Rafael, el topo de Tlatelolco que ayudó a salvar vidas tras la caída del edificio Nuevo León en el terremoto del 85

El rescatista lanzó un llamado a la población para preparase y poder prevenir una tragedia como la que sucedió en aquel entonces

Guardar
(Zurisaddai González/Infobae)
(Zurisaddai González/Infobae)

A 40 años del terremoto de 1985, el Memorial del 85 se convirtió en un espacio de memoria viva. Entre vecinos, rescatistas y nuevas generaciones de voluntarios, Rafael —uno de los fundadores de los Topos Tlatelolco— volvió a narrar la experiencia que cambió para siempre su vida y la de miles de capitalinos.

Bajo un cielo azul y en medio del reloj solar, fotos y veladoras que guardan los nombres de las víctimas, Rafael tomó el micrófono con voz firme, pero cargada de emoción.

“Compañeros de las diversas corporaciones que estuvieron en su momento, los policías… algo bien importante, ahorita escuchando todos estos momentos que se nos llenan de emociones… pues principalmente creo que algo valioso es que estamos aquí presentes todos, ¿sí? Y que estamos presentes varias generaciones, los que nos tocó vivir la tragedia en este lugar, en este sitio”.

“Una montaña impresionante de escombros”

Rafael recordó la mañana en que llegó a Tlatelolco y lo primero que vio fue una escena que lo marcó para siempre.“Cuando llegué aquí lo primero que vi fue una, una montaña impresionante de escombros, algo terrible que nunca me había imaginado en mi vida. Y que, bueno, cuando llegas aquí, ¿en qué voy a ayudar? No sé, pero vengo a ayudar”.

Aquel 19 de septiembre de 1985, el Edificio Nuevo León se desplomó como símbolo de la devastación. Entre el polvo y el caos, un grupo de jóvenes voluntarios se organizaba.

(Zurisaddai González/Infobae)
(Zurisaddai González/Infobae)

“A los primeros que me encuentro son al grupo scouts, jóvenes scouts que tenían el cordón aquí en Reforma y que nos ayudaron a organizarnos. Y formé parte de un grupo de jóvenes que veníamos de distintos puntos de la ciudad, porque ninguno éramos de aquí de Tlatelolco, que veníamos precisamente a solidarizarnos y ayudarnos”, relató.

De voluntario a profesional de la protección civil

La tragedia cambió el rumbo de su vida. “Yo quería ser médico veterinario, ahora soy profesional de la gestión integral de riesgos y de la protección civil”, confesó.

Para él, aquel sacrificio colectivo no fue en vano: “Se han formado nuevas generaciones de ciudadanos que lo más importante es que no olvidemos lo que ocurrió aquí, no olvidemos lo que pasó en 2017 y no olvidemos que la historia se puede repetir y que tenemos que seguir preparándonos, que tenemos que seguir fortaleciéndonos”.

(Zurisaddai Gonzalez/Infobae)
(Zurisaddai Gonzalez/Infobae)

La fuerza de la solidaridad

El recuerdo no solo abarca el desastre, sino también los gestos que sostuvieron a la comunidad. “No olvido a una vecina que llegaba puntualmente todas las madrugadas de los días que estuvimos aquí con su ollita de café y su pocillo de peltre a darnos un traguito de café en las noches. Y así como ella, muchísimas personas más”.

Rafael compartió que, junto con vecinos y compañeros, “todos subíamos y bajábamos de los escombros y hacíamos diversas tareas: recuperar los cuerpos, asistir a los sobrevivientes, los compañeros que tenían aquí los puestos de alimentos, de suministros, de herramientas y que seguían trabajando”.

Prepararse para el futuro

Más que una remembranza, su mensaje fue un llamado a la acción. “Lo más valioso es que preparando a la ciudadanía, enseñándole a la gente, formando a los jóvenes, salvamos más vidas”, afirmó.

La memoria de esta tragedia representa un llamado permanente a fomentar la prevención y reacciones posibles frente a los desastres naturales. Crédito: Luis Martínez - Infobae México

Rafael invitó a cada familia a tener un plan de protección civil: “Que cada quien en su casa dé la primera acción de crear su plan familiar de protección civil. Que invirtamos en nuestro equipamiento, que tengamos nuestro extintor, nuestro botiquín, nuestros detectores de humo, para que hagamos nuestras casas seguras, nuestras mochilas de vida, nuestras despensas de emergencia”.

Y pidió calma para el simulacro de este 19 de septiembre: “Cuando suene el alertamiento sísmico, no entremos en pánico, no digamos: ‘¿Qué hago? ¿Corro, grito, me desmayo?’ No. Tengo que hacer mis acciones preparadas, repliegue y protección si estoy en los edificios altos o una evacuación a las zonas de menor riesgo al exterior”.

Mientras los aplausos cerraban su intervención, Rafael recordó que la historia del 85 sigue viva en cada generación que se organiza para salvar vidas. “Topos Tlatelolco siempre estará aquí presente en este sitio.

Se lleva a cabo la ceremonia (Zurisaddai González/Infobae)