Por qué hay más necesidad de orinar cuando hace frío: ¿Es peligroso?

Muchas personas muestran preocupación al notar un aumento en la frecuencia con la que van al baño ante el descenso de las temperaturas

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Durante los meses fríos, el cuerpo responde al descenso de temperatura incrementando la producción de orina. Foto:, (iStock)

Durante los meses de bajas temperaturas, muchas personas experimentan un aumento en la necesidad de orinar, incluso sin haber incrementado su consumo de líquidos. Este fenómeno, conocido como diuresis por frío, constituye una reacción fisiológica del organismo ante el descenso térmico y, en la mayoría de los casos, no representa un riesgo para la salud.

El mecanismo detrás de este proceso se activa cuando el cuerpo se expone al frío. En ese contexto, los vasos sanguíneos de la piel se contraen mediante la vasoconstricción, lo que permite conservar el calor corporal. Esta contracción reduce el flujo sanguíneo hacia las extremidades y lo dirige hacia los órganos internos, incrementando así el volumen de sangre que circula cerca del corazón y los riñones.

Como consecuencia, el organismo detecta un exceso de líquido y responde generando una mayor cantidad de orina para restablecer el equilibrio del volumen sanguíneo. Por este motivo, en invierno o en ambientes fríos, la vejiga tiende a llenarse con mayor rapidez, lo que provoca una necesidad más frecuente de orinar.

Las bajas temperaturas influyen sobre
Las bajas temperaturas influyen sobre el sistema urinario y la producción de orina. Foto: (iStock)

En la mayoría de las personas sanas, la diuresis por frío no implica peligro alguno. No obstante, si la exposición a bajas temperaturas se prolonga y no se reponen los líquidos perdidos, puede producirse una deshidratación leve, especialmente cuando la ingesta de agua es insuficiente.

Además, la frecuencia urinaria elevada en climas fríos puede aumentar la sensibilidad de la vejiga o favorecer el riesgo de infecciones urinarias, sobre todo en mujeres, debido al contacto con ambientes húmedos o al uso prolongado de ropa mojada.

El fenómeno adquiere mayor relevancia en personas con antecedentes de enfermedades renales, cardíacas o de presión arterial. En estos casos, el incremento en la producción de orina puede alterar el equilibrio de electrolitos o interferir con ciertos medicamentos. Por ello, los especialistas aconsejan mantener un control médico si los episodios de diuresis por frío son frecuentes o se acompañan de síntomas como mareos, fatiga o sed intensa.

Existen factores que pueden intensificar la necesidad de orinar durante el invierno. El consumo de bebidas calientes con cafeína, como café o té, potencia el efecto diurético natural.

Aunque generalmente no es peligroso,
Aunque generalmente no es peligroso, es necesario prestar atención a síntomas de dolor, incomodidad o enrojecimiento. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Asimismo, la menor sudoración en climas fríos reduce la pérdida de líquidos por la piel, lo que lleva al cuerpo a eliminar el exceso a través de la orina. El uso de ropa ajustada o térmica también puede incrementar la presión sobre la vejiga, generando una mayor urgencia urinaria.

Para minimizar molestias y prevenir complicaciones, es recomendable mantener una hidratación adecuada, incluso si no se percibe sed, evitar retener la orina durante períodos prolongados y abrigarse correctamente para evitar cambios bruscos de temperatura.

Además, es aconsejable limitar el consumo de cafeína y alcohol, ya que ambos favorecen la eliminación de líquidos. Si la frecuencia urinaria se vuelve excesiva o se acompaña de síntomas como ardor, dolor o presencia de sangre en la orina, es fundamental consultar a un médico, ya que podría tratarse de una infección o una alteración metabólica.

La diuresis por frío constituye una adaptación natural del cuerpo para mantener el equilibrio térmico y circulatorio. Aunque en la mayoría de los casos no reviste gravedad, es importante estar atentos a la aparición de síntomas adicionales o a un aumento inusual en la frecuencia urinaria, situaciones que requieren evaluación médica para descartar posibles trastornos renales o urinarios.