
El exsecretario de Gobernación y actual senador del PAN, Francisco Ramírez Acuña, afirmó que la intervención militar en Michoacán al inicio del sexenio de Felipe Calderón no fue una decisión unilateral del entonces presidente, sino una solicitud formal del gobernador Lázaro Cárdenas Batel.
Según el legislador, existe un documento en los archivos de la Secretaría de Gobernación que confirma la petición de apoyo ante la incapacidad del gobierno estatal para contener la violencia.
Ramírez Acuña, quien encabezó la Segob entre 2006 y 2008, explicó que fue él mismo quien recibió el escrito firmado por Cárdenas Batel.

En dicho documento —aseguró— el mandatario michoacano reconocía que la situación de inseguridad había rebasado a su administración y pedía el respaldo del Ejército para restablecer el orden.
El senador salió al paso de las críticas de la presidenta Claudia Sheinbaum, quien ha calificado la llamada “guerra contra el narcotráfico” como un error histórico.
A juicio del panista, la actual administración pretende responsabilizar a Calderón sin reconocer el origen de la intervención militar.
“Mienten cuando dicen que la violencia en Michoacán fue culpa de Calderón”, sentenció.
Ramírez Acuña acusó a Sheinbaum de recurrir a un discurso “cansado y repetitivo” que evade la responsabilidad del actual gobierno.
Afirmó que, a diferencia de lo ocurrido en 2006, la violencia que atraviesa el país hoy “es consecuencia directa de la omisión de Morena”, tanto en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador como en el primer año de la presidenta.
El exsecretario vinculó esa falta de acción con el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo Rodríguez, ocurrido durante un acto público el pasado 2 de noviembre.
Recordó que el edil había solicitado refuerzos de seguridad sin obtener respuesta.

“Lo dejaron solo. Lo mataron porque el gobierno federal se cruzó de brazos”, acusó.
Ramírez Acuña defendió la estrategia de Calderón y aseguró que otras entidades, como Guerrero, Veracruz y Tamaulipas, también solicitaron apoyo militar ante crisis similares.
No obstante, reconoció que faltó establecer un plazo claro para el regreso de las Fuerzas Armadas a los cuarteles y fortalecer con mayor profundidad programas sociales y de reconstrucción comunitaria.
El panista también reprochó que López Obrador no cumpliera su promesa de desmilitarizar la seguridad pública. “Dijo que el Ejército regresaría a los cuarteles al día siguiente de tomar protesta, y no sólo no lo hizo, sino que amplió su presencia como nunca antes”, afirmó.
Para el exfuncionario, el debate actual sobre el uso de las Fuerzas Armadas carece de honestidad histórica. “No se puede reescribir lo ocurrido. Esa es la verdad documental”, concluyó.


