
El ahorro hormiga ha irrumpido como una alternativa accesible para quienes buscan fortalecer su salud financiera sin la necesidad de hacer sacrificios extremos. Frente a la realidad de que casi cuatro de cada diez mexicanos todavía no logran establecer el hábito del economizar (INEGI).
De acuerdo con la Revista del Consumidor de Profeco, esta técnica sencilla propone capitalizar el dinero suelto que a menudo se queda olvidado en bolsillos, monederos o mochilas. A diferencia del gasto hormiga, que erosiona paulatinamente el presupuesto familiar con compras pequeñas y constantes, el ahorro hormiga transforma esas mismas cantidades en una red de seguridad.
El ahorro hormiga consiste en apartar, de manera regular, el excedente que queda al finalizar el día. No se trata de montos fijos ni de grandes cantidades: pueden ser monedas de cinco, diez o veinte pesos, o billetes pequeños según lo que no se haya utilizado. La idea es que este cambio se guarde en un contenedor específico designado solo para este fin.

Para dar el primer paso y aprovechar el ahorro hormiga es necesario seleccionar un recipiente apropiado. Puede tratarse de un frasco, bote o una alcancía ubicada cerca de la zona donde suelen dejarse las pertenencias al llegar a casa. Así, se facilita la formación del hábito y se promueve la constancia, convirtiendo un gesto cotidiano en una práctica con impacto a mediano plazo.
Funcionando bajo el principio de que pequeñas aportaciones diarias no generan un golpe al bolsillo, el ahorro hormiga demuestra que apartar el dinero suelto —ese que no se destinaba a ningún gasto concreto— puede sumar una cantidad significativa en solo unos meses. El compromiso es clave: el objetivo no es la cantidad exacta, sino la disciplina para mantener la práctica día con día.
Para mantener la motivación y asegurar la continuidad en el proceso, la publicación señala diversas recomendaciones prácticas. Entre ellas destaca la importancia de plantear metas realistas, como acumular cierto tipo de monedas o establecer días fijos para aportar el dinero. El apoyo de la tecnología juega a favor: una simple alarma en el celular puede ser el recordatorio necesario para no dejar pasar la rutina de apartar el cambio cada jornada.

Otro consejo es modificar los hábitos de consumo, revisando periódicamente los servicios contratados, como televisión de paga, telefonía, internet o plataformas de streaming. Identificar paquetes de menor costo o dar de baja aquellos servicios casi en desuso puede liberar recursos adicionales para sumarlos al ahorro.
El entorno cumple también un papel relevante. Colocar una nota inspiradora en el bote, frasco o alcancía puede recordar la meta final, ya sea un obsequio, indumentaria nueva o un viaje. Además, una vez establecida la disciplina, la revista sugiere considerar alternativas para que el dinero no pierda valor con el tiempo. Explorar opciones como una cuenta de ahorro bancaria, la inversión en Cetes o el Afore puede ser el siguiente paso para aprovechar los frutos del esfuerzo diario.


