Para qué personas no es recomendable consumir ponche

Aunque esta bebida es un clásico de temporada, su consumo podría estar contraindicado en algunos casos

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Ponche navideño. Foto: (iStock)
Ponche navideño. Foto: (iStock)

Durante las festividades de fin de año, el ponche tradicional mexicano se consolida como una de las bebidas más presentes en las reuniones familiares y comunitarias. Esta preparación, que combina frutas como tejocote, guayaba, manzana, caña y ciruela pasa junto a especias como canela, se sirve habitualmente caliente y suele llevar azúcar añadida.

En distintas regiones, la receta incorpora además alcohol, como ron o brandy, lo que amplía su popularidad, pero también sus riesgos para ciertos sectores de la población.

Aunque el ponche es un símbolo de convivencia, no todas las personas pueden consumirlo sin precauciones. Uno de los grupos que requiere mayor atención es el de quienes viven con diabetes tipo 1, tipo 2 o prediabetes. El proceso de cocción de las frutas libera la fructosa, lo que incrementa la concentración de azúcares simples en la bebida.

A esto se suma la frecuente adición de azúcar refinada, lo que puede provocar un aumento rápido de la glucosa en sangre. Para quienes padecen diabetes, un consumo elevado de ponche puede dificultar el control glucémico y generar descompensaciones.

El ponche de frutas es
El ponche de frutas es una bebida tradicional mexicana que contiene múltiples frutas y especias en su preparación. Foto: (iStock)

El impacto del ponche no se limita a las personas con alteraciones metabólicas. Aquellos que presentan problemas gastrointestinales como gastritis, colitis, reflujo gastroesofágico o síndrome de intestino irritable también deben ser cautelosos. Las frutas empleadas en la receta aportan fibra soluble e insoluble, mientras que las especias estimulan la digestión.

Esta combinación puede desencadenar síntomas como inflamación, acidez, diarrea o dolor abdominal en personas sensibles. Además, el consumo de bebidas calientes puede irritar la mucosa estomacal, intensificando el malestar.

En el caso de los niños pequeños, los pediatras recomiendan moderación. El alto contenido de azúcar representa un riesgo para la salud infantil, y la presencia de piezas de fruta mal trituradas o caña cortada en cubos eleva la posibilidad de atragantamiento. Cuando el ponche contiene alcohol, incluso en cantidades mínimas, su consumo está contraindicado para menores.

Las personas con enfermedades hepáticas enfrentan riesgos adicionales si consumen ponche con alcohol. Quienes padecen enfermedad hepática grasa, hepatitis, cirrosis o alteraciones enzimáticas pueden ver incrementada la carga metabólica para el hígado incluso con una ingesta moderada de bebidas calientes con alcohol. En estos casos, los especialistas recomiendan evitar por completo las versiones que incluyan ron, brandy u otros destilados.

Una bebida con mucho sabor
Una bebida con mucho sabor que requiere consumo moderado o nulo en ciertas situaciones. Foto: (Archivo)

El ponche también puede interferir con ciertos tratamientos farmacológicos. Medicamentos como antibióticos, antidepresivos, antihistamínicos y fármacos para la presión arterial pueden interactuar negativamente si contiene alcohol.

Incluso las versiones sin alcohol pueden afectar la absorción de algunos medicamentos debido al alto contenido de azúcar o a la presencia de frutas que modifican la velocidad de absorción de los principios activos. Por este motivo, se aconseja consultar a un profesional de la salud ante cualquier duda.

Para los pacientes con enfermedad renal crónica, el ponche representa un desafío adicional. Estas personas suelen tener restricciones en el consumo de potasio, mineral presente en frutas como guayaba, manzana y ciruela pasa. La cocción prolongada de estas frutas en el ponche concentra los minerales, lo que puede resultar perjudicial para quienes deben controlar sus niveles de potasio.

Aunque el ponche es una bebida festiva y tradicional, su composición —rica en azúcar, frutas cocidas y, en ocasiones, alcohol— la hace inadecuada para ciertos grupos vulnerables.

El consumo debe ser moderado o evitado según la condición de cada persona. Ante cualquier duda sobre su impacto en la salud, la recomendación es consultar a un especialista.