
A 58 días del asesinato de Camilo Ochoa en Morelos, nuevos testimonios y revelaciones siguen saliendo a la luz sobre el historial de fraudes del influencer sinaloense.
Esta vez fue el youtuber Gusgri quien ventiló que el presunto exsicario del Cártel de Sinaloa se habría valido de los nombres de personajes del medio que lo entrevistaron, como el suyo o la periodista Adela Micha, para ganarse la confianza de sus víctimas y estafarlas con millones de pesos, una versión que hace semanas el youtuber Gafe 423 también dio.
La revelación la hizo el creador de contenido en el episodio más reciente de Gusgri Podcasts, donde tuvo una plática con el periodista Luis Chaparro.
¿Cómo estafaba?

De acuerdo con lo expuesto, Camilo Ochoa trató de posicionar su imagen para explotar su canal de YouTube luego de salir de prisión. En declaraciones recogidas en su propio podcast, Gusgri relató que tras cada entrevista que realizó a Camilo Ochoa, nuevas personas se acercaban para advertirle sobre los fraudes cometidos por el influencer.
“Cada entrevista salían personas nuevas a decirme: ‘No, que yo no es cierto y ya no lo entrevistes porque te va a meter en problemas, porque es estafador’. Y yo decía: ‘¿Estafador de qué?’”, narró el creador.
Según Gusgri, varias de las víctimas aseguraron haber sido defraudadas por sumas que llegaban a millones de pesos y lo responsabilizaban indirectamente, ya que habían conocido a Ochoa a través de sus entrevistas. Frente a esto, el youtuber explicó que Camilo Ochoa habría usado su nombre y el de otros conductores reconocidos para ganar credibilidad ante posibles víctimas.
“Y yo salí con Adela, porque también usó Adela y con los que grababa, se juntaba con muchos y usaba como la confianza. Eso es lo que me contaban a mí”, declaró.
Ante la magnitud de los señalamientos, Gusgri decidió tomar distancia de Ochoa: “Ya mucha gente me estaba atacando a mí. Oye, yo lo conocí por ti, que en la chingada, me quemó. Gente que había robado millones de pesos”, dijo, por lo que tomó la decisión de ya no darle más espacio ni aceptar entrevistas que le ofreció. Mencionó que una persona “pesada” de Nuevo León fue defraudada con 5 millones de pesos, por lo que el sinaloense ya tenía prohibido regresar a esa entidad.

El periodista Luis Chaparro confirmó la versión y relató que después del asesinato de Camilo Ochoa recibió mensajes de varias cuentas que le informaron sobre la existencia de un grupo numeroso de personas organizadas, todas ellas víctimas de estafas relacionadas con supuestas inversiones promovidas por el influencer.
“A mí ahora que lo mataron, me mandaron varios, como dos o tres cuentas, no muchas, pero esas cuentas para decirme que había un grupo grande que se estaban juntando, que justamente habían sido estafados por Camilo, que estaban en las inversiones”, comentó.
Gusgri narró que Camilo Ochoa justamente le confesó que había orquestado una estafa desde la cárcel poco antes de quedar en libertad. Varias de sus víctimas dentro del penal señalaron que éste pidió dinero a internos bajo el pretexto de organizar actividades delictivas con ellos desde prisión, prometiendo repartir las ganancias en breve.
Estos “apoyos” ocurrieron a pocos días de que Ochoa obtuviera la libertad, momento que aprovechó para desaparecerse con los fondos y evitar cualquier pago, dejando a los otros internos sin contestación y sin posibilidad de reclamo.
También en viviendas rentadas

Según contó Gusgri, testimonios apuntan a otra práctica que reforzó su modus operandi tras dejar Nuevo León fue la vida itinerante y el uso de viviendas rentadas y alojamientos temporales.
Gusgri y Chaparro narraron cómo Ochoa cambiaba constantemente de residencia. En varias ocasiones, quienes le rentaban propiedades reportaron el robo de objetos personales de las casas, incluyendo hasta edredones y floreros.
Según el creador de contenido, una señora lo contactó y le contó: “Es que se robó hasta los edredones, decían... En las cámaras se ve cómo hace como sándwich con el edredón, con cosas, floreros o no sé, cosas así. Y vámonos”, relató Gusgri.
¿El móvil del asesinato?

