
El Congreso de la Ciudad de México aprobó un exhorto dirigido a las personas titulares de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y del Heroico Cuerpo de Bomberos, con el objetivo de que se coordinen con la Secretaría de Salud local para incluir en sus programas de capacitación temas relacionados con la prevención del suicidio.
Esta medida legislativa busca fortalecer la respuesta institucional ante situaciones críticas de salud mental, particularmente en contextos donde las fuerzas de seguridad y rescate son los primeros respondientes.
Durante la fundamentación del dictamen, la diputada Valeria Cruz Flores, del grupo parlamentario de MORENA y presidenta de la Comisión de Salud, explicó que esta propuesta fue impulsada por su compañera de bancada, la legisladora Leonor Gómez Otegui, quien expuso la necesidad urgente de establecer mecanismos y protocolos adecuados para la atención de personas con conducta suicida o en riesgo de atentar contra su vida.
En su intervención, la diputada Cruz Flores enfatizó que dicha propuesta se alinea con los esfuerzos por fortalecer los sistemas de salud mental en la capital, reconociendo que el suicidio es una problemática compleja, multifactorial y prevenible.
Asimismo, la legisladora subrayó que, si bien la depresión es uno de los factores de riesgo más conocidos en casos de suicidio, no es el único. Otros trastornos mentales, como la ansiedad, el trastorno bipolar, la esquizofrenia o el consumo problemático de sustancias, también pueden desencadenar conductas suicidas.
Por ello, consideró fundamental capacitar adecuadamente al personal que, por la naturaleza de su labor, puede encontrarse con personas en crisis y convertirse en el primer punto de contacto para una posible intervención.

En ese sentido, la diputada recordó que tanto elementos del Heroico Cuerpo de Bomberos como de la Secretaría de Seguridad Ciudadana suelen ser los primeros en llegar a lugares donde se registran intentos de suicidio, como puentes, edificios, vías del metro o domicilios particulares. Contar con herramientas de atención psicológica básica, protocolos de actuación y habilidades para contener emocionalmente a una persona en crisis puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
A nivel global, el suicidio representa una de las principales causas de muerte, especialmente entre jóvenes de 15 a 29 años, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) ha registrado un aumento en los índices de suicidio en los últimos años, lo que ha encendido las alertas sobre la urgencia de fortalecer políticas públicas enfocadas en la prevención, detección oportuna y atención integral de la salud mental.
Especialistas coinciden en que prevenir el suicidio requiere un enfoque multidisciplinario que involucre a instituciones de salud, seguridad, educación y sociedad civil. Promover la empatía, eliminar el estigma sobre los trastornos mentales y garantizar el acceso a servicios psicológicos y psiquiátricos es fundamental para avanzar en este desafío social.