
Con la llegada de los días más fríos del año, el atole vuelve a convertirse en una de las bebidas más consumidas en los hogares mexicanos. Su versatilidad, sabor reconfortante y preparación sencilla lo mantienen vigente como una tradición culinaria que acompaña desayunos, cenas y celebraciones.
Entre sus variantes más apreciadas destaca el atole de nuez, una receta que combina ingredientes naturales con un sabor suave y cremoso. Reposteros y cocineros tradicionales comparten cómo prepararlo de manera práctica desde casa.
El atole de nuez se distingue por su textura espesa y su aroma característico, ideal para acompañar tamales, pan dulce o galletas. Además de ser una bebida reconfortante, representa una opción económica y accesible, ya que sus ingredientes se encuentran con facilidad en mercados y tiendas.

Ingredientes para preparar atole de nuez
- 1 taza de nuez pecana o nuez común
- 1 litro de leche (puede ser entera, deslactosada o vegetal)
- 2 tazas de agua
- ½ taza de azúcar (ajustable al gusto)
- 3 cucharadas de fécula de maíz
- 1 raja pequeña de canela
- 1 cucharadita de esencia de vainilla (opcional)
Preparación paso a paso
El primer paso para preparar esta bebida consiste en moler la nuez, un proceso clave para obtener una textura fina y uniforme. Para ello, se recomienda colocar las nueces en una licuadora junto con una taza de leche y procesarlas hasta obtener una mezcla suave. Algunas cocineras tradicionales sugieren tostar ligeramente las nueces antes de licuarlas, esto con el fin de intensificar su sabor.
En una olla amplia se colocan las dos tazas de agua junto con la raja de canela. Esta mezcla debe calentarse a fuego medio hasta que el agua comience a desprender aroma. Mientras tanto, en un recipiente aparte se disuelve la fécula de maíz en media taza de leche fría, evitando que se formen grumos.

Una vez que el agua con canela ha calentado, se añade la leche restante junto con la mezcla de nuez licuada. Luego se incorpora la fécula previamente disuelta, moviendo constantemente con una cuchara de madera o batidor. Esta acción es fundamental, ya que evita que el atole se pegue o genere grumos en el fondo de la olla.
Cuando la mezcla comienza a espesar, se agrega el azúcar y, de manera opcional, la esencia de vainilla. El atole debe mantenerse a fuego bajo durante unos minutos más, sin dejar de mover, hasta alcanzar la consistencia deseada: espesa, cremosa y homogénea. Una vez listo, se retira la canela y se sirve bien caliente.
Cocineros tradicionales destacan que el atole de nuez permite variaciones, como sustituir parte de la leche por agua, ajustar el nivel de dulzor o incorporar leche evaporada para lograr una textura más rica. Esta versatilidad lo ha convertido en uno de los favoritos en estados del centro y norte del país, donde la nuez es un ingrediente común en la cocina regional.
Con su aroma cálido y su sabor inconfundible, el atole de nuez continúa siendo una bebida emblemática para la temporada invernal, perfecta para compartir en familia y mantener vivas las tradiciones culinarias mexicanas.


