
La osteoporosis es una condición que afecta la calidad de vida de millones de personas, ya que debilita los huesos y los hace más propensos a fracturas. Muchas veces pasa inadvertida hasta que surge la primera fractura, por lo que se la conoce como “la enfermedad silenciosa”.
Según el Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel, la osteoporosis puede no presentar síntomas evidentes durante años. Generalmente, las personas la descubren a partir de fracturas en zonas como la cadera, la columna o la muñeca. Lesiones que pueden ocurrir no solo por caídas, sino incluso al realizar movimientos cotidianos como agacharse, inclinarse o levantar un objeto.
La osteoporosis afecta tanto a hombres como mujeres de varias etnias. Sin embargo, mujeres blancas no hispanas y asiáticas están más expuestas, mientras que el riesgo es menor, pero existente, entre mujeres afroamericanas, hispanas y hombres, en especial después de los 70 años. La enfermedad puede empezar a desarrollarse uno o dos años antes de la menopausia.

El debilitamiento de los huesos ocurre cuando el cuerpo no produce suficiente tejido óseo nuevo para reemplazar el que se pierde. Factores como ser de baja masa corporal, la edad avanzada, antecedentes familiares, cambios hormonales y problemas médicos diversos aumentan el riesgo de padecer osteoporosis.
Además de las características genéticas, ciertos factores relacionados con el estilo de vida impactan en la probabilidad de desarrollar esta patología. La alimentación juega un papel fundamental. Una dieta pobre en calcio y vitamina D, la ingesta insuficiente de proteínas, o el seguimiento de dietas muy restrictivas pueden acelerar la pérdida ósea. También se advierte sobre los efectos adversos del sedentarismo, el consumo excesivo de alcohol y el tabaquismo.
Los especialistas subrayan la importancia de prestar atención a signos como dolor fuerte en la espalda, pérdida de estatura o posturas encorvadas, a menudo resultado del colapso de vértebras por osteoporosis. Estos síntomas pueden pasar inadvertidos o ser atribuidos a otras causas, lo que dificulta el diagnóstico temprano.

Frente a un diagnóstico de osteoporosis, las recomendaciones médicas se centran en medidas de seguridad para evitar fracturas y mantener la calidad de vida. Destaca la necesidad de realizar ejercicios que permitan sostener el peso corporal y fortalecer los huesos, como caminar o bailar, complementados con el levantamiento de pesas. Sostener una dieta equilibrada, rica en calcio y vitamina D, resulta fundamental para conservar la masa ósea.
La prevención de caídas también es prioritaria. Mantener los espacios libres de objetos que puedan provocar tropiezos, utilizar calzado con suelas antideslizantes y recurrir a dispositivos de apoyo como bastones o andadores pueden marcar la diferencia para evitar accidentes. Tomar los medicamentos prescritos por el especialista refuerza el tratamiento y ayuda a controlar la evolución de la enfermedad.
Reducir el consumo de alcohol y abandonar el hábito de fumar contribuyen significativamente a limitar el avance de la osteoporosis.