
Durante años, la estructura y doctrina de La Luz del Mundo habrían servido como plataforma para una serie de delitos graves, según la acusación presentada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos este miércoles en Nueva York.
La investigación sostiene que los líderes y colaboradores de la organización, encabezados por Naasón Joaquín García, utilizaron su posición para cometer abusos sexuales, delitos financieros y obstrucción de la justicia de las víctimas.
La acusación detalla que Naasón Joaquín García, junto a Sosa, Rangel García, García de Joaquín, Núñez Joaquín y García Peña, aprovecharon la estructura e influencia de la iglesia para amenazar, coaccionar y abusar sexualmente de niñas, niños y mujeres, así como para cometer tráfico sexual.
Además, estarían involucrados en abusar a generaciones de miembros de la iglesia y, posteriormente, destruyendo las pruebas de sus delitos para evitar su detención.

Dicha acusación señala a los miembros de La Luz del Mundo por aprovechar la iglesia para el tráfico sexual de mujeres y niños, a quienes obligaron a viajar y participar en actos sexuales forzados.
Con esta iglesia, los acusados y sus cómplices lograron producir y distribuir pornografía infantil, explotar laboralmente a miembros de la congregación y realizar operaciones financieras ilícitas, incluyendo el contrabando de grandes sumas de dinero en efectivo.
Así operaba la iglesia para cometer abusos
Los documentos judiciales refieren que Naasón Joaquín García contaba con un círculo cercano de cómplices que le facilitaban el abuso de adolescentes y jóvenes. El líder de la iglesia también ordenaba la producción de imágenes y vídeos de abuso sexual infantil, que luego recibía para su satisfacción personal.
Las autoridades han incautado numerosas pruebas audiovisuales que documentan estos delitos, las cuales habrían sido generadas bajo sus instrucciones directas.
Además, se señala que los cómplices seleccionaban a adolescentes dentro de la iglesia para abusar de ellas e introducirlas a sus ilícitos, esto con el pretexto de ser actividades religiosas.

La manipulación doctrinal jugó un papel central en la consolidación de este esquema de abuso. De acuerdo con la acusación, Naasón y su entorno promovieron una cultura de fe y obediencia absoluta, inculcando desde la infancia el temor a la condena eterna y al aislamiento social para quienes desobedecieran o cuestionaran al líder.
Este clima de intimidación habría sido clave para silenciar a las víctimas y evitar denuncias ante las autoridades.
El patrón de explotación atribuido a Joaquín García se inscribe en una tradición familiar que, según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, se remonta a la fundación de la iglesia en Guadalajara, México, en 1926 por Eusebio Joaquín González, conocido como “Aarón”.
Tanto Aarón como su hijo Samuel Joaquín Flores (padre de Nassón) y posteriormente Naasón habrían utilizado su posición de líderes o “apóstol” para abusar sexualmente y explotar a los fieles.
La acusación describe cómo los líderes convencían a niñas y mujeres jóvenes de que servirles sexualmente les otorgaría una “bendición” especial. Estos abusos se habrían perpetuado durante varias generaciones.

El documento judicial identifica a Sosa como una de las principales colaboradoras de Samuel Joaquín Flores, encargada de preparar a menores y mujeres jóvenes para el abuso sexual, además de participar directamente en estos actos durante años, conducta que continuó bajo el liderazgo de Naasón.
Por su parte, García de Joaquín, esposa de Samuel y madre de Naasón, habría facilitado el acceso de su esposo a menores y mujeres, y también habría cometido abusos sexuales de manera directa.
Rangel García es señalada como una de las principales cómplices de Naasón, responsable de preparar a las víctimas y de abusar sexualmente de varias de ellas durante años.
En el plano financiero, la acusación sostiene que Naasón y sus colaboradores desviaron fondos provenientes de los diezmos de los fieles para financiar los abusos sexuales y mantener un estilo de vida lujoso.
Los recursos, que los creyentes entregaban convencidos de que serían destinados a actividades legítimas de la iglesia en Estados Unidos, México y otros países, habrían sido utilizados para costear viajes internacionales, alojamiento en hoteles de alto nivel, la compra de juguetes sexuales y productos de limpieza para destruir pruebas, así como para adquirir automóviles de lujo, joyas, ropa costosa, vacaciones exclusivas y vuelos en jets privados.

De acuerdo con la investigación, los acusados y sus cómplices amenazaron y castigaron a las víctimas, además de destruir las pruebas para evitar su detención.
Tras la detención de Naasón Joaquín García en California en 2019 por cargos estatales relacionados con el abuso sexual de menores, los miembros de la iglesia habrían presionado a las sobrevivientes para que negaran los hechos y castigaron a quienes intentaron denunciar.
Las acciones para eliminar evidencias incluyeron triturar documentos, quemar materiales y sumergir dispositivos electrónicos en agua.
La acusación señala a Núñez Joaquín por haber fingido ser abogado de la iglesia para impedir que las víctimas denunciaran los abusos, mientras que García Peña, como jefe de relaciones públicas de Naasón y de la iglesia, habría utilizado su posición para obstaculizar las denuncias ante las autoridades.
La investigación sobre las operaciones de La Luz del Mundo y sus líderes continúa abierta. El Departamento de Justicia de Estados Unidos ha solicitado que cualquier persona que haya sido víctima o posea información relevante sobre los hechos denunciados se comunique a través del número 212-637-1033 o mediante el correo electrónico USANYS.LLDM@usdoj.gov.