
Pocos saben que una de las bebidas más antiguas de México no se sirve en los bares ni en las cafeterías modernas, sino en las calles calurosas del sureste: el pozol, una mezcla ancestral de maíz y cacao que los pueblos maya-chontales de Tabasco preparaban mucho antes de la llegada de los españoles.
Según el Gobierno de México, su nombre original era pochotl, y era el acompañante perfecto de los viajeros indígenas por una razón simple: nutría, hidrataba y llenaba. Con el tiempo, los españoles lo adoptaron (aunque lo llamaron “bebida agria”) y su uso se expandió por todo el sureste mexicano.
Hoy, el pozol sigue siendo símbolo de resistencia al calor, identidad cultural y alimento completo. Se bebe frío, se mastica y se disfruta como un abrazo líquido a nuestras raíces.

Cómo hacer pozol desde casa
Preparar pozol en casa es más sencillo de lo que parece. Solo necesitas unos cuantos ingredientes y un poco de paciencia para lograr esa textura espesa y sabor ligeramente terroso que lo hace único.
Ingredientes:
- 1 taza de masa de maíz nixtamalizado
- 3 tazas de agua fría
- 2 cucharadas de cacao en polvo (opcional, si quieres la versión con cacao)
- Azúcar o miel al gusto
- Hielo al gusto

Preparación:
- En un recipiente grande, disuelve la masa de maíz en una taza de agua hasta que no queden grumos.
- Agrega el cacao y mezcla bien.
- Añade el resto del agua poco a poco mientras remueves, hasta lograr una consistencia espesa pero bebible.
- Cuela ligeramente si prefieres una textura más suave (aunque los tabasqueños dirían que lo mejor es el “shish”, el residuo que se mastica).
- Endulza al gusto y sirve con hielo.
El resultado: una bebida cremosa, terrosa y refrescante que puede acompañarte en un día de calor o como sustituto natural de bebidas energéticas industriales.
Beneficios del pozol
Más allá de su sabor y su historia, el pozol es una bomba natural de energía y nutrientes. Estos son algunos de sus beneficios más destacados:

- Hidrata y nutre: gracias al maíz nixtamalizado, el pozol aporta carbohidratos complejos, calcio y vitaminas del grupo B.
- Sacia el hambre: el “shish” (los restos de masa) se mastican, haciendo que el cuerpo se sienta lleno y satisfecho.
- Aporta antioxidantes: si se prepara con cacao, contiene compuestos que combaten el estrés oxidativo.
- Ideal para el calor: los antiguos decían que ayudaba a “resistir el sol”, y hoy sabemos que mantiene el equilibrio de sales y agua en el cuerpo.
- Es natural y sin conservadores: perfecto para quienes buscan opciones de hidratación más limpias que las bebidas procesadas.


