
El pasado miércoles se registró un siniestro que dejó conmocionados a los pobladores de la Ciudad de México (CDMX), del Estado de México (Edomex) y de todo el país.
Y es que en los límites de la capital mexicana y del Edomex, en la alcaldía Iztapalapa, al oriente capitalino, una pipa de gas volcó, lo que provocó que su contenido se esparciera en todo el sitio, y posteriormente, explotó, lo que dejó, hasta el momento, 90 heridos y cuatro personas sin vida.
Videos y fotos que comenzaron a circular en redes sociales mostraron la gravedad del hecho, pues mostraron a las personas severamente heridas caminando, con su ropa y su piel quemadas, y pidiendo ayuda a quienes pasaban por ahí.
También se mostró, por medio de videos, el momento en el que el gas comenzó a esparcirse por el lugar, para segundos después, estallar.
Esta tragedia recuerda a otra ocurrida hace unas décadas, en el Estado de México. Se trata de la conocida como explosión de San Juanico.

¿Cómo fue la explosión de San Juanico?
El 19 de noviembre de 1984, la comunidad de San Juan Ixhuatepec, conocida popularmente como San Juanico, en el municipio de Tlalnepantla, Estado de México, fue escenario de una de las tragedias industriales más devastadoras en la historia de México. Una serie de explosiones en un complejo de almacenamiento y distribución de gas LP de Petróleos Mexicanos (Pemex) dejó un saldo oficial de 498 personas fallecidas y más de 4 mil 248 heridos, aunque los reportes sugieren que el número real de víctimas pudo ser mayor debido al caos y a las dificultades para identificar restos humanos.
El desastre comenzó alrededor de las 5:40 de la mañana, cuando una fuga de gas LP en una de las esferas de almacenamiento desencadenó una explosión de gran magnitud. Minutos más tarde, se produjeron cinco estallidos consecutivos entre las 6:45 y las 7:30 horas, con intervalos aproximados de diez minutos. Las llamas alcanzaron temperaturas superiores a mil grados Celsius y eran visibles a varios kilómetros, tanto en el Estado de México como en la Ciudad de México.
Colonias aledañas como Xalostoc, Alta Villa, Granjas de Guadalupe y Chamizal sufrieron graves afectaciones. Los sobrevivientes describen el siniestro como un “infierno en la tierra”, ya que el fuego arrasó con cientos de viviendas, comercios y calles. Muchas de las casas afectadas estaban construidas con materiales frágiles, como láminas y cartón, debido a que la zona estaba habitada en su mayoría por familias de bajos recursos.
A pesar de los esfuerzos de bomberos y personal de rescate, las llamas persistieron durante varios días debido a la gran cantidad de gas almacenado en la planta. El impacto psicológico en la población fue profundo, y las cicatrices físicas y emocionales de los sobrevivientes permanecen hasta hoy.
El accidente evidenció la falta de planeación urbana y de regulaciones de seguridad industrial en México. En aquel entonces, no existían protocolos de protección civil como los actuales. La cercanía de instalaciones de alto riesgo con áreas residenciales fue uno de los principales factores que agravaron la tragedia.

Tras el siniestro, se implementaron medidas preventivas y modificaciones en los estándares de seguridad, aunque especialistas han señalado que aún persisten riesgos. A pesar del tiempo transcurrido, San Juan Ixhuatepec cuenta únicamente con dos vías de acceso y salida, lo que sigue siendo un factor de vulnerabilidad en caso de una emergencia similar.
Hoy, a más de 40 años del desastre, San Juanico permanece en la memoria colectiva como un recordatorio de los peligros asociados al manejo de materiales inflamables y de la importancia de priorizar la seguridad y la vida humana por encima de intereses económicos o políticos.