio crítico: “Dejé de respirar durante 6 minutos en ese hospital. Cuando desperté 4 días después, lo primero que pedí fue mi laptop”.
Su intención parecía ser un reconocimiento a su equipo, aunque la reacción de la red profesional tomó otro rumbo.
Su caso se vuelve viral
En su relato, explicó que su prioridad fue revisar si los embarques seguían en orden. A pesar del escenario que imaginaba —“Clientes molestos”, “Fechas incumplidas”, “Caos total”— aseguró que todo estaba bajo control. Destacó tres correos que lo conmovieron: “¿Cómo estás TÚ?”, “Tu salud es primero. El embarque puede esperar” y “¿Necesitas algo? Lo que sea”
Sánchez cerró con una reflexión sobre su trayectoria: “Durante 20 años traté su carga como si fuese lo más importante del mundo. Ese día, ellos cuidaron de mí.” Y remató con un principio que, según él, define su industria: “Mi mejor activo nunca fueron mis tarifas. Fue la confianza que construí cuando nadie estaba mirando”.
Pero la conversación que surgió en redes no giró en torno a la lealtad del equipo, sino a lo que muchos interpretaron como un síntoma preocupante de la cultura laboral.

La lectura crítica de LinkedIn: ¿dedicación o adicción al trabajo?
Los comentarios más destacados coincidieron en señalar que la anécdota no sonaba inspiradora, sino alarmante. Uno de los usuarios escribió: “Y si ahora estarías muerto, a nadie le hubiese importado, valorar más tu salud que el trabajo es importante”. Otro fue directo: “Si lo primero que hiciste al despertar fue pensar en tu trabajo. Tienes mucho que reflexionar.”
Hubo quienes cuestionaron el trasfondo emocional del relato: “Es triste que pongas el trabajo en primer lugar, cuando tu recuperación y tu salud deberían ser lo primero.” También se criticó la decisión de hacerlo público: “¿Para qué documentarlo? Creo que es algo muy privado y además no creo que en tu empresa te den un bonus por eso.”
En conjunto, los comentarios plantearon un contrapeso: más que un ejemplo de liderazgo, algunos vieron un caso de burnout extremo normalizado.

Caso abre un debate en X contra lo que hoy representa LinkedIn
La conversación trascendió a X, donde la cuenta Es de Mamadores retomó el caso y desencadenó un análisis más amplio sobre la plataforma. Entre las reacciones, hubo quienes sentenciaron: “LinkedIn es una fuente inagotable de mamadores” y quienes criticaron la cultura aspiracional del sitio: “Era una red frívola llena de narcicistas donde todo el mundo presume vidas, logros e historias que no tiene”.

Otros usuarios ampliaron la crítica hacia el estilo de contenido que domina la red: “Historias inventadas para conseguir likes y contenido que aporta poco o nada”. La nostalgia por los primeros años de LinkedIn también apareció: “Antes era una plataforma ‘directa y al grano’... Ahora es la red social de los arrastrados y mama***** contando historias copiadas como esta”.
El caso abrió un debate más amplio: ¿hasta qué punto las redes profesionales han adoptado las dinámicas emocionales y performativas del resto de las plataformas? ¿Y por qué un testimonio pensado para inspirar terminó provocando una reflexión colectiva sobre la obsesión laboral y la autenticidad digital?
Lo cierto es que la historia de Sánchez no solo habló de logística, trabajo y resiliencia; terminó exponiendo las tensiones actuales entre bienestar, productividad y la necesidad constante de narrar una versión épica de la vida profesional.


