
A 17 días del asesinato de que sacudió a Uruapan y a todo Michoacán, la alcaldesa Grecia Quiroz –viuda de Carlos Manzo– compartió cómo fueron los últimos días y horas que vivió junto al presidente municipal.
En entrevista con Joaquín López Dóriga para Radio Fórmula, la nueva alcaldesa de Uruapan contó que días previos al Festival de las Velas, su esposo estuvo llegando a casa hasta las tres o cuatro de la mañana para supervisar personalmente cada zona del centro de la ciudad, parques, decoraciones y obras donde tendría lugar el evento, el mismo en el que sujetos armados le quitarían la vida.
“Le gustaba que todo quedara perfecto, que la gente estuviera contenta y que no hubiera motivos de quejas”, relató Grecia Quiroz.
El día de su asesinato, el alcalde se levantó temprano para continuar con la logística: preparó y revisó los detalles del encendido de velas, llevó consigo a uno de sus hijos y regresó a casa por la tarde para reunirse con la familia.
Grecia contó que ese día se les hizo tarde para llegar al evento, por lo que salieron de casa apresurados para celebrar el inicio de una de las celebraciones más emblemáticas de la ciudad.
Le pidieron una foto antes de ser atacado
Esa noche, el ambiente en la plaza era de fiesta y la expectación era alta. Nunca antes, recuerda la alcaldesa, había visto tanta gente reunida para el encendido de velas. Entre empujones, Carlos Manzo caminaba rápido, siempre rodeado por la ciudadanía.
Un detalle conmovedor marcó los minutos previos al ataque: el alcalde llevaba en brazos a uno de sus hijos, momento que fue viralizado en redes tras su ataque. La viuda de Manzo subraya que por la multitud y la presión del evento, trataba de entregarle al niño.

“Cuando vio a las personas, sin pensarlo, regresó para tomarse fotografías con ellas. Yo decidí quedarme en la entrada con mi hijo... él tenía mucha inquietud de entregarme al niño (su otro hijo). Le dije que no podía porque los dos aún son de brazos, así que le hice una seña para que alguien que me apoyaba recibiera al niño. Ya que pudo entregarlo, él se movía con más facilidad”, recordó.
La alcaldesa subrayó que Carlos jamás negaba una fotografía ni limitaba a la gente a acercarse, una naturalidad de trato que, en plena fiesta, resultó en vulnerabilidad máxima. Justo después de que alguien le pidiera una foto, un atacante se acercó, sacó un arma y disparó a quemarropa.
Grecia lo vio todo a corta distancia y su reacción inmediata fue proteger a sus hijos y correr a buscar refugio: “Mi mundo se cerró en mis hijos y lo único que cabía en mi cabeza era la imagen que vi cuando esa persona llegó, atacó a Carlos”.
Mientras el caos se apoderaba de la plaza, el personal de seguridad la llevó a la Casa de la Cultura, donde pasó cerca de una hora sin información concreta. Los minutos pasaron entre miedo, incertidumbre y la esperanza de que Carlos sobreviviera. Nadie le daba noticias hasta que, desesperada, logró comunicarse con alguien de confianza que le confirmó el deceso de su esposo.
“Siempre creí que él era invencible”
Tras confirmar la muerte, Grecia fue custodiada para salir de la explanada y se trasladó al hospital, donde experimentó un dolor que describió como indescriptible y devastador: “Carlos era mi superhéroe… Siempre creí que él era invencible”.
La noche siguiente fue de vela íntima, seguida de un funeral donde primero solo estuvo presente el círculo más cercano, pero al que después acudieron decenas de ciudadanos para despedirse, dando fe del cariño y liderazgo genuino que Carlos se había ganado en Uruapan.
La alcaldesa señala que Carlos Manzo nunca actuó como político tradicional, sino como alguien que siempre decía “la gente es primero” y lo demostraba con hechos, y que ese ejemplo de cercanía y ayuda directa fue semilla para el Movimiento del Sombrero.
En medio del duelo, enfrentó la presión del equipo y la propia síndica, quienes le pidieron tomar las riendas del gobierno municipal. Ella confiesa que, en un primer momento, solo pensó en salvar a sus hijos y dejar atrás toda la pesadilla.
Pero también sintió que huir sería, de alguna manera, traicionar el esfuerzo, la lucha y el sacrificio de Manzo. La decisión de quedarse fue, al final, una promesa con su esposo y con los ciudadanos: “Si yo me iba, sentía que estaba echando a la basura todo lo que él hizo hasta su último día. No podía abandonar esta lucha que es de él, pero que ahora siento mi responsabilidad”.
El dolor de la pérdida sigue presente entre ella y sus hijos. Grecia ha reconocido el reto de ser “fuerte” ante sus hijos: “Fue muy difícil, Joaquín, porque he tenido que ser fuerte ante mis hijos. He tenido que ser valiente porque, como mamá, no puedo darme el lujo de quebrarme frente a ellos. Son muy pequeños y no entienden muchas cosas. He tratado de mantenerme firme y de que me vean bien, porque también es duro que, de un día para otro, no vean a su papá y además me vean a mí mal", comentó.


