
El Museo Fuerte de San Juan de Ulúa, situado en el Puerto de Veracruz, suspenderá el acceso al público entre el 20 y el 23 de noviembre de 2025, informó el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
La reapertura del recinto está programada para el martes 25 de noviembre, cuando retomará su horario habitual de 9:00 a 16:30, con el último ingreso permitido hasta las 15:00, señaló el INAH.
San Juan de Ulúa se renueva
La restauración integral del Fuerte de San Juan de Ulúa transformará este emblemático bastión del puerto de Veracruz en el epicentro de la conmemoración por el bicentenario de la consolidación marítima de la Independencia, el 23 de noviembre de 2025.
La fortaleza, que se extiende sobre 5,34 hectáreas, presentará una imagen renovada gracias a un ambicioso proyecto coordinado por las secretarías de Cultura, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y de Marina-Armada de México (Semar).
El origen de esta iniciativa se remonta a 2021, cuando ambas instituciones coincidieron en la celebración del bicentenario de la Marina Armada de México.

Según detallaron Carmen Priego Medina, coordinadora de la Sección de Monumentos Históricos del Centro INAH Veracruz, y Porfirio Castro Cruz, subdirector del Museo Local Fuerte de San Juan de Ulúa, el proyecto comenzó formalmente un año después, con la intervención de los espacios más vulnerables de la fortaleza.
Las primeras acciones se enfocaron en el Muro de las Argollas, situado en el extremo sur del edificio. Este sector, uno de los más antiguos —data del siglo XVI— y expuesto a la erosión y a los embates de los nortes y huracanes, fue objeto de limpieza y consolidación en 2021.
Los vientos de estos fenómenos transportan hongos, ácaros y microorganismos que afectan la estructura, lo que hizo prioritaria su atención.
Entre 2023 y 2024, los trabajos se trasladaron a la Torre de San Felipe del Real, el punto más alto del conjunto. La intervención incluyó la renovación de ventanas y elementos decorativos, además de la consolidación interna de la torre.
Posteriormente, el equipo aplicó la experiencia adquirida en la restauración de los baluartes de la Soledad y de San Pedro, así como en el muro norte.
En los meses recientes, la arquitecta Carmen Priego precisó que las labores se concentraron en la limpieza, consolidación y aplicación de aplanados en las cuatro fachadas de la Plaza de Armas, un espacio central en la estructura del fuerte.
Todas estas intervenciones estuvieron precedidas por una fase de investigación, en la que se tomaron muestras del cocciopesto —una mezcla de cal y piedra muca de origen coralino— presente en muros y pavimentos, con el objetivo de igualar y asegurar la compatibilidad de los materiales empleados.
Una de las decisiones más relevantes fue la eliminación del cemento en áreas específicas, como la fachada de la Casa del Gobernador.
Esta zona había sido restaurada en 1915 por orden del entonces presidente Venustiano Carranza. En su lugar, se utilizó la mezcla calcárea tradicional, aglutinada con baba de nopal, para favorecer la conservación del inmueble.
Porfirio Castro explicó a INAH que la ubicación del fuerte sobre un islote condiciona el comportamiento estructural del edificio.
“No hay que olvidar que San Juan de Ulúa está construido sobre un islote, el cual influye en el comportamiento del inmueble. Tener materiales adecuados ayuda a que el fuerte respire y exude correctamente, lo que prolonga su estado de conservación”.
El proyecto contó con la participación de alrededor de cuarenta marinos de la Semar, quienes aportaron la mano de obra necesaria.
Además, la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura federal brindó asesoría técnica, sumando esfuerzos para garantizar la preservación de este símbolo histórico.


