
El papel de las hierbas medicinales en el fortalecimiento de los huesos ha cobrado relevancia en contextos como la menopausia, la vejez o la recuperación tras fracturas, donde la conservación de la densidad ósea resulta prioritaria.
Más allá del aporte clásico de calcio y vitamina D, diversas plantas han sido empleadas tradicionalmente para contribuir a la salud ósea, gracias a sus propiedades naturales y su riqueza en minerales y compuestos bioactivos.
Entre las opciones más valoradas se encuentra la cola de caballo (Equisetum arvense), reconocida por su alto contenido de sílice. Este mineral favorece la síntesis de colágeno y potencia la absorción de calcio, lo que puede incidir positivamente en la regeneración y fortaleza del tejido óseo.
El consumo habitual de esta planta, ya sea en infusión o en cápsulas, se recomienda durante periodos limitados —una taza diaria por un máximo de tres semanas consecutivas—, y debe evitarse en personas con insuficiencia renal o mujeres embarazadas.

La ortiga (Urtica dioica) destaca por su aporte de calcio, magnesio, hierro y vitamina K, elementos esenciales para la formación y el mantenimiento de huesos robustos. La vitamina K, en particular, resulta fundamental para la adecuada fijación del calcio en la estructura ósea.
Además, la ortiga posee propiedades antiinflamatorias que pueden beneficiar a quienes padecen artritis. Su uso es versátil, ya que puede prepararse en té o incorporarse como ingrediente en sopas y guisos.
Otra planta relevante es la alfalfa (Medicago sativa), fuente de minerales como calcio, fósforo y potasio, y de fitoestrógenos, compuestos naturales similares al estrógeno.
Estos últimos contribuyen a reducir la pérdida ósea, especialmente en mujeres después de la menopausia. La alfalfa puede consumirse en infusión, jugo verde o suplementos, y se recomienda integrarla en una dieta rica en vegetales y legumbres.
El diente de león (Taraxacum officinale), conocido principalmente por sus efectos digestivos y depurativos, también aporta calcio y otros minerales relevantes para la salud ósea.
Además, su acción sobre la función hepática favorece el metabolismo de la vitamina D, un factor clave para la absorción eficiente del calcio. Puede utilizarse en infusión, empleando hojas secas o frescas, o añadirse a ensaladas.

La salvia (Salvia officinalis), por su parte, ofrece una acción fitoestrogénica que ayuda a equilibrar las hormonas en mujeres menopáusicas, lo que contribuye a reducir la pérdida de masa ósea asociada a los cambios hormonales. Se puede consumir en forma de té, tintura o como especia en la alimentación.
El uso de estas plantas debe integrarse en un enfoque integral que incluya ejercicio regular —especialmente actividades de impacto como caminar o levantar peso—, exposición moderada al sol para estimular la producción de vitamina D y una dieta equilibrada rica en calcio, magnesio y vitamina K2.
Antes de iniciar cualquier tratamiento con hierbas medicinales, se recomienda consultar a un médico o herbolario, especialmente en caso de estar bajo medicación o presentar condiciones de salud preexistentes.
El fortalecimiento óseo mediante recursos naturales es una posibilidad respaldada por la medicina tradicional, siempre que se realice de manera responsable y bajo supervisión profesional. El consumo adecuado de estas hierbas puede contribuir a mantener la salud ósea y prevenir complicaciones a largo plazo.