
La versatilidad del cheesecake sin horno ha conquistado a quienes buscan un postre fácil, cremoso y adaptable a cualquier ocasión, especialmente en días calurosos donde encender el horno no resulta atractivo.
Esta preparación permite disfrutar de la textura y el sabor característicos del clásico cheesecake, se ha popularizado gracias a su sencillez y a la posibilidad de incorporar ingredientes frescos como las zarzamoras, logrando así una versión ligera y colorida sin necesidad de usar horno.
En esta propuesta, el cheesecake de zarzamora prescinde completamente del horno y utiliza una base de avena endulzada con dátiles, lo que aporta un matiz saludable y diferente respecto a la tradicional base de galleta, además de que sus ingredientes al disminuir el uso de harinas, pueden contribuir a una dieta con el objetivo de bajar de peso.
Cómo preparar el cheesecake de zarzamora sin horno
Base
Para la base, se requieren
- 50 gramos de dátiles sin hueso
- 100 mililitros de agua
- 30 gramos de mantequilla derretida
- 80 gramos de avena en hojuelas
- una cucharadita de canela en polvo.
Los dátiles se remojan durante 15 minutos, se procesan junto con la avena, y luego se integran la mantequilla y la canela hasta obtener una mezcla homogénea, que se distribuye en el fondo de un molde de 18 centímetros de diámetro y se refrigera durante 20 minutos.
Ingredientes relleno
- 190 gramos de queso crema bajo en grasa
- 250 gramos de yogurt griego sin azúcar
- 5 gramos de endulzante sin calorías
- 100 gramos de zarzamoras frescas.
Las zarzamoras se trituran con el endulzante, mientras que el queso crema y el yogurt se licúan y se dividen en dos partes.

A una se le añade una cucharada del puré de zarzamoras para obtener un tono más claro, y a la otra el resto del puré para lograr un color más intenso. Primero se vierte la mezcla más oscura en el molde y se refrigera 15 minutos, luego se añade la mezcla clara y se refrigera por 3 horas. El resultado es un postre de dos tonos, decorado opcionalmente con frutos rojos.
El origen del cheesecake se remonta a la antigua Grecia, donde se ofrecía como tributo a los dioses, aunque la variante moderna, con base de galleta y relleno cremoso, se consolidó en Nueva York a principios del siglo XX. La adaptación sin horno representa una evolución contemporánea que conserva la esencia del postre, pero facilita su elaboración y amplía las opciones de sabor.
La conservación del cheesecake sin horno es sencilla: puede mantenerse en el refrigerador hasta 5 días si se cubre adecuadamente para evitar la absorción de olores y preservar su frescura