
El Sistema Cutzamala llegó al 96.22% de su capacidad máxima, con un acumulado de 752,964,000 m3, de acuerdo con el reporte de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), razón por la cual se ha asegurado el suministro de agua potable para el Valle de México durante los próximos dos años.
Citlalli Peraza Camacho, directora del Organismo de Cuenca Aguas del Valle de México (OCAVM), destacó que los niveles actuales permitirán asegurar el suministro hasta por 24 meses.
Peraza Camacho estimó que al finalizar la temporada de lluvias 2025 se contará con 766 millones de metros cúbicos, lo que representa el 98% de la capacidad.
El Cutzamala se encarga de abastecer entre el 20% y 25% del agua que se consume en la Ciudad de México y los municipios conurbados del Estado de México.

Sin embargo, el flujo de agua no siempre es el mismo, pues depende en gran medidas de las condiciones de almacenamiento en los embalses del Cutzamala y las necesidades de la capital mexicana.
Actualmente, la Conagua distribuye entre los organismos de agua de la CDMX y Edomex un promedio de 6.5 metros cúbicos por segundo.
Esta cifra es superior a los 4 m3/s entregados durante la crisis hídrica de 2023 y 2024, pero todavía menor a los 10 m3/s que se entregaban en promedio antes de la sequía.
Datos del Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex) señalan que en promedio cada persona utiliza 380 litros de agua al día, es decir, un 200% por encima del parámetro internacional.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la cantidad recomendada para cubrir necesidades de consumo y de higiene es de 100 litros diarios, equivalente a cinco o seis cubetas.
Cuántos litros de agua potable requiere una persona al día
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) determina que el mínimo vital de agua necesario para cada persona se sitúa entre 50 y 100 litros diarios, lo que representa de 18.250 a 36.500 litros al año por individuo.
El acceso sostenible al agua en la Ciudad de México enfrenta obstáculos crecientes debido al cambio climático, que modifica los patrones de lluvia y reduce la recarga de los acuíferos, así como a la presión generada por el crecimiento poblacional y la urbanización, que elevan la demanda y dificultan el equilibrio entre oferta y consumo.
La capital mexicana depende en gran medida de acuíferos subterráneos que sufren una sobreexplotación significativa, provocando hundimientos en varias zonas urbanas.
Además, una proporción importante del suministro proviene del sistema Cutzamala, que transporta agua desde fuentes distantes, lo que incrementa los costos y las pérdidas por fugas, además de aumentar la vulnerabilidad ante periodos de sequía.
Se calcula que más del 40% del agua se pierde antes de llegar a los usuarios debido al deterioro de la infraestructura hidráulica.
A esto se suman los problemas de contaminación en los mantos y cuerpos superficiales, que exigen tratamientos adicionales para garantizar la calidad del agua destinada al consumo.