
La presidenta Claudia Sheinbaum volvió a fijar postura sobre los incidentes ocurridos el sábado durante la manifestación convocada por la llamada Generación Z en el Zócalo de la Ciudad de México.
Desde Villahermosa, Tabasco, la mandataria reiteró su rechazo a los actos violentos y aseguró que su administración mantiene un vínculo firme con la ciudadanía, lo que —dijo— fortalece al país frente a cualquier intento de desestabilización.
Durante un encuentro con habitantes de la región, Sheinbaum afirmó que su proyecto de gobierno se sostiene gracias al respaldo social.
“Somos uno solo, pueblo y gobierno. Jamás nos vamos a separar del pueblo de México”, expresó.
Aseguró que la aprobación hacia su administración deriva de esta cercanía, y sostuvo que cuando existe un liderazgo que responde a la gente, “no hay fuerza que pueda detenernos”.
La presidenta también criticó a quienes, según dijo, buscan respaldo fuera del país para intervenir en asuntos nacionales.
Remarcó que México es una nación “libre, independiente y soberana”, por lo que no acepta injerencias externas.
Insistió en que los esfuerzos para construir la paz se realizan de manera conjunta entre gobierno y ciudadanía, y que la violencia no forma parte de ese camino.
Llamado a la protesta pacífica
Unas horas antes, en un acto público en Jonuta, Tabasco, Sheinbaum ya había condenado los hechos violentos ocurridos al cierre de la movilización en la Ciudad de México.
Señaló que, aunque la marcha fue convocada por jóvenes, la presencia juvenil fue menor y un reducido grupo recurrió a acciones que calificó como inaceptables.
“Quitaron vallas y rompieron vidrios. Decimos: no a la violencia”, expresó frente a los asistentes.

La jefa del Ejecutivo federal llamó a ejercer el derecho a la manifestación únicamente por vías pacíficas, destacando que la libertad de expresión no debe traducirse en agresiones ni daños al patrimonio.
Reiteró que su gobierno respeta la libre organización social, siempre que no se vulneren los derechos de terceros.
Marcha de la generación Z
El sábado 15 de noviembre, miles de personas marcharon en la capital del país para protestar contra la inseguridad y para expresar críticas hacia la administración federal.
Los disturbios se desataron al llegar al Zócalo, un grupo de manifestantes tiró vallas metálicas colocadas frente al Palacio Nacional, lo que generó un enfrentamiento con policías de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
La movilización nacional de dejó un saldo de 120 personas lesionadas: 20 civiles y 100 elementos policiales.

De estos últimos, 60 recibieron atención en el sitio y 40 fueron trasladados a hospitales, aunque ninguno presentó heridas de gravedad.
El secretario de Seguridad capitalino, Pablo Vázquez, informó que tras los disturbios fueron detenidas 20 personas y puestas a disposición de la Fiscalía local por presuntos delitos.
Otras 20 fueron canalizadas ante un juez cívico por faltas administrativas sancionables con multa, amonestación o hasta 36 horas de arresto.

En Guadalajara también se reportaron episodios de tensión, aunque de menor gravedad, en el marco de movilizaciones paralelas.
Sheinbaum insistió en que los intentos de provocar confrontaciones no cuentan con respaldo social.
Subrayó que la mayoría de la población opta por soluciones pacíficas y rechaza cualquier forma de violencia.
“Cuando alguien quiere generar caos, el pueblo de México dice: ‘no’”, afirmó.