Camilo Ochoa fue encontrado muerto dentro de su vivienda el 16 de agosto. Los primeros reportes indicaron que un agresor solitario ingresó al conjunto habitacional y disparó contra la víctima. El caso atrajo la atención pública debido a las conexiones de Ochoa con figuras del crimen organizado y a las disputas entre diferentes facciones del narcotráfico mexicano de las que hablaba en sus videos.
El periodista Luis Chaparro señaló durante la conversación que existían dudas sobre la autoría intelectual del crimen. Aunque Ochoa había sido relacionado mediáticamente con facciones como Los Chapitos y La Mayiza del Cártel de Sinaloa, el propio Chaparro consideró, basado en investigaciones y testimonios, que el asesinato podría también estar relacionado con temas económicos y deudas acumuladas, o bien conflictos con Dámaso López Serrano, “El Mini Lic”.
Luis Chaparro detalla que la escena del crimen de Camilo Ochoa presentó características inusuales, especialmente en relación con los impactos de bala en la puerta del baño donde fue hallado el cuerpo.
Señala que la mayoría de los disparos tienen las astillas dirigidas hacia afuera, lo que indica que se realizaron desde el interior hacia el exterior del baño, mientras que solo dos o tres impactos están astillados hacia adentro, a la altura de la cabeza, lo que revela disparos provenientes del exterior.
Chaparro comenta que, según las fotografías del lugar, la trayectoria de los disparos apunta a que Ochoa posiblemente respondió desde dentro antes de ser alcanzado.
También menciona versiones sobre cómo ingresó el agresor, incluyendo la hipótesis de que el responsable no accedió por la entrada principal, sino que pudo saltar una barda y actuar solo.
Chaparro explicó en el podcast que a Camilo lo tenían vigilado. Relató que recibió audios donde se describía la rutina diaria de Ochoa con información sumamente precisa, como los lugares a los que iba, el vehículo que utilizaba y los horarios de sus movimientos. En estos mensajes se detallaban aspectos familiares e incluso el nombre de sus hijos y los colegios a los que asistían.
Chaparro subrayó que este nivel de seguimiento hacía evidente que quienes planeaban el ataque tenían datos completos sobre los desplazamientos de Ochoa y sabían exactamente cómo localizarlo.
El periodista señaló en el podcast que la investigación se ha mantenido “súper hermética” y que ese tipo de control sobre los datos suele indicar, según su experiencia, la existencia de algún grado de involucramiento o encubrimiento por parte de autoridades responsables de la indagatoria.
¿No era quien decía ser?

Tanto Gusgri como Luis Chaparro también indicaron que hay testimonios y excompañeros de cárcel de Camilo que coincidieron desde el principio en que Ochoa no era el narcotraficante que presumía ser en redes, sino alguien que también engañaba a malandros y prisioneros, y que fue instrumentando el fraude como su medio de subsistencia tras dejar las actividades criminales directas.
Gusgri agregó que hubo quienes afirmaban que Ochoa ni siquiera era considerado un “malandro” de alto nivel, sino alguien que se dedicaba a engañar tanto a criminales como a gente común.
En una entrevista con Dámaso López Serrano, alias “El Mini Lic”, este le confirmó que Ochoa trabajó para ellos en algún momento, pero que lo tildó de “alucín”.
“¿Quién es ese güey?” Y le digo: “Pues este vato, Camilo Ochoa...”. “No”, me dice, “no, la neta no”. Y luego ya se queda pensando: “El Pollo Loco, güey... sí, sí, no, pinche alucín, güey, le dimos chancita y se quiso pasar de lanza y no sé qué...”.